No era odio ni repugnancia los sentimientos que sentía hacia ese niño rubio con ojos color azul. Por primera vez la vida de este demonio logro ser perturbada, ni más ni menos que con el sentimiento de amor. Estaba enamorado de su alma. Estaba enamorado de su pasión. Estaba enamorado de sus actitudes. Enamorado de sus sentimientos. Pero sobre todo, estaba enamorado de él. Y así, es como supe que las arañas también se pueden enamorar de la más bella mariposa.