Susurros apenas entendibles y llantos era lo único que se oía en aquel lugar, mientras que cada alma observaba aquella escena en un silencio sepulcral. La temperatura empezó a decaer dejando una escena increíblemente especial. Los suaves copos de nieve caían poco a poco meciéndose por la relajante brisa y con ello moviendo la cabellera de una dulce niña. Sin embargo también dejó en el suelo un cuerpo inerte de una mujer. -Te prometo madre, que los pecadores pagarán y yo misma me aseguraré de ello. Con el paso del tiempo, una flor se marchitó, asustando a la gente de alrededor, pero... Siempre habrá alguien que la ayude a salir de esto. -Hola querida, te acuerdas de aquella niña asocial a la que molestabas, pues mírame ahora porque me recordarás siempre- Dije mientras que aquella chica empezaba a temblar. Recuerda..... Fría como el Hielo.