España es un país en depresión, aparte de la crisis capitalista programada por las grandes fortunas para cumplir el ciclo que les permita aumentar la diferencia entre las clases sociales, en España se añadían problemas como la corrupción, y el enchufismo que llevaba a muchos partidos políticos a perpetuarse en el poder gracias al voto de sus 'estómagos agradecidos'. Y por supuesto la crisis del ladrillo, que llevó a muchos españoles a pensar que podían ganar dinero eternamente sin doblar la espalda, sólo con la intención de especular y hacer dinero con las viviendas, derecho constitucional convertido en negocio. Pero ante tanto despropósito, falta de honradez, picaresca y siesta, se encontraba la selección española de Fútbol, admirada y respetada en todo el mundo, señal esporádica de lo que nunca hemos sido, expresión ostentosa de un deporte grosero, grotesco y ordinario, que mantenía dormido a los habitantes pobres de la nación, a cambio de la admiración que le suscitaban sus paisanos triunfadores, y de la admiración que suscitaba en el resto del mundo. Pero el compromiso de estos futbolistas superlativos con sus ciudadanos pronto iba a llegar más allá de la satisfacción producida por los éxitos deportivos, pronto los Xavi, Ramos, Busquets... acabarán tomando las riendas del problema, y encontrando la 'solucción' a la depresión y la pobreza del resto del país.