I'll be your serenade

15 3 0
                                    


Podría poner cualquier otra canción. Pero Serenade de Banners me trae una tranquilidad increíble. En estos días con el eclipse que hubo, entre muchas cosas más (de astronomía claro) veo cómo cada año volvemos al mismo lugar, las constelaciones cambian, los planetas dejan de verse o se ven más grandes, todo eso... Como cada año no es igual al anterior. 

Hoy por primera vez, salí por un momento a estar sola conmigo. Había salido, claro que sí con amigas, con mi familia... Pero no me había puesto a prueba a mí. Volver a sentir ese gusto por estar sola caminando en un lugar, yendo a casa o simplemente despejar la mente. Creo que la primera buena señal es que no le temí al camino, mamá fue a otro lado así que no me pudo llevar hasta la parada, mi hermana se quedó tomando clases: Era mi decisión irme solita o no. 

El estar fuera de la puerta cerrando con mis llaves, me hizo ver que llevaba años sin hacer eso: tomar el transporte. Algo tan sencillo como eso me daba pánico. Me desanimaba. Ir a repetir la misma ruta y tener que sufrir lo mismo de siempre, las mismas niñas molestándome en cada rincón menos en la biblioteca. Los murmullos, la soledad. Es curioso porque siempre he amado estar sola cuando tengo la oportunidad de estarlo o cuando se da... Pero ahora lo odiaba. Hoy, me di cuenta de que, hace prácticamente dos años o quizá poco más, estaba curiosamente en el mismo lugar.

La misma plaza, los mismos puestos más algunos nuevos que abrieron, algunas remodelaciones pero al final, el mismo sitio. Recordé mis pasos casi al momento, la vuelta para ver la plaza recordar si ocupaba comprar algo, comprar un café porque tenía frío. El mismo lugar pero no me sentí como la misma persona, me sentí valiente, fuerte. Una sensación nueva que voy conociendo apenas de mí, ese valor que me motiva a no permitirle a los malos pensamientos dominarme.

Las mesas siguen iguales eso sí, el mismo árbol de Navidad con las mismas esferas rojas enormes y luces hasta lo más alto. Recuerdo que hace dos años me senté ahí, dibujaba, hacia algo para subir a mi cuenta. Vi el árbol, la época de los regalos, la gente paseando comprando ya algunas cosas... Me puse a llorar. El árbol de Navidad en esas plazas es tan enorme porque nos intenta dar calor, gritando: ¡Se acabó el año! Y me sentí tan sola y vacía en ese ambiente cálido y de sonrisas, de risas y carcajadas que sin más, cerré la libreta y me puse a llorar. 

Por mí, por ti. Por lo que se suponía sería.

Sola.

Personas viéndome en cada rincón, qué escena: Un árbol de Navidad inmenso, una chica frente a él sentada, dibujando y de pronto llora frente a ese enorme árbol artificial. Casi pude escucharme sorbiendo por la nariz sin poder ver nada, los lentes frente a mí machados de agua salada, casi pude sentirlo todo. Otra vez. Sólo que esta vez no se sentía igual, se siente como un lejano recuerdo que duele, que entristece pero que no permanece.

Esta vez, pedí mi café y un pastelito de lo más delicioso que he probado y me senté para leer. A esperar. No para llorar, esta vez también reí algo que llamó mi atención ver mi cara tensada por la curva de una sonrisa me sorprendí porque fue una sonrisa que salió de lo más profundo de mí. Que me dice que estoy viva. Aún vivo, aún hay toda esa vida dentro de mí. Hoy por fin sentí el calor de la gente cuando sonrío, cuando hablo, cuando le digo a aquel señor que ha dejado caer esa moneda... Al fin se siente como una versión alegre de mí, que honestamente creí perdida.

Esa niña que lloró y se acabó el papel de su mochila, dejó el café enfriar y no volvió temprano a casa para calmarse... No sabía por qué la supuesta persona que la quería la trababa con tal indiferencia, con ese muro que siempre pusiste. A día de hoy tampoco lo sé, pero no duele de la misma manera, lo que ha cambiado es que ahora no sólo creo que no merecía todo ese mal trato, lo sé. 

Estoy segura de que no merezco para nada, ese mal trato. No merecía todo eso y jamás entendí por qué, con cada día, empeoró tanto tu trato hacia mí. El desinterés. Pero es un peso menos saber que no fue mi culpa y que no me lo busqué... Algo que me sorprendió en estos meses es que al fin puedo caminar recta, mirando al cielo de vez en cuando ¿No es genial? Siempre miraba al piso incluso cuando iba sola o no estabas (ni nadie de los que me molestó) ahí. Pensé que había ganado el que los demás me hicieran daño, que habían logrado dejarme en tal estado que, ni frente al espejo, me reconocí. 

No es así.

Caminé, vi las cosas que me gustan, compré un par de moñitos para mi cabello, agradecí, di la hora a los extraños, agradecí al encargado de la tienda sonriendo en vez de evitar cualquier contacto visual. Es tan curioso. Aún no me acostumbro, no es tan sencillo como parece. Todavía sentí el vacío que siempre dejaste incluso cuando estaba junto a ti, sentada donde estabas. Esa distancia que no se acortaba por más esfuerzo que puse... Un vacío que se sintió diferente, muy diferente. 

Al inicio debo confesar que te deseaba que lloraras al menos la mitad de lo que yo. Hoy puede que lo piense, pero no lo deseo. Una serenata debe ser agradable al oído, un buen sabor ¿No? Creo que nunca me fui. Así lo siento. El pedazo de mí que te llevaste era único e irrepetible, se fue contigo para bien o mal, incluso yéndome me sentía ahí a veces atada y prisionera como un hilo invisible, a veces tan libre y suave como el aleteo de una mariposa. Pero ahí, contigo.

Aún lo siento pero es diferente, sé que lo que puedo encontrar no es la persona a la que en una banca, en esa misma plaza, tomé de la mano para que pensáramos en un futuro conjunto. No estar más solos. Prefiero quedarme con esa persona que pude conocer y sacar a la luz, no con la que traté en esos meses y esos días de abandono. Quizá no se acaba de la forma en que me muriera pero tampoco permanece como antes.

Sigo ahí, siempre estaré ahí. En tu hombro, en las mariposas blancas y su dulce y pacífico vuelo; siempre estaré. Pero no para permitir más cortaduras, más heridas, no para permanecer abandonada. No merezco estar en un sitio como ese, solitario y oscuro.

Pero sigo estando.

Hay una canción que, quizá algunas partes no quedan, pero lo principal que dice: 


We were hopeless romantics
How did this happen?
Baby, our love was beautiful, now it's tragic

Describe muy bien lo que pasó, lo que nos pasó. Lo que permitiste que nos pasara. Claro que aventarte todo sería demasiado también, como sea, es curioso ver que todo cambia en un año. Espero que encuentres tu lugar, no me refiero a con una persona o en un trabajo, tampoco en una casa y menos en una situación económica. Si no el lugar a donde perteneces, a donde el ojitos brillantes merece estar, donde puede volver a ser ese niño dulce e ingenuo que es sincero. 

Y espero estar ahí para verlo, aunque sea como una serenata, una mariposa blanca, una de nuestras canciones... O en alguna forma en que puedas saber, que soy yo.

La otra canción que iba a poner de donde es el yrics se llama Hopeless Romantics de James TW, la que puse arriba es de Banners y se llama Serenade.

Quiero poner lista de canciones de nuevo peeeeeeero creo que lo guardaré para el libro o alguna otra nota.

Conectando Estrellas *Notas de autora*Where stories live. Discover now