Encendí el cigarrillo medio húmedo a causa de la arena, no me importó. Inhalé por primera vez su contenido, hasta entonces, el quinto cigarrillo del ocaso. Miré la inmensidad ante mis ojos. El calmo pero incesante bullicio del agua me relajaba. Pero claro, la perfección estaba muy lejos de mi vida. Y más aún en ese momento, cuando aquella silueta se interpuso sobre la arena, demaciado débil por los escasos rayos de luminosidad. -Sabía que vendrías para verme así, deplorable - dije con algo de humo escapando por mis palabras, aún sin mirarlo. Lastimosamente, lo conocía a la perfección. +++ 28/10/2017.