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Mark y Yuta habían empezado a tener citas, o algo así. Solía salir a comer o pasear, pero siempre he tenido con Rosé y terminé comiendo helados o entrando a la sección de juegos en cualquier lugar que estuvieran. Así que Yuta le había sugerido que había algún lugar donde estaban solos cosa que a Mark no le había agradado del todo, no por pasar tiempo con Yuta sino porque no sabía con quién dejarían a su hija.

Después de eso conoció a Kira, una señora de edad media que parecía ser muy dulce y que a Rosé le caía de lo mejor. Todavía así Matk había tenido que conocer y analizar a la señora por más de una semana antes de dejarla con Rosé por tres días, de todos los modos termino hablando con Donghyuck y este le dijo que por fin viajaría allá para quedarse con ellos lo que le quedaba de embarazo, Mark estaba casi en el último trimestre.

En fin, luego de una semana intensa en la que Rosé le dijo que estaría bien con Kira y que esperaría a sus tíos pudo estar en paz. Luego de una hora de viaje en helicóptero no mismo, con un Mark casi muerto llegaron a Nagasaki, una casa hermosa en la playa.

-¿Esto es tuyo? -Preguntó mirando al rededor.

Caminó lentamente mirando lo lujoso pero acogedora que era la casa, era de dos pisos, el suelo era de madera y la brisa que venía del mar se muy muy relajante, sus bebés patearon y sonrió pensando que tal vez a ellos también les encantaría el mar. Miro a Yuta, estaba agachado buscando algo en su mochila desesperado.

-Yuta...

-¿Eh? -Lo miro.-Ah, si, la casa es mía. -sonrió poniéndose de pie con su celular en mano. -La compre por ... se encogió de hombros. -Olvídalo, ¿podemos llamar a Rosé?

Mark lo miró con los ojos entrecerrados anotando sacarle la respuesta luego.

-¿No eras tu él que decida que deberían estar alejados de todo? -Sonrió caminando hacia él.

-Si pero, la extraño. -dijo en voz baja haciendo un puchero inconsciente.

Mark rodó los ojos y asintió tomando el celular de Yuta para llamar a su hija.

🌷

El primer día había sido solo de relajarse.

En la tarde se habían metido en la alberca y habían conversado como no habían tenido mucho tiempo. Sin sarcasmos, sin progresión, sin hablar de sus hijos, solo hablaron de ellos mientras comían frutas y recordaban sus azañas en la secundaria, riendo al grado de casi llorar.

Sentí bien y sentí que era un logro bastante grande estar semidesnudos en una alberca con agua tibia y no estar uno encima del otro besándose.

Eso realmente era un gran logro.

El segundo día fue más especial. Yuta sabía lo mucho que Mark amaba la playa así que después de una mañana y parte de la tarde en la que llamaron a Rosé, Yuta preparó el desayuno y jugaron juegos de mesa mientras peleaban por las trampas de Mark, fueron a caminar por la playa.

-Ponte algo abrigado. -dijo Yuta mirándolo, últimamente razonar con Mark no era posible y estuve investigando en un blog de padres y todos decían lo mismo, "solo haz lo que él quiere".

Mark vestía un suéter que si no estuviera embarazado le quedaría gigante pero como no era el caso tan solo le quedaba un poco ancho, y de pantalón tan solo tenía uno que le quedaba por encima de las rodillas.

-Estoy abrigado. -contestó.

-Pero...

-Sólo vamos. -rodó los ojos y se adelantó a bajar las escaleras.

-Espérame. -Yuta corrió adelantándose para tomar su mano y bajar las escaleras.

Mark rodó los ojos de nuevo porque el era perfectamente capaz de bajar las escaleras por si solo. Luego de estar abajo empezaron a caminar con las manos entrelazadas, Mark sonrió al verlas y luego miró a Yuta él cual tenía las mejillas rojas, haciéndose el desentendido.

Continuando caminando por la orilla, Yuta se había inclinado a quitarse los zapatos de Mark y los sostenía en sus manos libres mientras el rubio mojaba sus pies con el agua del mar y la arena en sus dedos.

-Yuta...

-¿Si? -Respondió mirándolo.

-¿Por que compraste esta casa en la playa si te da miedo el mar?

Yuta le dedicó una pequeña sonrisa para luego mirar sus zapatos mojados.

-¿Honestamente? -Mark asintió.-Porque se que tu amas el mar, yo... Fue una de las primeras cosas que compre luego de regresar de Kanto. -Hizo una mueca. -En ese entonces pensé que nunca nos volveríamos a ver y que solo había comprado por el simple hecho de sentirme bien conmigo mismo, como si estuviera comprando algo para ti, tratando de cubrir las estupideces que hice...- dijo en voz baja lo último.

Mark lo miraba con un pequeño puchero, Yuta era tan idiota ... No había otra forma de definirlo, y aún así le gustaba tanto.

-Yuta...

-¿Mm?

-Ayúdame un sentarme.

El más alto se quedó en silencio unos segundos para luego asentir y ayudarlo a sentarse ni tan lejos pero tampoco tan cerca de la orilla del mar, luego se envió a su lado. Mark lo miró fijamente luego de suspirar.

-Me gustas, aún me gustas mucho.

-No lo merezco. -dijo mirando la arena.

-Obvio no. -se encogió de hombros. -Pero tu no decide eso. -posó su mano encima de la de Yuta.

-Makku. -Yuta se gira para quedarse frente a él. -¿Te puedo hacer una pregunta?

Mark dejó de mirarlo porque podría sentir lo que se aproximaba.

-Ayúdame a pararme. -Yuta lo miró confundido pero obedeció poniéndose de pie y tomando una de las manos de Mark y luego su cintura. -Ahora dame tu abrigo porque tengo frío.

Yuta abrió su boca y luego la cerró asintiendo y quitándose el abrigo y dándoselo a Mark él cual sonrió.

-¿Puedo hacerte la pregunta? -Preguntó sintiendo un escalofrío por la brisa marina.-Makku...

-Claro, luego de comer. -sonrió acariciando su panza. -Tengo hambre.

-Pero...

-¡Quiero pasta! -Dijo ya caminando en dirección a la casa.

Yuta entendió que ya sabía que era la pregunta y comenzó a correr detrás del rubio con una sonrisa mientras sostenía los zapatos del canadiense y la maldecía por sus zapatos mojados.















Que lindos uwu

𝑅𝑜𝑠𝑒́ (yumark) EN EDICIÓN Where stories live. Discover now