Dos chicos destinados a conocerse en un predecible lugar, en un predecible momento. Todo perfectamente planeado. Pero un giro maldito marcó la pauta del plan, Takano había quedado solo con la memoria de ese tímido chico, un abrupto abandono, un silencio. Necesitaba algo con que poder seguir recordándole, tal vez, algo tan parecido a él, una bella musa; la musa del silencio. La imagen de la portada no me pertenece.
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