Capitulo 20

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Al final ayer, después de todo, me quedé dormida en cuanto terminé de cenar algo liguero, una menestra de verduras con atún y mayonesa. Estaba tan cansada que caí en la cama y me dormí enseguida.

Hoy toca un bol de yogur natural con cereales y fresas, la combinación perfecta para coger fuerzas para el día. Me visto después de desayunar, un short corto vaquero oscuro, una camiseta de tirantes con estampas de El rey león de Disney, unas bambas negras, una diadema burdeos, de esas de tela, y el collar que tengo desde pequeña, que me dio mi padre, un collar de plata con una chapa redonda con la inscripción «siempre estaremos juntos». Es lo más bonito que tengo de él, siempre lo llevo conmigo.

A punto de salir por la puerta, le pongo la comida y el agua a Arrow, cojo todo y me dispongo a cerrar. Dándole la última vuelta de llave a la puerta de casa, suena el móvil, guardo las llaves y cojo el ascensor para bajar, así me da tiempo y lo miro.

Es un mensaje de WhatsApp de un número desconocido para mí:

«Buenos días. Me encantó conocerte, ¡eres increíble! Espero que no te importe que te haga esta propuesta, ¿te apetecería que tomáramos un café juntos? R. H.».

¿De quién era este mensaje?, ¿cómo tenía mi número de móvil? No sabía si responder o no, así que apresuré el paso a por mi coche e ir en dirección al Starbucks, cerca de la comisaría. Llevaba mi portátil y así avanzaría en los estudios, y si tenían que avisarme, estaría cerca.

Con el coche en marcha, me pongo la música y empiezo a escuchar el último álbum de Taylor Swift, Lover, que ha sido producido enteramente por ella. Es un gran disco con grandes canciones.

Ya en el Starbucks, saco mi portátil, me siento en una mesa pequeña para dos y espero a que la chica me atienda.

-¿Qué desea tomar? -me pregunta la chica educadamente.

-Tomaré un frapuccino con chocolate y una porción de cheesecake -le respondo.

-Perfecto, ¿con qué nombre la apunto? -me dice amablemente.

-Nellya.

-Perfecto, en un rato se lo traigo a la mesa.

-Muchas gracias -contesto.

La chica se aleja y se va a la barra a realizar mi pedido. Mientras tanto, enciendo mi portátil, que, por suerte, es rápido, y me pongo a buscar la página web de la universidad para hacer la tarea pendiente.

En ese instante recibo un wasap.

Entiendo que tengas miedo de mí, porque no sabes quién soy, la verdad es que tal vez ni me recuerdes. Soy el agente Roi Hook, el que ayer estuvo en vuestra comisaría, vi tu interrogatorio, en el que, por cierto, estuviste genial.

Cuando leí el mensaje me detuve en su nombre, ¡Roi Hook!, ¡Roi!, estuve pensando, hasta que apareció la chica con mi pedido, entonces cojo un trozo de cheesecake y me lo como, ese sabor que tiene ¡me encanta!, podría comer este postre toda mi vida.

Entre el olor del frapuccino y el cheesecake, que inunda mi cabeza, miro el móvil y pienso en el nombre del mensaje. Ya encontré la conexión con él, era el chico que Eiron nos presentó ayer, el que pedía mi ayuda.

Abro la conversación y le respondo: «Hola. ¿Cómo tienes mi número de móvil? Sí recuerdo quién eres».

Rápidamente veo un «escribiendo...» y me responde al instante.

Eiron me dio tu número, ya que en mi comisaría necesitamos ayuda con un caso, nos gustaría que vinieras a vernos. Espero no haya sido molestia.

Te espero aquí en la Comisaría 24.

Le mando un mensaje: «¿Podrías mandarme la dirección de la comisaría?».

Mientras el mensaje se envía, me pongo a mirar la web de la universidad y a anotar las tareas de las asignaturas para hacerlas en los ratos libres.

