L U N E S.
La mañana del Lunes fue recibida de buena manera y con ánimos de ser disfrutada pues después de todo, era el inicio a los últimos días que disfrutarían de estar en un lugar como lo era aquello. Moa no le dirigía la palabra a Tom lo que ponía mal chico pero no era algo que demostraría al menos no frente a la mujer que había lastimado. La morena parecía recibir de forma gustosa los cortejos por parte de Robert permitiéndole abrazarla y sumirla en tantos besos llenos de cariño y amor como fuese posible.
Robert era consciente de que se arriesgaba a mucho, comenzaba a dar rienda suelta a sus sentimientos y sabía que en cualquier momento, en el que la morena decidiera no corresponder después de todo, terminaría herido pero como lo dijo, estaba, está y estará para aquella mujer que le robaba el aliento.
Había comenzado a disfrutar de darle pequeños besos en la punta de la nariz que era cuando secuestraba su rostro y sus ojos veían los suyos.
Esos ojos grandes marrones lo enamoraban.
El grupo de amigos había comenzado a decidir que hacer, no solo con referencia a la fogata que querían hacer como despedida al lugar sino que también hablaban de que debían reunirse para Navidad, tal vez no exactamente ese mismo día sino que otro, quizá el 25, 26, o 27. Todos se habían ofrecido a querer acoger a la morena al ser la primera navidad que pasaría sola, no tenía a sus padres, no tenía hermanos pero tenía amigos y eso se notaba.
— ¿Irás conmigo? —Preguntó el británico mientras que su mirada estaba puesta en las manos de la morena con las cuales jugaba y llevaba de besos en los nudillos.
— Ya me habías apartado para esas fechas. —Respondió con gracia la morena recordando el comentario del hombre frente a él hace semanas.
— Que bueno porque mi madre está esperanzada en que te lleve.—La morena soltó una risa.
— Clare es un amor, hace tanto que no la veo será lindo. —Ahora fue Robert quien soltó una risa suave y le sonrió, sus ojos se alzaron para admirar el rostro de la chica siendo iluminada por los rayos de sol que se filtraban entre las hojas de los grandes árboles bajo los cuales estaban sentados en las bancas.
— ¿Ya le has avisado a Daniel? ¿Él que hará?
— Probablemente este con sus padres en la cena que hagan los padres de Erin.
Y la calma reinó en ellos dos, no era necesario hablar, ambos estaban en silencio disfrutando de la compañía del otro. Los ojos azules del varón veían con detenimiento el rostro de la chica, era sin duda hermosa, la morena sintió la mirada encima del varón con el que estaba y barrió sus ojos curiosa.
— ¿Te he dicho ya que estás hermosa?
— Ya pero necesito que me lo digas cada que sea necesario. —Dijo con ternura.
— Te lo diré las veces que sean necesarias, e incluso cuando no lo sea.
Si había algo de lo que siempre estaría agradecida la chica es que aquel hombre frente a ella siempre había alimentado su autoestima, siempre buscaba animarla a hacer las cosas que esta quería, siempre había sido desde que se conocieron su "alcahuete" para algunas cosas, esa era una de las razones por las que él terminaba regañado por la madre de la morena y no solo él pues entre Daniel y este cubrían a la morena y la mimaban.
No muy lejos de donde estaban aquellos dos, Tom apreciaba como es que estos parecían tan embelasados.
— ¿Cuándo nos vamos? —Preguntó Tom tratando de sacar de su mente a aquella pareja.
— El Miércoles por la tarde para llegar en la noche, tal vez en la madrugada. —Respondió Emma quien acompañaba a su amigo solo que esta leía.
— ¿Haremos la fogata mañana? —Volvió a preguntar, lo que con un sonido por parte de la chica afirmó.
Emma no era la más adecuada en estos momentos, cuando un libro se ponía entre ella y otra persona, y este le resultaba interesante era obvio que te ignoraría, tal cual Hermione.
