Hay personas que odian a la muerte, o huyen de ella, como también hay otros que se entregan sin dudarlo, mi caso no era ninguno de esos. En lugar de pensar en cuando iba a morir, me dedique a disfrutar cada día como si fuera el ultimo, aun con sonrisas, lagrimas o enojos, para no tener que arrepentirme de nada cuando me tocara irme. Nunca sentí esa necesidad de enamorarme, así que no inicie ninguna relación incluso a mis 15 años, y estaba perfecta con eso. Era feliz. ¿Qué más podía pedir? Y como sabía, la muerte me reclamo antes de lo que esperaba, ni siquiera había logrado terminar el colegio o que llegara a mi cumpleaños número dieciséis. Mi familia, mi amiga incondicional y yo fallecimos esa noche de otoño en un accidente automovilístico. Jamás lo esperé, pero aun con el dolor, recordé las palabras de mi querida abuela, quien ya nos había dejado tiempo atrás por su vejez. "No tengas miedo, y sigue adelante" su voz acogedora junto con el recuerdo de mis padres sonriendo y yo junto con Flor, fue lo último que pensé antes de cerrar mis ojos aún con las protestas de los doctores. En mi agonía logre escuchar que mis padres y mi mejor amiga ya habían muerto, y que yo no estaba en mejor estado que ellos, la vida me abandonaba, pero en lugar de sentir miedo, avance como dijo mi abuela. Una luz y paz me cegaron, pensé que iba camino al cielo, pero en lugar de eso, sentí una esponjosidad y humedad rodearme, antes de que pudiera pensar en algo coherente un ladrido y aullido sonó a mí alrededor. ¿Dónde estoy...?
1 part