La inútil, sanguinaria y fantasmal crisis económica que viene sacudiendo nuestra civilización desde hace ya varios años nos ha hecho sufrir a todos. Lo que todavía nos queda por sufrir puede ser algo inenarrable. La crisis nos ha obligado a retorcer nuestros valores, tragarnos en seco nuestras repulsas y largar de una patada nuestros sueños y aspiraciones. La situación actual de la economía mundial ha trastocado todos los aspectos de nuestras vidas. Incluso aquellos más íntimos y que más reacios somos a confesar. Aquí, en clave de humor negro, se narra un ejemplo de cómo esta maldita crisis puede llegar a cambiar nuestras vidas. Por desgracia, aunque este sea sólo un ejemplo imaginado, estoy seguro de que hay muchos como él.