Día 5

10 3 0
                                    


Mi tristeza me estaba consumiendo; poco a poco deboraba la felicidad, acababa con mi ingenuidad y volvía mi mente fría, ya no creía en el amor como una cosa agradable, no veía a las personas siendo felices de la misma forma. Eran un montón de mentirosos que sabían fingir bien; ante mi se encontraba la razón por la cual deje todas mis desdichas consumir mi alma, se le veía alegre, se sentía feliz pero era al saber que tenía una nueva víctima a la cual destruirá pronto.

Cada mañana imagino que eres un ser triste sin alma, que alguien te hizo lo que me hiciste a mí y eso te hace ser así, ruego que sea eso y que no existan personas tan horribles en el mundo como para hacerlo por gusto y satisfacción.

Probablemente esto suene absurdo pero ya no siento, no hay dolor, ni felicidad, no tengo tristeza, ni perdón o culpa, simplemente donde se encontraban mis emociones; ya no esta, ahora hay un vacío una soledad abrumadora de saber que no conté con nadie para hablarle de ti. De lo que me hiciste, cuando me di cuenta que no podía confiar en ti deje de confiar en el resto; solo contaba conmigo y escribía para desahogarme, escribía para llenar ese vacío de alguna forma, descargando mis pensamientos. Ingeniado una forma de la cual nunca supieras que fui yo, quien lo escribió.

De qué nunca te tomaras méritos porque mis escritos sean en tu nombre, de darte el poder de restregarme que me rompiste, que fuiste aquella persona que se llevó la bondad de mi alma, que más quisiera yo que restregar en tu rostro el daño que le hiciste a cada víctima convirtiéndo en zombies sin sentimientos, sin un único objetivo que no sea la sed de venganza, trato de no desviar mis pensamientos; no todo puede ser obscuridad, aun hay esperanza para la humanidad.

Aún queda esperanza para mi.

DesolaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora