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Esto se estaba convirtiendo en un desastre. Mark tenía seis meses y aún no sabía el sexo de los bebés, intentaba sobrellevar a una Rosé que ahora sólo quería hablar en japonés y un Yuta pegajoso y sobreprotector encima de él.

-En serio, mándalo a Milán. -se quejó mirando a Akiyama.

El mayor soltó una risa, estaban ambos en la piscina mientras veían a Rosé nadar con sus flotadores, últimamente Akiyama se había vuelto una persona bastante importante en la vida de ellos, siempre apoyándolos y brindando su ayuda cuando era necesaria. Por eso ahora mismo Mark estaba sentado con su panza que podría considerarse de ocho meses pero en realidad eran seis, quejándose con el mayor sobre lo insoportable que se estaba poniendo Yuta cada día.

-No me estoy riendo, en serio necesito que te deshagas de él. -habló seriamente sin dejar de mirar a Rosé.

-Mark lamento decirte esto pero cuando Yuta llegué hoy será la última vez que hará un trabajo.

-¿Qué? -Mark paso de mirar a su hija a Akiyama con los ojos realmente abiertos. -¿De que hablas?

-Pues Yuta dijo que ya no haría ningún trabajo hasta que los bebés nacieran. -se encogió de hombros. -Dijo que quería estar más tiempo contigo.

Si Mark pudiera pararse con facilidad lo estuviera haciendo en este momento, estuviera dando vueltas mientras maldecía para luego ir a buscar a Yuta y partearle el trasero. Pero no podía.

-¿Qué? ¿Esto no afecta a su carrera?

-No, y si lo hiciera a él no le va a importar y lo sabes.

-¿Y si se queda sin dinero? -Mark estaba intentando con fuerzas buscar alguna excusa.

Akiyama rió para luego mirarlo.

-No creo que eso pase, Yuta tiene dinero invertido en varias empresas y es dueño de dos departamentos modernos en Tokyo. -hizo una mueca. -El dinero no se le acabará ahora.

Mark hizo un puchero rindiéndose, ya no quería seguir dando ideas y que Akiyama le saliera con la respuesta indicada para hacerlo irritarse. Y como si hubiera gritado "¡Necesito que me fastidien!" Yuta estaba saliendo de la casa con una sonrisa mientras en sus manos llevaba algo que Mark no pudo identificar.

Continuo con su estúpida sonrisa hasta sentarse a su lado, muy, muy cerca, sin darle siquiera un pequeño respiro. Tomó aire y miro a Yuta.

-Yuta...

-¿Quieres un masaje en los pies?

Mark frunció el ceño.

-¿Qué?

-Si, leí que es bueno masajear los pies de los embarazados, ya sabes para que...

Mark rodó los ojos, de verdad ver a Yuta le fastidiaba así que se puso de pie como pudo y comenzó a caminar hacia adentro con Yuta gritándole que si lo dejaban para después siendo totalmente ignorado.

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-¿Y 5x5?

-Mmm, está es fácil. -dijo con una sonrisa cubriéndose con las sábanas mientras bostezaba.

Mark sonrió cubriéndola mejor.

-¿Si? ¿Me puedes decir cuál es la respuesta?

La pequeña asintió. -Veinticinco. -susurró.

Mark se inclinó dejando un beso en su frente y apartándole el cabello para que durmiera mejor.

𝑅𝑜𝑠𝑒́ (yumark) EN EDICIÓN Where stories live. Discover now