Bumblebee era un explorador robótico que se estrelló en un planeta desconocido, varado y solo. Hasta que escuchó voces: Jennifer y Max, dos humanos bondadosos que lo rescataron y le dieron la bienvenida a su hogar. Aunque Bumblebee era un robot, Jennifer y Max vieron su alma. Y aunque estaba perdido, le mostraron amor incondicional. Le enseñaron sobre familia, hogar y lo que significaba pertenecer. Con el tiempo, Bumblebee sanó sus heridas y encontró consuelo. Encontró su verdadero propósito. Y descubrió que aunque había fallado en su misión, había ganado algo aún más valioso: un corazón. Un corazón que podía amar y sentir con todo su ser. Un corazón que finalmente encontró su hogar, al lado de los humanos que lo habían salvado y visto siempre como uno de ellos. Esta es una historia de pérdida y redención, de un hogar hallado en los lugares más insospechados. Es una historia de amor que trasciende las diferencias, y del poder transformador de la compasión. Porque aunque Bumblebee no era humano, aprendió que el amor no discrimina. El amor es amor. Y su historia de amor robótico justo acababa de comenzar.