"Ya le dije todo ¿Qué más espera que le confiese?" -¿Por qué me decís todo esto, Raquel?-termina diciéndome sin despegar la vista de mis ojos e intentando leer todos y cada uno de mis gestos. -No lo sé-respondo frunciendo los hombros para quitarle importancia al asunto-usted es una persona muy importante para mí y cuando hablo con usted es como si hablase directamente con Dios entonces, bueno, tuve la necesidad de confesarme. -Pero querida, lo que me contaste fue más que una confesión-apuntó achicando los ojos y fijándose directamente en mí y mis palabras. -Lo sé. Solo, tenía la necesidad de decírselo. No me siguió preguntando. Ni yo misma sabía la verdadera razón por la que me había levantado con ganas de contarle todo lo que había hecho en estos diez últimos días pero, quería hacerlo. Y, siguiendo con mi nuevo lema de no quedarme más con preguntas del tipo "¿Y si...?" sin respuestas, lo pensé, lo sentí, y lo hice. Sin darle demasiadas vueltas al asunto. Ahora pienso si habrá sido una buena idea o me habré excedido de información. -¿No va a darme una penitencia por mis pecados?-puntualicé viendo que el padre Carmelo seguía sin hablar.