Lan Zhan siempre a amado las cosas tiernas y frágiles, le gusta el sentimiento de dependencia. Por eso cuando su fuente de amor es el omega Jiang Cheng, alguien hermoso pero nada frágil, su mundo da un giro radical. - Lo admiro mucho Lan Wangji, pero no puedo corresponderlo Fue rechazado por aquel espécimen bello, pero no se daría por vencido, así tuviera que someterlo a sus deseos. Y su oportunidad llego cuando el omega perdió su núcleo dorado. Toda aquella altivez se redujo a nada y ahora era tan frágil como una flor... Una flor que necesitaba ser cuidada. - ¡Por favor, basta Lan Wangji, no! -lloró ante la mordida en su cuello - Eres mío, me perteneces