La ira, impulsividad y el arrebato son armas demasiado mortales que podrían destruir en segundos lo que costó construir en años. Justin Bieber no era conocido por ser un hombre temperamental, mucho menos agresivo con su novia, Kathleen. Era considerado un contrincante violento, implacable, despiadado y un peleador duro de vencer en el... ring. Solo encima de un cuadrilátero se transformaba en un boxeador frenético y lleno de agresividad que desahogaba toda su furia contra su oponente. Con todos podría portarse como el hombre más brusco y frívolo, pero cuando se trataba de su chica se convertía en otro hombre completamente diferente. Solo con ella era sensible, cariñoso y sobretodo romántico. Pero los dos se ven terriblemente separados por circunstancias de la vida, lo cual provocó que el mundo de Justin se desmoronara y se hundiera en un abismo de tristeza, autodestrucción y alcohol... No necesitó que un luchador con más fuerza, habilidad o destreza lo derrumbara en el ring, solo bastó una chica de ojos soñadores... Una noche. Un mal golpe que dio a parar a la persona incorrecta.