Apocalipsis Zeta - Parte 1: En busca de un lugar seguro

NO PUEDE SER VERDAD...

{RACHEL}

Choco contra mi primo y él suelta un grito.

- Tranquilo- susurro. Por cómo se ha asustado, sé que aquí también pasa algo malo.

Cuando llegué a mi casa después del instituto, mis padres no estaban o, si estaban, no me abrieron la puerta y yo no tengo la llave de mi casa. Si se hubieran ido a algún lado, me habrían mandado un mensaje al móvil, pero no lo han hecho. Puede que estuvieran durmiendo, aunque no lo creo. Todo es tan raro...

Vine corriendo a casa de mi primo. La puerta estaba cerrada, pero pude abrirla sin llaves, el cerrojo está estropeado. Lo busqué por toda la casa, pero no lo encontraba y entonces cuando iba a abrir la puerta trasera para buscarlo, entró él y nos chocamos.

- ¡¿Tranquilo?!- dice él con los ojos muy abiertos, abre la puerta de atrás y lo veo. No puede ser verdad, ¿quién haría algo así y por qué?

Miro a mi primo y veo que tiene toda la cara llena de lágrimas. Normal. Todo lo que ha visto no es normal, es obra del demonio.

Me doy cuenta de que también tengo lágrimas en la cara. Estoy asustada. Muy asustada. Tiemblo.

Mi primo me toca los hombros para tranquilizarme.

- No están en casa- le digo y mi primo sabe a lo que me refiero.

- Tampoco los míos- dice él.

- ¿Qué está pasando?- digo, aterrorizada.

- No lo sé- dice a media voz-. Tenemos que salir de aquí.

Asiento con la cabeza y nos dirigimos a la entrada, pero escuchamos un ruido y nos detenemos en seco.

- ¿Lo... lo has escuchado?- susurro y Jack asiente con la cabeza.

- Parece que viene del granero- dice en voz baja.

- Vámonos.

- No, pueden ser mis padres. A lo mejor alguien los ha atrapado allí.

- No creo. Vámonos- insisto, muerta de miedo.

- Vete tú si quieres, yo... ¿y si son ellos?

Resoplo. Parece que no va a cambiar de opinión. Ya se dirige a la puerta trasera. Lo sigo.

Jack abre la puerta y camina en silencio hacia las enormes puertas del granero. Se para a escuchar. Yo no estoy muy lejos de él. Trato de no mirar alrededor para no vomitar. Huele a muerte.

Escucho toques en las puertas del granero y doy un pequeño grito sin quererlo. Mi primo me mira y me pide silencio con un dedo en los labios.

- ¿Papá? ¿Mamá? ¿Estáis ahí?- pregunta con un tono tembloroso en su voz.

Se oyen más golpes. Hay algo dentro del granero, pero si fueran mis tíos, dirían algo, a menos que...

- A lo mejor no pueden hablar, tienen la boca tapada con algo...- sugiero y mi primo asiente con la cabeza.

Se oyen unos gruñidos. Puede que mi teoría sea cierta.

- ¡Voy a abrir!- dice mi primo y se dispone a abrir la puerta.

- ¡Espera!- lo paro y él me mira-. Puede ser una trampa.

Pero veo en él desesperación, por encontrar a sus padres. Va a abrir la puerta diga lo que le diga.

Y la abre.

Y sé que Jack se queda sin respiración. No puede moverse. Pero yo sí. Y tiro de su manga para que no lo cojan. No sé qué son. Tienen la cara desfigurada, el cuerpo destrozado. Huelen mal. Y atacan. Sean lo que sean, atacan.

Tiro de mi primo que está impactado y lo llevo corriendo a la casa. Cierro la puerta y miro a mi primo.

- ¿Qué era eso?- me sorprendo al oír mi voz, no es la misma de siempre, estoy temblando.

- Mis padres- se lamenta mi primo llorando.

- ¿Pero qué...?- parpadeo sorprendida.

- Y querían matarme.

- Seguro que es una broma de mal gusto- intento tranquilizarlo. Pero sin resultado. No para de temblar de miedo.

Empiezan a dar golpes en la puerta trasera en la que estoy apoyada.

- Tenemos que irnos- digo con la misma voz temblorosa.

Mi primo niega con la cabeza, no sabe qué hacer, está en shock.

- Nos van a matar- susurro-. Vamos a mi casa.

Él no dice nada, está absolutamente inmóvil y me veo obligada a darle una bofetada. Reacciona mirándome mal.

- Vamos a morir si no nos vamos ya- digo y mi primo asiente. Empieza a correr, pero no va hacia fuera, sino que sube al piso de arriba.

- ¡Por ahí no!- grito pero él no detiene.

Lo sigo. Cuando llego arriba, él ya va para abajo y vuelvo a bajar preguntándome qué habría hecho.

- Tenía que coger una cosa- me dice. Asiento y empiezo a correr. Llegamos a la planta de abajo y los vemos.

Están en la entrada. Los miro mejor y veo que sí, son mis tíos, con la piel desgarrada, de un color grisáceo, con algo que parecen mordiscos por todo el cuerpo. Mi tío tiene el cuello desgarrado, con músculos fuera de su cuerpo y a mi tía se le salen los intestinos. Me recorren lágrimas por la cara.

Esta vez soy yo la que no reacciono y mi primo tira de mí.

Salimos por la puerta trasera antes de que nos alcanzara y empezamos a correr por la calle alejándonos de ellos. Se mueven lento, un golpe de suerte.

- ¿Adónde?- dice mi primo y sé a qué se refiere.

- A mi casa. Tengo que encontrar a mis padres- le respondo.

- ¿Pero y si ellos también...?

Niego con la cabeza.

- Piénsalo. Solo puede que esto haya sido una cámara oculta, una broma, algo de eso... A lo mejor es Halloween y no nos acordamos- sugiero.

- ¿Y los animales de la granja? ¿Y los órganos que se le salían a ellos? Es tan real... Y hoy es 5 de octubre, me acuerdo perfectamente- dice y me doy cuenta de que no puede referirse a ellos como sus padres.

- Lo siento- digo y con eso zanjamos el tema.

Esto no puede estar pasando, esto no es real. Pero lo es. Y no es ninguna broma. Si lo hubiera sido, habrían parado cuando echamos a correr y nos habrían dicho que solo querían gastarnos una broma, una broma muy pesada.

Esto marcará la vida de mi primo. Ahora es huérfano, creo. Esas cosas no están vivas, o al menos eso pienso. Jack no tiene a nadie, no tiene hermanos, es hijo único. Mis padres y yo somos lo único que le queda. No me gustaría que esto me pasara a mí.

Mi primo ha dejado de llorar. Yo también.

Falta poco para llegar al pueblo. Vamos hacia mi casa. Espero que mis padres estén allí. ¿Qué les diré? No se van a creer lo que acabamos de ver. Mi primo puede ser muy convincente cuando habla, pero esto ya es demasiado.

Llegamos a las calles del centro del pueblo y lo que veo hace que se me corte la respiración de nuevo. Y a Jack creo que también.