El Santo Grial [JeriBan]

El inicio de la travesía

La esperanza es el agua que alimenta el espíritu, aquel que mantiene la armonía entre lo catastrófico y lo pacífico.

Con el amanecer de un nuevo día, una nueva llama de ilusión y esperanza se instaló en el corazón martirizado del pecado de la avaricia. Ban no pudo esperar el nuevo resplandor del astro rey en el cielo, apenas logró conciliar el sueño pensando en las múltiples posibilidades de traer de vuelta a su gran amor, pero también tomó un pequeño tiempo para llenar su cabeza con pensamientos lúgubres acerca de los fracasos que había tenido y que podría sumarse uno nuevo. Pero no dejo que las emociones negativas lo consumiera y desistiera de abandonar su promesa, sabría que no sería necesario, que si la información otorgada por la hechicera resultaba en un abismo sin fin, él mismo se perdería y dejaría a Elaine atrás.

Termino de alistar la pequeña bolsa de viaje que siempre usaba, la misma con quién abandonó la ciudad de los ladrones, la misma con la que llegó al bosque del rey hada y conoció al hada sacra. Ban se dio cuenta que todo lo que le rodeaba le recordada ferozmente a la rubia, una parte de él estaba consciente que su amor por ella se estaba convirtiendo en una obsesión pero otra muy grande le recordaba los buenos momentos que vivió a su lado.

Cuando terminó, se dirigió escaleras a bajo, dispuesto a emprender su viaje pero le sorprendió la presencia que lo esperaba de pie a la mitad de la taberna.

—Bastardo ¿Pretendes marcharte y sin despedirte?

—Realmente lo prefería, pero siempre sabes lo que haré, Capitán.— dijo mientras una sonrisa burlesca se dibujaba en su rostro.

—Es por eso que somos mejores amigos.— Meliodas también sonrió pero de un momento a otro su sonrisa se desvaneció y fue sustituida por una expresión seria. —Ban, iré contigo.

—No es necesario Capitán, esto es algo que debo hacer por mi cuenta.

—Por supuesto que no. Todos estos meses lo has echo tú solo y te has ido derrumbando poco a poco con cada fracaso. Estoy cansado de solo observar tu sufrimiento y no poder hacer nada, ahora tengo la posibilidad de ayudar.— el rubio cruzó los brazos sobre su pecho, asumiendo una postura autoritaria. —Asi que por eso te acompañaré en tu travesía y no acepto negativas, no me hagas llegar hasta la posición de ordenar que te acompañe.

Ban se permitió analizar la situación un momento, tratando de hallar una manera de solucionar y terminar con esta conversación.

—Lo agradezco mucho Capitán, pero no lo puedo aceptar. Esto es algo que debo hacer por mi cuenta, y no solo por mí sino por la promesa que le hice a ella.— el peliazul cerro por un momento los ojos, suspiro de forma pesada y volvió abrirlos, mirando fijamente a la persona frente a él. —Además debes quedarte con la princesa Elizabeth y atender el Boar Hat, no puedes simplemente irte sin esperar que tu novia se preocupe por ti. Tú puedes disfrutar de ese privilegio, así que no lo desaproveches.