CAPITULO 3: MIRADAS

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CAPÍTULO 3: MIRADAS

Me encuentro en mi habitación lista para ir a mi primer día de escuela, por fin veré a mis amigos; el tema del restaurante no se tocó para nada en la casa, mi hermano solo ignoró eso, y le estoy agradecida, solo quiero olvidar esa humillación; si se preguntan sobre mis dibujos, sí he seguido dibujando al idiota de Max, es algo involuntario y algo masoquista de mi parte.

— ¡POR DIOS JESSICA! — Brinco del susto al escuchar la voz de mi mejor amigo Karl en mi habitación, creo que a él no le enseñaron a tocar la puerta. — Te he estado pitando desde hace como unos 15 minutos, todos tus vecinos salieron a maldecirme.

— ¿Sabes que existen los teléfonos celulares para llamar verdad? — Le digo mientras me levanto a buscar mi bolso.

— Serviría de algo tu descubrimiento, si tuvieras prendido tu teléfono. — Lo miro asombrada.

— Mi teléfono no está apagado. — Lo miro extrañada y voy directo a buscar mi teléfono "cargando" y lo digo entre comillas, porque NO estaba cargando y se apagó. — Mierda.

— Esa boca — me dice en un tono amenazante. — Mejor vamos que se nos hace tarde y tengo que recoger a Mía también. — Mía es mi otra mejor amiga, nos conocimos cuando entré a la secundaria y de ahí nos hicimos grandes amigas, Karl vino después, llegó nuevo y nosotras nos le acercamos para que tuviera compañía, y desde ese momento no se nos despegó. Salimos de mi casa y una duda inundó mi cabeza. — Karl, como entraste a mi casa, si mi hermano no está. — Mi hermano, que puedo decir de él, así como se ve todo rudo, es un loco enamorado, me dijo que se iría 2 antes horas de entrar a la Uni para poder recoger a su novia y pasar tiempo con ella el primer día de clase, como si en las vacaciones no hubiera estado con ella.

— Por el patio de tu casa, ¿se te olvida que la chapa de la puerta del patio está dañada?— Como olvidar eso, me quedé encerrada en la casa, mi hermano olvidó que estaba allí, no sé en qué mundo estaba y le echó llave a la puerta de entrada, cabe aclarar que a la puerta de entrada solo se le puede poner y quitar el seguro por fuera, por dentro no ya la puerta del patio siempre le echábamos seguro en la noche y pues las llaves las tiene mi hermano, ese día tenía la prueba de fin de año escolar, y no podía faltar, así que rompí la chapa para poder salir; jamás arreglamos eso, por tres razones; falta de tiempo, pereza y por si volvía a ocurrir.

— Es verdad, entonces vamos. — Sentí una mirada pesada en mi espalda así que miré a los lados y ahí estaba él, MIRANDOME, me estaba mirando, con una cara indescifrable, una mirada seria, pero con el solo hecho de estarme mirando lo demás no importa; nuestras miradas se cruzaron, pero inmediatamente la retiré, sentí que me estaba poniendo roja.

— ¿Desea que le envíe una carta de invitación a la madame para que entre a mi humilde carruaje? — Por estar mirando a mi vecino, no me percaté de que Karl me había abierto la puerta.

— ¿Y esta amabilidad? ¿A qué se debe? — Karl JAMÁS me abrió la puerta del carro, eso me hace sospechar de él.

— Cortesía de la casa, no te acostumbres. — Me guiña el ojo, mientras subo al carro y me cierra la puerta. — Espero que me ayuden con las matemáticas. — Me dice mientras se sube a mi lado.

— Lo sabía, sabía que tenía un interés de por medio. — Río mientras enciende el auto.

— El año pasado ayudaste a Mía, ahora es mi turno. — Tiene razón, al ser buena en matemáticas corroe el riesgo de ser atacada por mis compañeros para que los ayuden; no es por presumir, pero soy un prodigio en matemáticas, representó al colegio en competencias de matemáticas a nivel estatal, llevamos 3 años con el primer puesto, esperemos a ver este año que tal nos va; pero no se confunden, solo soy así en matemáticas porque en el resto de las materias me va PESIMO.

Solo ÉlWhere stories live. Discover now