Después de eso y de anotar las fechas de los exámenes online, cierro sesión y apago el portátil. Lo meto en su funda y de ahí al maletín. Me termino el cheesecake de dos bocaditos y me levanto. Me pongo el maletín en el hombro, el bolso y me llevo el frapuccino conmigo, es lo bueno de que te lo preparen en vasos para llevar, así en el coche es más fácil.

Antes de salir, suena el móvil. Es un mensaje de Roi: «La dirección de la comisaría es Avenida Kennedy 24».

Conocedora ya de la dirección, me voy hacia el coche caminando por la acera, los rayitos de sol son increíbles, tengo ganas de tomar el sol en alguna terraza y disfrutar de un buen margarita. Me meto en el chat y guardo en mi agenda de contactos al agente Roi.

Llego al coche y desactivo el mecanismo del bloqueo de puertas, pero antes de meterme dentro diviso a Eiron, que está fuera de comisaría, me saluda con la mano y yo le respondo igual. Entro al coche, lo arranco y pongo música, en este momento empieza a sonar una canción de Camilo, Mi lugar favorito, ajusto el volumen de la radio para que así suene toda la música por igual en todo el habitáculo. Después conecto el bluetooth del coche y del móvil para poder estar conectada rápidamente por si alguien me necesita.

Antes de salir a la carretera, conecto el GPS, con la dirección que me ha dado Roi para poder llegar a la comisaría. Esperemos que no se pierda, porque la verdad es que con estos cacharros o te mandan al quinto pino o te llevan a Mordor.

Ya en carretera, empiezo a notar que la música de la radio suena cada vez más bajito. Entonces suena mi móvil, con tres toques seguidos se activa el bluetooth.

-¿Nellya? -dice una voz.

-Sí. Soy yo -contesto alzando la voz-, estoy conduciendo, pero puede hablarme, está en manos libres con el bluetooth del coche.

-Nellya, soy Leyna, tu tutora -me dice.

-Hola, Leyna, ¿qué tal? -pregunto.

-Bien, todo bien. Quería hablarte sobre el tema del curso, sé que estás ayudando en la comisaría y quería avisarte de que por esa ayuda te convalidamos la teoría, pero solo pedimos una cosa, y es que nos hagas un TFG sobre cómo es trabajar en la comisaría y en los trabajos de campo.

-Perfecto, lo haré en los ratos libres -contesto-, muchas gracias por la noticia.

-Adiós -se despide.

Se corta la llamada y yo sigo en la carretera, a punto de llegar a mi destino.

«Su destino se encuentra a cuatro minutos a la derecha», suelta la chivata del GPS.

En cuanto puedo, giro a la derecha y sigo hacia adelante.

«Ha llegado a su destino», dice la vocecita.

Miro a los lados en busca de la comisaría y la veo ahí, en un portón antiguo, de esos como los de Scotland Yard en tiempos de las aventuras de Sherlock Holmes. Y la bordea un arco superficial de ladrillos pequeños. Toda la fachada es de color beis, con vetas más oscuras por el desgaste del tiempo.

Busco por esa calle aparcamiento, pero cerca no hay, por lo visto, los hay exclusivos para los agentes de la comisaría, así que sigo calle arriba y encuentro que un coche está saliendo de su plaza justo en la esquina. Detengo el coche, pongo las luces de emergencia y espero a que salga el coche y a continuación aparco el mío con total tranquilidad. Ya con el coche bien aparcado, apago el motor y cojo todas mis cosas. Quito el seguro coche y salgo. Después, vuelvo a poner el seguro.

Camino en dirección a la puerta de la comisaría, que está a unos minutos desde donde he aparcado. La verdad es que me es extraño ir a otra comisaría que no sea la habitual, donde suelo trabajar con los chicos. Enfrente de la puerta, cojo aire profundamente y me encamino a la entrada.

ASESINOS EN LA OSCURIDAD [Papel & Ebook] #ttw2021Where stories live. Discover now