Robert.
Tenía presente que yo no era aquel rubio, que yo no era aquel que mandaba en el corazón de Moa.
Apenas Magdala dejó la sala en compañía de Tom no pude evitar sentir como mi estómago se estrujaba con fuerza dejándome a mí sin tanto apetito.
Tenía presente que Tom era imposible de hacer algo que rebasara los límites de amistad tenían, mismos limites que sabía que Moa no quería tener.
Sabía que Felton tenía novia por lo que una parte de mí se quedaba tranquilo tras la ides de que ellos intentaron algo más, conociendo al rubio mil veces preferiría alejarse que traicionar la confianza de alguien, sin embargo el saber que iban a pasar tiempo juntos no me agradaba demasiado.
No tanto por Felton, sino por Moa.
La conocía.
Ella estaba embelesada por aquel de ojos azules, puede que fuese tonto pero yo no quería que se alejara de mi lado, no quería que se fuera y el que ella estuviese a un lado de aquel varón quien era al hombre que envidiaba me mantenía con una terrible sensación en el estómago.
Apenas desayunamos, en compañía de mis dos amigos cercanos en aquel lugar comenzamos a caminar hasta las cabañas, siendo yo el invitado en la cabaña de Erin y Daniel.
Una vez ahí cada uno se perdió en su mundo mas de mi mente no podía sacar que Moa estaba con Felton.
— Tranquilo campeón, solo son unas horas. —Dijo Dann al ver que mi rostro estaba fruncido
Erin soltó una risa divertida y enternecida al notarme.
— Dann me dijo que pretendes decirle a Moa sobre lo que sientes. —Yo asentí con nerviosismo mientras me cruzaba de brazos.
— El Miércoles, sí. —Dije tratando de aparentar tranquilidad aunque mi interior era todo menos eso.— ¿Te dijo Dann que tengo en mente?
La chica negó.— ¿Planeas armar algo para ella?
— Claro, ella se merece todo lo bueno del mundo. —Dije con una sonrisa pequeña, Erin pareció reprimir una sonrisa de emoción.— El kiosco que hay aquí es un lugar muy lindo.
— ¿La llevarás ahí?
Asentí.— En la noche se ve lindo, las luces amarillas son perfectas, la cortina de pedrería se me hace muy bonito y da un poco de privacidad. —Expliqué.— Pretendo también querer bailar con ella.
Daniel ensanchó una sonrisa divertida.
Erin parecía emocionada.— Que lindo gesto de tu parte, Rob ¿Que pretenden bailar?
— Por favor, que no sea algo de twerk. —Rogó Daniel con un gesto de asco, Erin le dio un golpe en el hombre pidiendole compostura y seriedad.
Yo solo reí mientras negaba.— Eso es una sorpresa, solo puedo decirte que será algo simple.
— ¿Podemos ir a ver?
— ¡Dann, por favor! Es el momento de ellos.—Alegó Erin.
— ¿Qué? —Preguntó ofendido.- Ellos estaban de chismosos cuando te pedí ser mi novia.
Reí al recordar aquella ocasión.— Pueden ver de lejos si les parece.
— No es necesario.—Dijo Erin siendo contradecida por su novio.
— Ten por hecho que ahí estaremos.
Suspiré con algo de pesar, realmente rogaba porque todo saliera bien.
El aura que en un principio era de alegría se sumió en la penumbra, o al menos fui yo, Erin me miró compasiva mientras se ponía de pie de su lugar para caminar hasta mí y abrazarme por los hombros en cuanto se sentó en la codera del sofá donde esta sentado, llevándome a su pecho.
— Todo saldrá de maravilla, lo sé. —Dijo ella tratando de alentarme cosa que a mí me hizo sonreír por lo bajo tratando de mantener la actitud positiva que quería.
— Espero que sí. —Susurré en respuesta.
Ella se alejó tras dar un beso con mucha ternura en mi sien, diciendo que necesitaba retirarse para ducharse.
Me puse de pie para irme, sabía que necesitaban privacidad así que tenía que irme, Daniel caminó a mi lado para llevarme a la puerta.
Una vez atravesé el umbral me detuve dudoso en las escaleras, miré para atrás para ver el semblante de Daniel con tristeza.
Ambos pensábamos lo mismo.
— Realmente espero que te todo salga bien, me gustaría verlos juntos.—Dijo tras relamir sus labios.
Yo solo le sonreí sin ánimos asintiendo.
— Si ella te dice que no... ¿Qué piensas hacer?
— Lo que he hecho tras todos estos años... Ofrecerle mi amistad. —Dije quedandome callado unos segundos antes de hablar.— Pero ya no dependerá de mí, si ella me pide no seguir con la amistad lo respetaré.
Cosa que en verdad no quería, no deseaba que ella me alejara de su lado.
— No creo que eso pasé...—Dijo Dann sonriendome con un deje de ánimo.— Si hay algo que pueda hacer para ayudarte, con lo que podamos ayudarte, dinos.
Sin duda, me grato saber que tenía el apoyo de mi más cercano y mejor amigo.
Tras despedirme de él, caminé con calma hasta el kiosco en donde llevaría a cabo dicha confesión.
Me abrí paso a través de la cortina de pedrería que esta tenía, a la luz del día era un lugar perfecto para pasar el rato, estaba cercano a un risco protegido y reforzado para evitar accidentes.
