Capítulo 24 (Maratón 2/2)

3.4K 655 1K
                                    

Lunes de volver a ver a Pao

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Lunes de volver a ver a Pao. No entendía por qué me entusiasmaba si no era una novedad, tenía la suerte de verla prácticamente toda la semana, así fueran un par de horas al día. No me trataba del único que compartía esa alegría, noté a Lila apoyada en el cristal curioseando del otro lado. Siempre hacía lo mismo al acercarse la hora.

—¿Tú también la estás esperando? —le pregunté a sabiendas me ignoraría—. Hey, Lila —la llamé—, ven aquí—. Al escuchar su nombre pegó un salto y corrió apoyándose en mis piernas—. Eres una buena chica, por eso Pao te quiere. Bueno, ella quiere a todo el mundo —admití antes de que una sonrisa se me escapara—. Incluso a mí que estoy a un paso de convertirme en salchicha en el infierno. Tenemos mucha suerte, ¿no? —mencioné, contento mientras le acariciaba las orejas.

Definitivamente sí, no me quedó duda cuando la vi del otro lado de la calle. Pegó un salto cuando me escuchó chiflarle al atravesar la puerta.

—¿Ya viste, Lila? —le pregunté. Ella me dio un ladrido—. Que chica más bonita vino a la tienda —la saludé contento. Pao frunció las cejas, fingiendo molestia.

—Tonto, me asustaste —me regañó dejando sus cosas en orden.

—¿Pensaste que te había marcado falta? —lancé divertido. Ella torció sus labios—. Porque tengo una razón válida para sancionarte —añadí, captando su interés.

—¿Puedo saber cuál?

—No puedes venir, presentarte de un momento a otro, sonreírme como lo haces y esperar sea indiferente. Es como hacer trampa en el juego, me distraes. Yo te adoro, Pao, pero las reglas son para todos, sin excepción...

—Hoy amaneciste más contento que de costumbre —notó con una sonrisa.

—También tú —concluí. No lo negó. La felicidad, como las deudas, no se esconden por mucho tiempo—, ¿será por el zafarrancho que causó Tía Rosy?

—No te burles —soltó dándome un leve golpe en el hombro.

—Que va, hasta te envidio —acepté honesto—. Como me hubiera gustado estar ahí, siempre me pierdo lo más emocionante —lamenté. Pao me reprendió con una mirada—. Me compadezco de ella, seguro que Alba está planeando cómo matarla. Deberían hacer su funeral y la boda juntas. Piénsalo, aprovechamos que todos andamos de gala.

—Ella no lo hizo por maldad —la justificó compasiva—. Lo de la recomendación quizás sí fue un poco exagerado... —admitió a la par de una mueca—, pero ya lo había mencionado —recordó—. Y sobre el vestido que se probó, solo le ilusionaba sentirse parte del momento, soñando al igual que todos con casarse.

—¿Tú también sueñas con casarse? —pregunté curioso por la mención, nunca habíamos hablado de ese tema. No sabía cuáles eran las aspiraciones de Pao en ese tema. Ella pensó un instante en la respuesta.

El club de los rechazadosWhere stories live. Discover now