Narrador omnisciente.
Una sonrisa que aseguraba por parte de Moa que había entendido y que estaba de acuerdo con lo que se le pedía fue lo que hizo que Tom sintiera un escalofrío pesado recorriendolo en una sensación que lo dejaba incompleto, que lo hacía sentir como la persona más miserable que pisara la tierra.
— Lamento que no pueda amarte, Moa. —Susurró el de ojos azules con una expresión lastimosa.
Moa quien había desviado la mirada para no verlo se volvió a este al escuchar esas palabras.— Yo no me lamento de amarte, tú no tienes que lamentarte de no hacerlo. —Fue lo único que dijo, la morena sintió como sus labios eran mojados por un sabor salado lo que hizo que se diera cuenta de que la gruesa capaz de lágrimas que cubría sus ojos se había roto y estas gotas de lágrimas se abrieron paso por sus mejillas.— Si no te molesta, Tom, me gustaría estar sola aquí.
Pidió, Felton se negaba rotundamente a querer irse así como se negaba a que las ganas de querer consolarla salieran de él. Muy en el interior, cegadamente, Tom quería tomar a la chica entre sus brazos para acunarla en su pecho y consolarla, quería no ser él el que causara el dolor que en esos ojos marrones se reflejaba.— Moa, yo...—Se quedó callado cuando notó que la mencionada se puso de pie alisando su ropa limpiando sus lágrimas así como el camino que habían marcado.
Una risa nerviosa y sin gracia salió de sus labios para sostenerla la mirada.— Linda noche, estrellada, fría con una hermosa luna ¿No lo crees, Tom? —Preguntó evitando que aquel rubio hablara mientras esté se preguntaba ¿Cómo es que era capaz de sonreírle?— Me hubiese gustado seguir hablando contigo pero comienza a refrescar... Iré a la cabaña, buenas noches.
Y en medio del silencio entre los dos con el ruido de los árboles moverse la joven caminó tratando de mantener su cabeza en alto, no quería, no debía, no podía bajarla pues algo le decía que Tom la seguía con la mirada desde la banca.
Y era cierto, Tom siguió con la mirada a la chica hasta que se perdió de su vista, observó un momento el lugar donde se había perdido, suspiró con pesar reacomodandose en la banca para observar el cielo ¿Por qué sentía un vacío en su pecho? Se maldijo así mismo por ver a Moa retener esas lágrimas traicioneras.
Todo lo que hizo y dijo fue lo que pensó durante el alpinismo, el chico suspiró con pesar, él hacía eso para no lastimarse él y a la chica, a ambos y si tan solo Moa entendiera.
Él quería a Jade.
Pero sin reconocerlo, era bien sabido que amaba a Moa.
Por otro lado, una mujer de piel canela apenas entró a su cabaña soltó un jadeo rompiendo en llanto mientras se colocaba contra la puerta dejándose de caer hasta topar con el suelo, liberó en sollozos pequeños el llanto, el dolor que había nacido en su garganta cuando Tom le había dicho aquellas palabras.
¿Realmente creyó de forma vaga que Tom en algún momento cedería a sus sentimientos?
Se sentía usada, eso sí ¿Fue por eso que tras ese encuentro no divisó ese brillo en sus ojos? Aunque para ser realistas...
¿En verdad tenía ese brillo en sus ojos?
— ¿Que ha pasado? —Preguntó una voz que aquella morena conocía bien haciéndole sentir un escalofrío, Robert desde el umbral de la puerta de la habitación estaba observandola con un semblante que denotaba culpa, tristeza y lástima.— Moony, amor... ¿Que ha pasado?
La morena se puso de pie limpiando con brusquedad sus lágrimas para negar, alzó su rostro al punto de que su cuello se veía expuesto, pestañeaba rápido para que todas esas lágrimas la abandonaran.
Negó lentamente soltando una risa para aminorar la tensión entre los dos y la preocupación de Robert.— Nada, no es nada... N–No, no sabía que estabas aquí, pensé que estabas cenando.
— No, estaba en la habitación. —Dijo con un tono serio en su voz.— Moony ¿Qué ha pasado? ¿Por qué estas llorando? ¿Te han hecho algo?
Pattinson se acercó a ella para tomarla por los hombros mientras que sus ojos buscaban ver los de la chica, la cual evitaba verlo, y cuando por fin lo hicieron sintió una presión enorme en su pecho.
