En octubre del 2011, en la ciudad de Lima(Perú), la prensa peruana se enfocó en el caso de un joven con aparente trastorno mental, quien fuese responsable de un asalto a un "chifa" junto con 2 compañeros. Sus testimonios tendían a variar y desvía la atención para contar historias sin pies ni cabeza. Si bien nadie salió herido, la condena podría ser reducida considerablemente o cambiar por otro tipo de "pena" en caso de que se compruebe la enfermedad.
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