— ¿Puedes creer que Moa me ignora?
— Sí.
— ¡Emma! —Resongó a lo que la mencionada alzó su vista de su libro para observar a su amigo.
— ¿Que esperabas, Tom? ¿Que se hundiera en la depresión? ¿Que te guardara luto? —Ironizó la chica opteniendo una mirada severa por parte del ojiazul.— Tom, si se supone que no te importa ¿Por qué te molesta o te parece increíble?
— Aclaro, no me importa pero se supone que ella y yo estaríamos bien, que actuarimos como si no hubiese pasado nada.
— ¿Y qué acaso no está respetando tu decisión?
— ¿Desde cuando respetarla es ignorarme?
— Tal vez si no hubiera pasado lo que pasó entre ustedes, ella de igual forma te ignoraría por Robert, él está interesado en ella.
— Lo sé, que horror.—Dijo con fastidio mientras rodaba sus ojos haciendo que la de pecas alzara sus ojos al cielo como si suplicara por algo.
— Quien te entiende, Tom, da gracias que salió de la cama porque cuando fui a verla el Viernes parecía haber llorado hasta el cansancio de milagro y no le dio fiebre.—El tono acusador que ocupó la chica hizo a Tom hacer una mueca incómoda.
Recordar los ojos marrones de la morena la noche en la que decidió decirle todo aquello le hacía sentir una especie de dolor para nada grato, él no quería verla llorar y si tan solo pudiera alejarla de todo aquello que le hiciera soltar lágrimas lo haría pero no podía y no era el indicado para hacerlo pues él fue el motivo por el que había visto sus ojos vislumbrar en dolor.
— Hacerlo fue lo mejor para ambos. —Dijo en un tono un tanto dudoso.
Emma le sostuvo la mirada y solo negó como si no creyera lo que oía.
— Aunque no lo creas, lo es, yo amo a Jade.
— Bueno, entonces si la amas a ella, cállate y deja de celar a Moa.
— ¡No la estoy celando!
— ¡Lo haces! Te indignaste porque te ignora.
— ¿Y no debería?
— Si sabes lo que hiciste para merecer su indiferencia, no. —Severizó.
— Que no hice nada, solo me ignora por estar con ese piel pálida chupa sangre. —Escupió con molestia.
— Mejor cállate Tom que solo haces que me hierva la sangre. —Chistó con furia la chica volviendo su mirada a su libro para seguir leyendo cosa que no había podido hacer desde hace unos cuantos diálogos con Tom.
— Ay, tú también te vas a enojar.
La chica cerró los ojos con fuerza ¡Era increíble!— Tom, solo deja de comportarte como niño, tienes 28 años ya, por favor... —Tomó una bocanada de aire.— A veces aquello que más amas, también es aquello que te causa más daño.
Eso último hizo fruncir el ceño a Tom, no pudiendo comprender a que se refería su amiga.
— Tú eres eso que Moa ama ¿No? Pero también eres lo que le ha causado dolor... Callar por años los sentimientos no es fácil y tampoco es algo que se cure de la noche a la mañana, si Moa quiere intentar algo con Robert lo haré y tendrá el apoyo de todos. —Chistó con algo de resignación.— Tú tienes novia, céntrate en hacerla feliz y listo.
El rubio se quedó callado un buen momento, no tenía nada que decir, Emma tenía razón, suspiró con pesar volviendo sus ojos azules a Robert y Moa en la lejanía, ver como Pattinson acariciaba el rostro de la chica con fascinación lo ponía colérico, él quería ser el único que la tocara, el único que la besara, que pudiera despertar a su lado pero estaba tan cegado en creer que amaba a alguien que no era.
“Aquello que más amas, también es aquello que te causa más daño.”
Y sin creerlo, era, es y sería la razón por la que Moa más sufriría.
Ella pagaría los trastos rotos de un noviazgo sin amor.
¿MaraTom, yes or no?