Capitulo 16

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Los chicos me miran con cierta incredulidad y muy pendientes de las noticias que iba a darles.

—¡Dispara, dinos quiénes son Kelly y Bex! —grita Eiron ansioso de saber mi respuesta.

—Pues…, por lo visto, Kelly y Bex… —comienzo a decir mientras pienso cómo darles la gran noticia— son…

—¡Dilo ya!, deja tanto misterio, ¡por Dios! —exclama Dayron con ganas de que acabara la intriga y con cara de pocos amigos.

—¡Bueno…!, pues Kelly es la mejor amiga de Evolett, y Bex… ¡es el señor Carey! —informo emocionada, ya que yo tampoco me lo esperaba cuando me lo dijo Beil.

—¿¡El señor Carey!? —dijeron los chicos asombrados y con los ojos como platos. Se notaba que no se esperaban esta noticia.

—Sí, me lo comentó Beil cuando hablé con ella en privado en la sala de interrogatorios. Descubrí la foto de Evolett de adolescente en su cuarto cuando examinábamos la escena del crimen, y Dayron estaba allí también —les expliqué cómo llegué hasta esa gran noticia.

—Bien, entonces ya sabemos por dónde empezar a interrogar a estas dos personas —dijo Eiron para que se enteraran todos—. Nellya, tú y Kyan id a ver a Bex, el señor Carey tiene que tener una entrevista con vosotros y explicaros más sobre lo sucedido —ordena, y al minuto se gira y en dirección a Jaden—. Tú te encargarás de encontrar a Kelly para el interrogatorio y, por último —concluye Eiron señalando a Dayron—, tú te quedarás aquí, en comisaría, a ver si encuentras más datos importantes al revisar la escena.

Todos asentimos como aprobación a sus órdenes y cada uno se puso en marcha para hacer lo que le encomendaron.

—Vamos a buscar la dirección de la empresa del señor Carey —propone Kyan.

Yo estoy todavía observando a Dayron, con cara de pocas ganas por hacer lo que le encomendaron, la verdad es que el chico es muy bueno en el trabajo de campo…, pero a veces se pasa de chulito, ¡se lo tiene bien merecido!

—Nellya, ¿me estás escuchando? —dice Kyan, que me acerca una mano enfrente de la cara y con un chasquido me vuelve a mi sitio.

—Sí —le respondo rápidamente, y nos ponemos manos a la obra.

En cuanto encontramos la dirección de la empresa del señor Carey, o Bex, como se llama, nos la apuntamos en un pósit y nos encaminamos en dirección al aparcamiento de la comisaría para coger el coche e irnos lo más rápido posible.

En la carretera hay algo de atasco, aunque era raro que a esas horas hubiera un tráfico tan lento, pero siempre puede ocurrir en el centro de la ciudad, la apoteosis de los atascos.

Al fin, después de un rato, empezamos a avanzar por nuestro carril, una alegría por mi parte, porque de verdad que odio los malditos atascos, eso y los semáforos…, ¿a quién se le ocurrió poner tantos en una vía con ese tráfico?

Kyan conduce muy bien, aunque, a decir verdad, no me va mucho ser el copiloto, adoro mi coche y no se lo dejo usar a nadie, es mi pequeño niño mimado.

Ya llegamos a la empresa del señor Carey, era uno de esos edificios enormes que, cuando miras para arriba, parece que son interminables. Entramos directos al edificio, hay un hombre de seguridad en la entrada que nos da las buenas tardes y nos deja seguir nuestro camino.

—Espera, ¿cómo nos dejan entrar así, sin más? —le pregunté a Kyan.

—Le he enseñado mi placa de agente —responde—, ¿sorprendida?

La verdad es que sí, estaba sorprendida, no había caído en la cuenta, mira qué no reparar en ese detalle, ¡claro!, como siempre se me olvida enseñar la mía… Tendré que enseñarla más a menudo, si no, a este paso, me meteré yo solita en problemas.

Rápidamente subimos en el ascensor a la octava planta, ahí se encontraban los departamentos y la oficina del señor Carey. No tardamos nada, en cuanto salimos del ascensor, nos dirigimos, recorriendo un pasillo, al despacho del señor Carey. Cuando llegamos a la puerta del despacho, una rubia con cara de tontita nos para en seco.

—¿Tenéis hora con el señor Carey? —nos pregunta mientras se lima las uñas y masca un chicle.

—Venimos a ver al señor Carey —le respondo.

—¿Y ustedes son…? —insiste la rubita con cara de pocas ganas de trabajar.

—Nosotros somos agentes de policía, señorita —le responde Kyan, que acto seguido saca su placa y se la muestra.

Nos cede el paso y abrimos la puerta del despacho. Allí nos encontramos al señor Carey de espaldas, mirando el paisaje pensativo.

—Señor Carey, somos los agentes Kyan y Nelly —se apresuró a decir Kyan.

—Pasen, sean bienvenidos —contesta—. Pueden llamarme Bex, si lo prefieren. —Se da la vuelta para mirarnos y sentarse enfrente de nosotros, en un sillón gris claro que está justo delante de un sofá del mismo color, en el que nos encontramos sentados Kyan y yo—. Imagino a qué se debe su presencia —nos dice.

—Exacto, venimos para saber que pasó el día de su boda, el porqué de ese trágico final —cuenta Kyan.

—¿Podría explicarnos esto? —Saco la foto que tengo guardada en el bolsillo y se la entregó a Bex—. La encontré en casa de Evolett durante la investigación.

—¡Qué recuerdos! —dice Bex mientras se le saltan unas lágrimas al ver la foto que sujeta—. Esta foto es de cuando conocí a Evolett, cuando éramos unos adolescentes —nos cuenta—, hace tanto tiempo de eso…

—¿Y sabe quién podría sentir rencor hacia su mujer? —pregunta Kyan

—No, la verdad es que ella siempre ha sido muy amable con todos y, que yo recuerde, nunca ha tenido problemas con nadie —afirma Bex.

—Bien, señor, ¿y podría decirnos dónde se encuentra Kelly? —pregunta Kyan—, sabemos que es la otra chica de la foto.

—Sí, vive en el número 34 de la Quinta Avenida —nos dice Bex—, ahí podrán encontrarla y charlar con ella.

En ese instante suena mi móvil, lo miro y es de comisaría. Lo cojo y al momento escucho la voz de Eiron.

—¿Sabéis algo? —me pregunta.

—Sí, sabemos la dirección de Kelly, la amiga de la infancia de Evolett —le informo—, nos dirigimos para allá mismo Kyan y yo.

—Perfecto, id para allá. Os espero aquí, en comisaría, cuando volváis.

—Tenemos que irnos, Bex, gracias por la amabilidad —le digo.

—Gracias a vosotros por la visita —responde.

Nos levantamos del sofá, nos despedimos de Bex y nos dirigimos en dirección a la salida para coger el coche e irnos al piso de Kelly.

Cogemos rumbo a la autopista con el coche, el aire acondicionado puesto y en busca de encontrar la verdad de este caso.

ASESINOS EN LA OSCURIDAD [Papel & Ebook] #ttw2021Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora