La relación de Ferdinand y Hubert siempre ha sido una constante fuente de estrés y tensión para ambos. Siempre que sus caminos se cruzan, acaban enzarzados en violentas discusiones enfocadas en Edelgard y el futuro del Imperio de Adrestia. Son como el día y la noche, el bien y el mal: completamente opuesto. Pero solo tal vez, esa hostilidad mutua se deba a la atracción natural que los polos opuestos experimentan y se niegan a admitir. Al fin y al cabo, del odio al amor solo hay un paso... Tal vez Ferdinand lo descubra luego de pasar tanto tiempo siendo vigilado de cerca por Hubert tras enterarse un secreto que debe callarse para salvar su vida de la furia asesina del vasallo