El Santo Grial [JeriBan]

Dilema

La elección sin sacrificio solo es una opción sin vocación, solo perdiendo se puede deleitar la verdadera recompensa.

Aún en posición defensiva el peliazul miro asombrado a las criaturitas que se encontraban delante de él. Sus oídos no habían escuchado mal, por fin habían llegado a su destino aunque no de la mejor manera. El cuerpo en temperatura de su compañera de viaje le recordó todos los obstáculos que había enfrentado y que todo esto aún no terminaba. Lun, la pequeña duendecilla, se acercó un poco más y miro detenidamente a ambos jóvenes, estudiando su situación y meditando sus próximas palabras.

—La chica está sufriendo una terrible enfermedad, es vital que sea atendida de inmediato.— dijo la pequeña con preocupación pero su expresión se torno seria y determinante. —Humano debes abandonar tus posesiones mundanas si deseas entrar en la tierra sagrada de Hallelujah, debes decidir pronto, a ella no le queda mucho tiempo.

El bandido medito sus palabras por un segundo pero no necesito mucho para decidir, había mucho en juego para dudar en ese momento. De inmediato dejo caer todo lo que poseía, nada tenía mayor importancia que salvar la vida de la fémina. La voz de Bin volvió hacerse presente en la conversación.

—Todos aquellos que desean ingresar a nuestra tierra deben hacerlo por su propia voluntad y medios, pero dada la situación se te permitirá entrar cargando a tu acompañante en tus brazos.— dijo en un tono demandante, estaba totalmente en desacuerdo con ello pero no podía ir en contra de los deseos de su superiora. —Siguenos humano, no debes detenerte en ningún momento o podrías perderte por toda la eternidad en el laberinto de la cueva.

Sin discutir, Ban los siguió dócilmente, realmente no quería discutir innecesariamente, en su mente solo existía dos cosas: salvar a la chica y la dudosa posibilidad de cumplir su misión. El camino era escarpado y reducido lo que era difícil de transitar con un cuerpo sobre él pero aún así logró pasar cada uno de los obstáculos, le impresionó la cantidad de túneles que existía, fácilmente podría perderse y nunca encontrar la salida al mundo exterior. Después de lo que pareció una eternidad caminando entre grutas una intensa luz que pudo mirar al final del camino instalo una emoción de curiosidad en el hombre quien apresuró el paso para llegar al final del túnel.

El panorama del lugar era simplemente espectacular, algo nunca visto en los múltiples viajes que había realizado en su vida. El bello escenario delante de él le transmitió una sensación de calma y tranquilidad, cómo si un respiro de aquel aire tan puro fuera suficiente para que cualquier mortal olvidará las penas de su alma y pudiera vivir en paz. Deleitado por el paisaje el pecado de la avaricia casi había olvidado la gravedad de la enfermedad del cuerpo que tenía entre sus brazos. Un sutil movimiento de dolor por parte de la pelilila lo hizo regresar en si y con ello la creciente preocupación sobre su estado físico.

Ban aún permanecía incrédulo de que consiguiera llegar a un lugar nunca visitado por otro ser y sobretodo todo el como lo había logrado. Pero toda esa duda de evaporó al mirar el imponente templo que se encontraban delante de ellos. Los duendecillos lo guiaron hasta la entrada principal donde se detuvieron por un momento, aquello provocó un poco de desconfianza en el bandido, literalmente estaba en una enorme desventaja si todo aquello había resultado en una trampa para atacarlos, sin armas y con el cuerpo de Jericho con él las posibilidades de victoria se reducían notablemente. Cómo si Lun leyera sus pensamientos le dedicó una mirada tranquilizadora y pronto habló.