[EN EDICIÓN] Toda mi vida se había resumido en prepararme para ser la esposa de alguien, como hija del emperador de Roma, debía darle el ejemplo a las demás jóvenes de mi edad. La situación cambió cuando mi hermano, Cómodo, falleció y mi padre tuvo que nombrarme su sucesora. Cambió leyes, disgusto a senadores y generó rencores. Mi madre mencionó que su corona jamás estaría en mi cabeza, al parecer, se equivoco. Pero, este gran poder sobre mis hombros, es demasiado codiciado. Título anterior: AURELIA: La única emperatriz romana Título actual y oficial: La corona de Aurelia