Eduardo E. Figueroa

Empecé a leer por accidente. Lo sé, dista mucho de ser la mejor manera de presentarme; pero es la verdad. Mi madre me dio un libro, con tal de mantenerme ocupado, y advirtió que sólo podría levantarme hasta leerlo completo. ¿Cuál era? "Narraciones extraordinarias", de Edgar Allan Poe. ¿Mi edad? Menos de diez años. Obvio no lo terminé... ese día.

He tenido la oportunidad de escuchar y aprender de grandes de la literatura mexicana, como Cristina Rivera Garza, Alberto Chimal, Mario Bojórquez, Laura Martínez Belli, Luis Felipe Lomelí o Beatriz Escalante, sólo por nombrar a algunas de tantas personas con quienes estoy muy agradecido. Sin embargo, después de asistir a cursos y diplomados, de haber publicado en antologías y revistas, pero sobre todo de leer libros, muchos libros, sobre literatura y creación literaria, todavía me considero un novato en las letras. Un novato deseoso de seguir cuesta arriba en esta dramática montaña.

Actualmente tengo la fortuna de coordinar y dirigir un taller de creación literaria en mi ciudad. "Letras sin tierra" es un proyecto que tiene tres años vigente, y del que han salido ya varios autores ganadores de premios municipales y estatales. Si el Titivillus lo permite, espero que el grupo siga creciendo y cosechando éxitos durante muchos años más.

La escritura es un ejercicio, y como tal la practico todos los días. Un ejemplo de esto es "Sueño ligero", la primera historia que subo a Wattpad: es un juego de creación y memoria. La dinámica es sencilla: un capítulo nuevo por semana, con la condición de que no puedo corregir, ni la forma ni el fondo, y tampoco me permito releer. Mientras escribo debo recordar en dónde están los personajes, cómo se sienten, a qué se enfrentan y qué elementos tienen a su favor. Agradezco las críticas y correcciones, y las tendré muy en cuenta cuando llegue al final de la historia y me enfoque en corregirla.

"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Oscar Wilde