Mitsuki miraba a su compañero con una sonrisa leve acompañado de un rubor en sus mejillas. Boruto le empezaba a despertar sentimientos que el ni siquiera sabía que existían. Cuando el rubio le sonreía sentía una felicidad enorme dentro de el. Cuando el rubio lloraba le hacía compañía a su dolor en silencio. Pero cuando Boruto coqueteaba con Sarada le destrozaba y eso era las 24 horas del día. No quería interferir en su relación, no quería ser uno más.