The Royals © Taekook ✓

By SrtaGekko

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La dinastía Kim ha reinado por cientos de años, cientos de historias que han transformado a la nación en una... More

THE ROYALS
Booktrailer + Mapa + Aesthetics
Antes de leer
Prólogo
Primer acto: Insondable procedencia
I: Ojos zarcos
II: Médico real
III: «Su Majestad es muy noble»
IV: Peonía
VI: Jardín reverdeciente
VII: El sonido del silencio
VIII: Pulga
IX: Olivo dulce
X: Aguas primorosas
XI: «Para servirle»
XII: Origami
XIII: Clavellinas
XIV: Único niño
XV: Margaritas rosas
Segundo acto: Nada me has dado y, sin embargo...
XVI: Tulipanes jaspeados
XVII: Pensamientos blancos
XVIII: Camelia rosa
XIX: Rosas rojas
XX: Las agallas de mucho más
XXI: Baile de primavera
XXII: «No fue su culpa»
Tercer acto: Dioses, perdonen a este alfa desdichado
XXIII: «Ofrezco una alianza»
XXIV: Coraza de hierro y nogal
XXV: «Lo sabemos»
XXVI: «Él hace su vida y yo hago la mía»
XXVII: Rutina, repetición, costumbre, adaptación
XXVIII: Una obra de arte digna de ser admirada
XXIX: La caída de los grandes pt. I
XXX: La caída de los grandes pt. II
XXXI: Un rey absolutista
Cuarto acto: Inverosímil
XXXII: Completo
XXXIII: «Querido JungKook»
XXXIV: Omega del rey
XXXV: Claveles fúnebres
XXXVI: Treinta monedas de oro
XXXVII: Muestra de interés
XXXVIII: Llamas, cenizas y lágrimas
XXXIX: Estrellas móviles
XL: Cicatrices indelebles
XLI: Amor mío
XLII: Mío
Quinto acto: Nube de ensueño
XLIII: Felicidades
XLIV: El deber de un omega
XLV: La Luna del rey
XLVI: Amor a primera mentira
XLVII: Al borde del abismo pt. I
XLVIII: Al borde del abismo pt. II
XLIX: Al borde del abismo pt. III
L: Soledad y penumbra
LI: «Que los Dioses estén con él»
LII: Desorientación
LIII: El traidor y el asesino
LIV: Resquebrajados
LV: Hermandad escabrosa
LVI: Luna menguante
LVII: Develación de verdades
LVIII: Declaración de guerra
Sexto acto: Jardín de porcelana
LIX: Flor marchita
LX: Cielo carmesí
LXI: Inefable
LXII: Poder indeciso
LXIII: Intimidad
LXIV: Cómplices en el amor
LXV: Problemas, sangre y seducción
LXVI: ¿Dioses crueles?
LXVII: Sed de venganza
LXVIII: Diminuto y perfecto
Séptimo acto: Sendero de la resiliencia
LXIX: Ceremonia de presentación
LXX: Un amor para toda la vida
LXXI: Una lavanda y mil lamentos
LXXII: Un sueño lúcido y cruel
LXXIII: Campo de lavandas y reminiscencias
Epílogo
Agradecimientos y curiosidades + FP
EXTRA I: Un cobijo para males pasados

V: «Encuentre a mi niño»

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By SrtaGekko

Sus ojos se cerraban constantemente, no había podido dormir en toda la noche por lo incómodo que se le hacía estar en ese lugar y no entre la fina tela del dosel de su mullida cama en el palacio, sin mencionar el desagradable olor a tierra que predominaba en aquel agujero incierto. El dolor de su brazo herido persistía y su angustia cada segundo aumentaba más al saber que nadie siquiera sabía que estaban ahí encerrados.

De verdad deseaba poder conciliar el sueño, de preferencia en su cómoda alcoba, o al menos en una cama, se conformaba con eso, pero en ese lamentable caso, no tenía ni la una ni la otra. TaeHyung no podía decir que no estaba frustrado y de mal humor.

