Pogues y kooks, dos mundos distintos. Ella era una pogue, pero su madre quería ser una kook con todas sus fuerzas, cayendo así en la depresión por no lograr aquello, culpando a su hija de todo lo que le sucede y curando su dolor con drogas y alcohol. El no era tan diferente, también vivía un infierno en casa, pero al menos podía escapar de vez en cuando. El no sabía nada de lo que ella vivía, solo pensaba que era una mala relación de madre e hija y nunca llegó a sospechar de nada, pero enterarse le iba a desgarrar el alma muy fuertemente.