Mi mente trajo a mis pensamientos una recopilación de mi vida amorosa.
Kristen fue una chica excepcional, era tan fenomenal para mí que me hizo feliz en los años que estuvimos juntos pero todo eso se terminó cuando supe de su desliz con Rupert Sanders, claro, quedé destrozado pero lo que creía que sería difícil de reparar fue todo lo contrario cuando en los brazos de Moa encontré el consuelo perfecto.
Y sin darme cuenta, mi corazón que había sido lastimado latía con intensidad por la morena que me abrió las puertas de su casa y sus brazos así como me tendió el hombro cuando lo necesitaba.
Explicar que me gustaba de Moa era difícil.
Ella hacía que todo lo que alguna vez sentí por alguna otra mujer se viese nulo e incluso ofensivo por pensar que era amor.
Sentía tantas ganas de protegerla de todo aquello que amenazara con lastimarla, quería hacer todo para hacerla feliz.
Una sonrisa tan torpe salía de mis labios tras recordar con vividez las sonrisa que la morena soltaba, las ocasiones que tras reír demasiado quedaba exhausta, las veces en las que quedó dormida entre mis brazos siendo una de ellas la ocasión en la que pude sentir mi corazón hacerse pequeña.
Ocasión en la que se enteró de que su madre había fallecido.
Lloró, no solo ella, Daniel también fue mucho más afectado que Erin o que yo, la madre de la morena siempre la madre de todos.
A mi lado, Moa contenta comía de mi plato, ella había terminado de comer lo suyo pero avorazaba lo mío, no me molestaba, me divertía como ver es que escabullia su mano para comer de lo mío.
Mientras que yo simulaba no darme cuenta.
Bonnie, y todos los demás se daban cuenta siéndoles enternecedor eso.
— No comas demasiado, sino no podrás entrar al río. —Avisé cuando por fin simulé darme cuenta de su travesura.
— Ni cimis dimisiidi. —Repitió con burla haciendome reír.— No, tranquilo, además si me ahogo los guardavidas me darán RCP.
Daniel la observó con celos protectores.— Hasta crees, pero dudo que sea imposible ahogarte, tienes flotadores naturales.—Burló, en referencia a los kilos de más en el perfecto cuerpo de mi morena.
Entre Daniel y Moa solían llevarse demasiado pesado con respecto a las burlas, los dos se podían bullear mofandose de la apariencia del otro pero nadie más.
Rodé mis ojos divertido.— Cierto, la guardavida de cabello rojizo esta muy linda, sería una buena excusa el fingir ahogarme.
Sentí un golpe en mi hombro haciendome jadear por el dolor momentáneo.
— Haré que te de RCP un animal silvestre. —Chistó Moa con recelos seguido de una risa.
— ¿Irán al río? —Preguntó Rupert interesado a lo que asentí.— ¿Podemos ir con ustedes?
— Claro, mientras más mejor.
Y sin darnos cuenta, tras haber almorzado todos nos encontrábamos en las palapas de la orilla del río, algunos disfrutando de la comodidad en las camillas que había ahi, otros nadando y algunos solamente apreciando el lugar como lo éramos Moa y yo, había un pequeño puente de madera en el que estábamos sentados rodeados por el agua cristalina.
— Me gusta la tranquilidad.
Dijo Moa haciendo que la notara, sonreí asintiendo.— A mí también, me gusta porque la disfruto contigo.
La morena se volvió a verme soltando una risa divertida mientras negaba.— ¡A mí también! Me gusta estar contigo como ni te imaginas Robby~—Sonreí con satisfacción, ella se reacomodó para estar frente a mí.— ¿Sabes qué me dijo Tom?
La miré con curiosidad.
— Él creyó que tú y yo estábamos saliendo. —Dijo eso con un tono divertido en su voz.
Por un momento la satisfacción se apoderó de mí, me tranquilizaba que Tom llegara a pensar eso.
— Le dije que no. —Sentí un dolor en mi garganta.
— ¿Ah, no? —Pregunté con burla recibiendo la risa de la chica.— Lastimas mi corazón. —Llevé una mano a mi pecho apretando entre mis dedos mi camisa echando la cabeza hacia atrás simulando un ataque cardíaco.
Podía bromear de eso con ella pero la verdad es que sí dolía.
Moa ensanchó su sonrisa dándole un golpe suave.— Aunque no me sorprende que piensen eso, tú y yo somos muy cercanos al punto que parecemos novios.
— Realmente no sé porque piensan eso, si supieran que en realidad te vendería al diablo por un chicle.—Dije burlonamente.
La morena negó divertida.
El silencio se instaló en nosotros.
— ¿No te gustaría una relación conmigo?
No supe de donde salieron esas palabras pero sentí un escalofrío recorrer mi espina dorsal.
Los ojos que me hacían suspirar me miraron con detenimiento.
Sentí morirme en vida.
— Estás un poquito feo pero nada que no se arregle con un baño. —Burló, los dos reímos.— Y nos llevamos bien. —Respondió con simpleza, volviendo su mirada al frente.— Sí, me gustaría, sería interesante tener una relación contigo.
Una sonrisa salió de sus labios cuando me observó de reojo.
No sabía si lo decía por seguirme el juego pero eso creó en mí miles de sensaciones.
Me hizo sonreír negando suavemente con la cabeza poniendo la mirada en el suelo.
Tal vez mis preocupaciones eran en vano.