-Perdóname, Any. - pronunció en medio de lágrimas aquel muchacho.
-¿Por qué? - le respondió con otra pregunta la muchacha, su voz salió ronca, casi afónica.
-Perdón por amarla- contestó el muchacho.
-Perdóname, Any. - pronunció en medio de lágrimas aquel muchacho.
-¿Por qué? - le respondió con otra pregunta la muchacha, su voz salió ronca, casi afónica.
-Perdón por amarla- contestó el muchacho.