¿A qué le temen los niños? Porque Misaki temía al abandono, a eso y a sus manos malditas por el poder que había heredado del difunto Mikoto Suoh. Saruhiko, por su parte, le temía a las memorias de la noche en que la bestia roja calcinó todo a su paso, al breve contacto que establecieron los ojos ajenos con los suyos antes de perecer envuelto en sus propias llamas y al ardor destructivo de aquel fuego color escarlata.