¿Qué pasó que él no estuvo para protegerla?
Sintió la culpa recorrerlo por completo.
— Nada. —Respingó la chica.
— Olga ¿Qué ha pasado? —La seriedad de su voz era algo que inocentemente la morena nunca había soportado, Robert a diferencia de Tom tenía una voz algo gruesa y ronca, por lo que si hablaba con seriedad sonaba naturalmente molesto, eso sin restar que la había llamado por se segundo nombre cosa que solo hacía cuando era severo.— Me preocupas, por favor...
La morena le sostuvo la mirada antes de acercarse a él y abrazarlo con la cintura siendo que aquel británico la abrazó por encima de los hombros, posó una mano en medio de su espalda así como su otra mano acunó su nuca.
— Me duele Robby... Aquí. —Una de sus manos se escabulló hasta su propio pequeño para que descansara en el lugar donde se situaba el corazón.
Robert entendió que Tom era la causa de sus lágrimas.
— Mi amor... —Susurró suplicante lo que hizo que Moa aprensara su agarre al cuerpo del varón.
— No me llames así... —Suplicó con esa voz airosa y gangosa a su vez, sorbió su nariz seguido de una risa triste. No se sentía bien para recibir esa clase de apodos.
La impotencia era algo que comenzaba a fluir en el interior de Robert ¿Que es lo que había pasado? Quería saber, quería actuar, quería hacer de todo para proteger a su morena, a la mujer que amaba. El silencio entre los dos se hacía menos incómodo cayendo en un aura de tristeza y melancolía, de fondo se podía escuchar a la televisión de la habitación prendida, nada era tan clara pero el ruido estaba presente, paulatinamente la morena hipeaba y sorbia su nariz así.
— Es que lo eres... —Dijo casi con un hilo de voz que a duras penas salió de su garganta pero fue lo suficiente para que pudiese escuchar la morena aquello, está con el ceño fruncido alzó su vista. La morena no sabía como reaccionar a ese comentario ¿Lo decía solamente por decir? No, él no era así— No hablaremos de esto hoy, pero quiero que sepas que te amo, estoy y estaré siempre para ti.
Robert llevó sus manos al rostro de la chica secuestrandola por las mejillas para acariciarlas, lentamente se acercó a su rostro haciendo que la joven se tensara de inmediato, ella no era un premio de consolación o algo similar, ella no era un objeto, y el británico lo tenía muy presente, besó la punta de su nariz alejandose con una sonrisa, peinó con tanta delicadeza el cabello de esta.
Tomó las manos de la joven para besar sus nudillos con sutileza, antes de que con una mirada suplicante indicara que fueran a la habitación a lo que en silencio Moa accediera.
Una de las ventajas de su cercanía, era como bien se sabía, la conexión que tenían al punto de entender lo que el otro quería, necesitaba, o pensaba con solo la mirada.
El chico pidió a la morena que se duchara para así poder relajarse, lo hizo, al salir se encontró con un conjunto de ropa que consistía en una de sus camisas favoritas que en su momento perteneció a Robert, un pans de pijama así como unas calcetas. En la cama se adentró la morena una vez vestida para ser cubierta por las sábanas de la cama seguido de hacerse bolita de inmediato.
Robert por su lado, yacía ya acostado, preparado para dormir pero sin sacar de su mente a Tom, justo lo que no deseaba es que ella saliera lastimada, la simple idea de que para el sangre pura la morena fuera un desliz lo enfermaba. Ambos adultos decidieron dormir temprano, más de lo acostumbrado, el británico mantenía su distancia no porque no quisiera dormir en su cercanía, no, sino porque dudaba de que ella lo quisiera cerca pero su sorpresa fue que la chica fue la que buscó su calidez.
Tom se repetía una y otra vez que había hecho lo correcto en alejarla, él quería a Jade por lo que no era justo que su chica se ganara ese trato, se repetía una y otra vez que ella tenía razón, temía porque la engañara y lo terminó haciendo.
Él pidió simular que nada había pasado.
Que solo siguieran comportandose como antes, solo una amistad.
Pero en un principio, nunca fue solo una amistad, al menos no con ella.
Era lo mejor para ambos según el rubio, y este mismo estaba seguro de que había lo correcto pero entonces ¿Por qué mierda sentía que era la peor decisión que habría tomado?
Lo era.