Capítulo 3:

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TYLER


Perth era una ciudad costera de Australia que se caracterizaba por sus paisajes naturales, sus playas donde podías practicar numerosos deportes acuáticos y una buena calidad económica, laboral, cultural y educativa. Al estar en el hemisferio sur el invierno frío y lluvioso que estábamos viviendo en Nueva York hacía apenas unas horas ahora se convertía en un cálido verano a pesar de estar a finales de noviembre.

Marissa nos había recomendado esta ciudad porque, a pesar de tener una buena calidad de vida y paisajes estéticamente bonitos, tenía un perfil bajo.

Allí no me perseguiría la prensa sedienta de información.

Mi hermano mayor Erick y nuestra amiga Jules nos habían acompañado al aeropuerto después de meterse conmigo al menos unas cincuenta veces por cagarla siempre.

¿Qué puedo decir? Era un talento que solo pocos teníamos.

Ah, y Jules me amenazó varias veces con cortarme las bolas si me portaba mal con la "pobre chica", según ella, que tuviese que ser mi novia falsa.

Siempre tan encantadora. A veces me costaba creer que fuera la mejor amiga de mi hermana. Jules era como un gato negro con mala leche y Keyla como un cachorrito adorable.

Carson y yo nos hospedábamos en un resort de lujo en una de las zonas más modernas y caras de Perth.

—Tío, tenemos que ir a la piscina. En Nueva York es imposible meterte en cualquier superficie con agua al aire libre—dijo mi amigo.

—Mejor podríamos ir un rato a la playa. Me he traído un balón.

Aceptó sin quejas y nos pusimos un bañador y camisetas de manga corta después de medio deshacer nuestras maletas.

Escogimos la playa de una zona llamada Mount Claremont. Según una web de internet era una de las más bonitas y tranquilas. Se situaba en un barrio pacífico lleno de jardines verdes y casas de dos plantas bien cuidadas. Aunque también habían algunos bloques de apartamentos donde residían estudiantes en su mayoría.

Nos situamos en una zona un poco más alejada para no molestar a las personas y poder echarnos unos toques con más libertad. Después de unos minutos fuimos al beach club para tomarnos unas margaritas bien frías y luego volvimos de nuevo a jugar. Me lo pasé bastante bien aunque no fuese fútbol como tal. Un jugador con solo poder darle patadas al balón es el más feliz del universo.

En una de las jugadas, Carson se pasó de fuerza y mandó el balón bien lejos, dentro del agua. Pero antes de que pudiésemos meternos para cogerlo un perro se nos adelantó.

—¡Simba! —escuchamos llamarlo a una voz femenina. Mis ojos buscaron esa voz automáticamente y se detuvieron en una chica morena sobre una toalla. Esta se puso de pie negando con la cabeza. A mi distancia no podía detallarla bien pero sí me llamó la atención su pelo oscuro. Largo, abundante y muy rizado. Se movía al viento por la suave brisa del mar.

Espabilé cuando me di cuenta que mi amigo se había movido unos metros para acercarse al perro que salía del agua dándole golpecitos al balón con el hocico y las patas.

—¡Eh, muchas gracias, amiguito! —acarició al perro que ladró en respuesta y movió la cola, feliz. Yo me acerqué para acariciarlo también y este sacó la lengua la mar de agusto.

Giré la cabeza cuando vi a la dueña caminando hacia nosotros.

Joder, era bastante mona.

Y no sabía por qué pero ver cómo sus ojos se desviaban un segundo hacia mi abdomen me gustó.

—Lo siento, a Simba le encantan las pelotas—se disculpó con una sonrisa tímida. El perro volvió a su lado automáticamente y sacudió su pelaje para secarse.

—No hay problema—le aseguró mi amigo—Nos ha hecho un favor. Por cierto, somos Carson y Tyler.

—Encantada. Yo soy Kiara—se presentó. Kiara...era un nombre muy bonito. Ahora que la tenía más cerca podía detallar mejor su rostro. Tenía una cara muy bonita. Angelical. De esas que hacen que parezcas tres años más pequeño. Sus ojos eran castaños, su nariz respingona era adorable y sus labios tenían una bonita forma de corazón—¿Sois de por aquí? No os había visto antes.

—No, qué va. Estamos de vacaciones—contestó Carson con esa sonrisa que solía usar para ligar con chicas.

—Venimos de Nueva York—agregué y sentí algo extraño en el pecho cuando volvió a mirarme.

—¿Qué hacen unos neoyorquinos en un lugar como Perth? —nos miramos un segundo ante la pregunta.

—Un amigo nos recomendó la ciudad. Nos dijo que sería perfecta para alejarnos del ruido y los dramas de Nueva York—respondió Carson.

—Lo es. En esta ciudad solo encontraréis calma y naturaleza—sonrió con amabilidad—Debo irme. Ya nos veremos por ahí.

—Claro. Oye, ¿te importaría darnos tu número? —preguntó el idiota de mi amigo. La chica hizo una mueca recelosa y quise darle un golpe a Carson. Estaba claro que no tenía interés en tontear con nosotros—No es por nada. Es que hemos llegado hoy y estaría bien conocer a alguien de la ciudad. Vamos a quedarnos un par de meses.

Kiara cambió ligeramente su expresión y sonrió un poco.

Buena salvada, amigo.

—Está bien—dijo, tímida. Intercambiaron números y nos despedimos de ella con un beso en la mejilla y de Simba con una caricia a su lomo. Me hubiese gustado darle el mío y tener el de ella pero no quería incomodarla más.

Cuando se fue no pude evitar echarle un vistazo a sus piernas esbeltas.

—Está buena. Creo que podría ser la indicada para ser tu novia falsa.

—Tío, ni siquiera la conozco. No puedo llegar y decirle: eh, ¿quieres ser mi novia falsa para que la prensa deje de creer que soy un mujeriego?

Puso los ojos en blanco.

—Por eso le he pedido el número, tonto. Para quedar con ella y que la conozcas más. Con solo verla ya la tengo calada, tío. No tiene nada que ver con las chicas de Nueva York. Es dulce y tierna. Si se encariña quizá acepte ayudarte.

—No pienso enamorarla o algo así. Ni de coña. La conoceré y le explicaré la situación. Si me quiere ayudar bien y si no, buscaré a otra.

Asintió.

—Bien. Si te da calabazas, me la quedaré yo.

Puse los ojos en blanco y le di un golpe en la nuca.

Realmente, lo que decía tenía sentido. Kiara parecía una chica dulce y tranquila. Tal y como me había dicho Marissa que debía ser mi novia. Lo que no pensaba hacer era enamorarla o algo por el estilo y luego dejarla cuando ya no la necesitase. No. Me gustaba el sexo y acostarme con muchas mujeres no jugar con ellas.

Intentaría hacerme su amigo y, con suerte, me ayudaría.

Carson es la peor influencia del mundo pero se le quiere 😀.
¿Qué os ha parecido el encuentro desde el pov de Tyler?
Por cierto, amamos la pequeña mención a Erick y Jules 😍

 ¿Qué os ha parecido el encuentro desde el pov de Tyler? Por cierto, amamos la pequeña mención a Erick y Jules 😍

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Tú y yo, algo inevitable (+18)Where stories live. Discover now