¿Se puede hacer algo cuando nosotros mismos nos transformamos en nuestros verdugos silenciosos, cuando nos vamos matando en la rutina y en una vida que un día nos resulta sin sentido? Preguntándose eso, Damián se embarca rumbo a Esquel, un pueblo argentino, intentando recuperar el manuscrito de una novela que su tío muerto escribió, además de intentar sentirse dueño por primera vez de sus días, su cuerpo, a pesar del dolor del paso del tiempo, la niñez y la adolescencia perdida.