La vida me enseño que puede ser una perra cuando ella quiere. Nunca hay que subestimar al destino, ya que puede traer muchas sorpresas. Yo soñaba con poder pasar el resto de mi vida con Elliot Malek, pero no se pudo gracias a mi y nadie más que a mi. Hace seis años deje lo que más amaba en el mundo, por una estupidez: una apuesta. Esa apuesta, fue lo peor que he hecho en la vida. Elliot nunca se enteró de que él era parte de ese juego, pero yo tuve un sueño donde si lo hacía, todo se sentía tan... real. Cobardemente decidí alejarme de él, no quería convertir el sueño en realidad. Jamás volveré a verlo... o, eso pienso yo. Como ya dije, jamás hay que subestimar al destino.
7 parts