EN EL SUPERMERCADO

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{JACK}


Rachel pega un grito y yo empujo a la niña zombi antes de que le muerda. No puedo permitir que le hagan daño a Rachel, sin ella me quedaría sin familia, sin nada.

La niña cae y gruñe, se vuelve a levantar gruñendo y se acerca de nuevo a nosotros. Pero ya hemos empezado a correr y estamos lo suficientemente lejos de ella. La dejamos atrás. Miro a Rachel y veo que tiene lágrimas en los ojos.

- Es solo una niña...- dice.

- Una niña con un destino muy cruel- digo mientras caminamos rápido, marchamos hacia el supermercado para abastecernos de comida y agua.

- ¿Pero cómo es posible que le pase esto a una niña tan pequeña?- dice Rachel, aún sin poder creérselo.

- Pues como a cualquiera, ella no es ninguna excepción, nosotros tampoco- suspiro.

Ella asiente, incapaz de hablar más.

Al rato llegamos al supermercado. Hemos sido silenciosos. Solo hemos visto a un monstruo y hemos sido capaces de pasar por la calle evitando que nos viera. Uno no es tan peligroso, pero muchos sí.

La puerta del supermercado está abierta. Dentro todo está oscuro, pero se puede ver, por la luz del sol que entra, lo desordenado que está.

Entramos, caminamos despacio, atentos a cualquier ruido o movimiento.

Rachel pisa un paquete de patatas tirado en el suelo y me vuelvo rápido hacia ella.

- ¡Shh!- la mando a callar.

- Lo siento- se disculpa ella.

Pasamos por al lado de un mostrador y nos adentramos en el supermercado.

- ¿Nos separamos?- me pregunta Rachel-. Tú a por comida y yo a por agua.

- Ni de coña- le digo-. Juntos o nada. Y tenemos que encontrar una mochila o algo para guardar las cosas.

- Vale- susurra y me sigue.

Yo voy primero, ella detrás. Aunque debería dejarla ir primero, no me fio de ella, es muy cabezona y puede que al final se acabe separando de mí.

- Rachel- susurro.

Nada.

- ¡Rachel!- susurro algo más alto.

No me responde.

Miro hacia atrás.

Y no está.

Lo hizo.

Se salió con la suya.

Me entra el pánico.

Tengo que encontrarla. Estoy muerto de miedo. No sé cómo ella tiene el valor de irse sola. O a lo mejor no se ha ido sola, la han cogido.

Me pongo malo de los nervios y empiezo a correr por el supermercado, entre los estantes. No quiero ponerme a gritar su nombre porque seguro que hay algún que otro monstruo por aquí, o cerca, lo presiento.

Ya no pienso en coger nada, no puedo, tengo que encontrarla o me quedaré solo, no tengo a nadie más.

Paso de un estante al siguiente hasta el final de la tienda. Nada, no está. Paso a otra fila de estantes y sigo buscándola, sin resultado.

Creo que estoy perdiendo la razón. Debería calmarme.

Me choco con un estante y caigo algunas cosas.

Una botella de cristal se cae, se rompe y arma un gran estruendo. Tengo que salir de aquí.

Giro hacia otra fila de estantes.

- ¡Aaah!

Apocalipsis Zeta - Parte 1: En busca de un lugar seguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora