EN UN RINCÓN

9.7K 686 159
                                    

{RACHEL}


Alex y Roxanne están descansando en el sofá, que está junto a la puerta para asegurarla.

Yo estoy sentada en un rincón del salón, llorando en silencio por no saber de mi familia, por todo lo que ha pasado hoy.

Jack está sentado en una silla, apoyando los codos en la mesa. Estará pensando. O tal vez llorando en silencio, como yo.

Nash creo que está en la cocina. Desde que casi lo mata una zombi, hace apenas unos minutos, solo ha querido estar solo.

El salón se ilumina levemente por una vela que pronto se acabará, dejándonos en la oscuridad el resto de la noche.

Al rato, Nash viene al salón. Pasa por el lado de Jack y lo mira con asco. Está enfadado, iba a dejarlo morir. Pero yo no lo permití.

Nash se acerca a mí. Miro al suelo, echa una bola en el rincón. Ha sido el peor día de mi vida. Debería descansar, pero no tengo sueño. ¿Cómo podría dormir después de lo que ha pasado?

Nash se sienta en el suelo, a mi lado. Yo sigo echa una bola e intento no mirarlo.

- Gracias- me susurra, demasiado cerca, y me toca el hombro. Me recorre un escalofrío y empiezo a sentir un hormigueo en mi interior.

- No he hecho nada- susurro quitándole importancia y lo miro, intentando sonreír, pero no me sale.

- No, claro que no, solo me has salvado la vida- dice él irónicamente y sonrío, ahora sí.

- De verdad, no ha sido nada. No podía dejarte morir- susurro y vuelvo a mirar al suelo, no quiero perderme en esos ojos tan azules-. No podría dejar morir a nadie.

- Pues parece que tu primo sí estaba dispuesto a dejarme morir- dice Nash.

- Lo sé- suspiro-. Lo siento.

- No importa, ya hablaré yo con él- suena a una amenaza. Quiero a Nash, pero no tanto como para dejar que toque a mi primo.

- Bueno, de todas formas, no podía hacer nada, no tenía armas, no podía sacar los cuchillos del cuerpo, estaban bien clavados.

- Pero aun así podría haber hecho algo, no quedarse parado viendo como me devoran- susurra enfadado.

- Pero lo que pasó, ya pasó, no le des tanta importancia.

- Pero él me odia. ¿Qué me asegura que no intente matarme él mismo o tenderme una trampa?

- Jack no es así- susurro ofendida.

- Bueno, no lo conozco. Y aunque tú creas conocerlo, puede haber cambiado. El día de hoy supone un antes y un después.

- Ha sido solo un día. Nadie cambia tan de repente y te puedo asegurar que mi primo es una de las mejores personas que existen. Jamás haría daño a nadie a no ser que sea para defenderse. No lo sé... Tal vez todo esto le esté pasando factura y saca lo peor de él...

- Bueno, vale. De todas formas, gracias de nuevo. Sin tu ayuda no seguiría vivo- y otra vez lo mismo, no me gustan que me agradezcan tanto las cosas.

- Que no ha sido nada, Nash, no me des más las gracias.

- Te las daré eternamente, quieras o no- me dice y sonrío, como no sonreír con él.

Me quedo callada. Miro al suelo, pero distingo de reojo que él me mira. Me intimida con sus ojos, con su mirada penetrante.

- ¿A qué instituto ibas?- me pregunta.

- Al mismo que el tuyo- respondo.

- ¿Y cómo es que nunca te he visto?

- ¿No será por casualidad porque tienes a un millón de chicas siempre detrás tuya?- digo aunque sé que no es por eso. Yo siempre lo evitaba, no me atrevía a estar cerca suya, es demasiado para mí, y siempre había pensado que jamás se fijaría en alguien tan insignificante como yo habiendo cientos de chicas mejores.

- No es por eso, te lo puedo asegurar. Me habría quedado con la cara de una chica como tú.

¿Yo? ¿Cómo que como una chica como yo? ¿Qué tengo de especial?

- Siempre estás ocupado, siempre hay alguien hablando contigo- le respondo en un tímido susurro.

- ¿Me conocías?

- ¿Y quién no?- digo como si la respuesta fuera obvia-. Todo el mundo te conoce, eres el chico más popular del instituto.

- Lo era- dice en un suspiro.

- Y lo volverás a ser cuando todo vuelva a la normalidad.

- No creo que esto vuelva a la normalidad. No hay electricidad, no hay internet- Nash mira su móvil apagado, con la mirada triste-. Ya no tiene batería- suspira.

- Bueno, míralo por el lado bueno. Ahora podemos robar lo que queramos, podemos coger un móvil nuevo.

- Aun así, sin internet no vale para nada. Es una mierda todo- suspira.

- Lo sé- digo y nos quedamos callados, un silencio incómodo.

- ¿Está cómoda ahí?- me pregunta.

- No mucho, pero es mejor que estar en una silla.

- ¿Puedo quedarme aquí?- me pregunta Nash. No me esperaba que me preguntara eso.

- No soy quién para decirte que no.

- Pero entonces es que no quieres que me quede aquí, ¿no?- dice él y hace una mueca triste. No puedo evitar reírme.

- Me da igual, Nash, quédate si quieres- le digo sonriendo.

- No, me da igual no, o sí o no.

- Quédate- le digo y sonríe, tiene una sonrisa muy tierna. Sin darme cuenta, me muerdo el labio.

- Ven- dice y coloca mi cabeza sobre su hombro, acercándose un poco más a mí. Me pongo tensa. Siempre había imaginado un momento como este, pero no en una situación como esta, y jamás pensé que se hiciera realidad.

- No- aparto mi cabeza y la apoyo sobre la pared-. Estoy bien, gracias- le sonrío levemente.

- No, ven. Ha sido un día muy duro. Así estarás más cómoda- dice y vuelve a poner mi cabeza sobre su hombro. Esta vez no me resisto, se está tan bien aquí...

Pasa su brazo por mi espalda y me acerca un poco más a él. Me acaricia el pelo.

No sé cómo reaccionar, simplemente no lo hago. Estoy cansada y sus caricias me relajan.

Así me quedaré dormida en segundos.

Cierro los ojos.

Los abro un momento, antes de quedarme dormida. Miro al frente y veo como Jack nos mira con la mayor cara de odio que pueda existir.

Apocalipsis Zeta - Parte 1: En busca de un lugar seguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora