Sentí algo en mi corazón, algo que hacía que me doliera aún más que la herida que tenía. Dejarlo así me aterrorizaba por alguna razón desconocida. -Volveré, lo prometo. Te encontraré y haré las cosas bien. -no sabía de donde había venido eso, pero pareció calmarlo un poco. Era obvio que iba a morir sin importar el motivo, no había alguna manera de evitarlo, así que con la última energía que sentía en mi cuerpo le dije lo que sentía muy dentro de mí, aún sin entender lo que pasaba a nuestro alrededor... - Te amo... -Por favor, vuelve a mi... Desperté sintiendo el fantasma de un beso en mis labios y el calor de alguien a mi alrededor. Mi boca sabía a sal y mi cara estaba húmeda; había llorado mientras dormía. Y como cualquier otro día lo único que recordaba claramente eran aquellos ojos que me hacían sentir en paz aunque el sueño me dejara con una sensación de pavor en el corazón. Los hermosos ojos color ámbar que me miraban con anhelo, ojos color ámbar que nunca cambiaban aunque tuviera mil sueños diferentes.
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