Lo único que lamentaba el rey de tener que salir de aquel desagradable lugar era que, al hacerlo, también volverían todas esas responsabilidades que lo comenzaban a atosigar, como una ráfaga de viento o golpes de pólvora. Dioses, apenas llevaba unas semanas en el liderazgo del reino y ya sentía que iba a explotar.

Se abrazaba a sí mismo mientras movía los dedos con algo de ansiedad, viendo al envidiable omega dormir tan plácidamente que parecía irreal, como si no le importarle en lo más mínimo que parte de su cabello se estuviera embargando de tierra, o su atuendo manchándose con la misma. Él simplemente descansaba como si fuera un lecho cálido.

TaeHyung suspiró, y no quería hacerlo, pero su mano termino acercándose al hombro del omega para zarandearlo un poco. Como consecuencia, JungKook arrugó las cejas e incluso su nariz, quejándose, también manoteando su mano y acomodándose nuevamente en una posición más cómoda aún.

—Omega JungKook —llamó con su voz gruesa, pero JungKook se negó en sueños—. Omega JungKook —insistió.

—Tengo tierra en el trasero —balbuceó por lo bajo, logrando que TaeHyung abriera más sus ojos.

—¿Disculpe? —TaeHyung volvió a zarandearlo un poco más fuerte y JungKook dio un respingo, aferrándose con fuerza al brazo del alfa y abriendo los ojos en grande en dirección a todos lados.

—¡Tengo tierra en el...! ¿Qué? —JungKook, desconcertado, se dio cuenta de que el alfa lo miraba con una ceja alzada y eso lo hizo carraspear a modo de huida, soltándolo a la velocidad de la luz—. ¿Qué hace? ¿Por qué me toca? —TaeHyung apartó su mano.

—Disculpe, es que seguimos aquí —expuso y JungKook miró a su alrededor antes de girar de vuelta hacia el alfa.

—¿Y despertándome de mi sagrado sueño nos sacará de este lugar?

TaeHyung viró los ojos y se levantó, caminando unos pasos para inspeccionar nuevamente si existía alguna posibilidad de salir, y JungKook acabo levantándose también.

—No hay forma, ayer revisé, no se puede escalar.

TaeHyung giró a verlo hacia abajo, pero cerró los ojos con fuerza casi inmediatamente.

—Omega JungKook —reclamó TaeHyung, logrando que JungKook se mirara a sí mismo y recordara que solo vestía con una bata, que ya de por sí estaba rajada de un lado, dejando ver la piel cremosa de su muslo izquierdo.

—Lo siento, Majestad —Se apresuró a buscar la capa que había caído a un costado y se la colocó por sobre los hombros, cerrándola totalmente alrededor de su cuerpo, acercándose de vuelta al alfa.

TaeHyung iba a abrir la boca para decir algo cuando ambos escucharon las pequeñas ramas del exterior quebrajarse por lo que parecían ser los pasos de dos personas, seguidos de dos voces y próximamente, palabras.

—A ese tal JungKook, te juro, YoonGi, que lo terminaré ahorcando algún día —era la voz de HoSeok que se escuchaba a lo lejos.

—O él te terminará ahorcando —respondió el contrario, poco a poco ambas voces acercándose a su ubicación.

—Si ese ser tan bajo le hizo daño a TaeHyung o lo hizo caer en la tentación de su naturaleza, lo juro por los Dioses y mis padres que me observan, que voy a sacarlo del castillo con grilletes.

TaeHyung giró a ver a JungKook, quien tenía los labios en forma de una línea, y los ojos llenos de fastidio, y no pudo evitar soltar dos carcajadas altas.

—Hablas de la tentación como si no la hubieras cometido —contrapuso YoonGi, y ambos atrapados pudieron escuchar un claro "Shh" de parte de HoSeok.

—Escuché la carcajada de TaeHyung.

—Yo solo escucho...

—¡Su Majestad!

—... pájaros —completó YoonGi con el ceño fruncido, algo aturdido por el reciente grito de HoSeok, muy cercano para su gusto.

—Aquí estamos —habló TaeHyung con voz grave, lo suficientemente alto para que luego pudieran escuchar pasos corriendo aproximarse, y seguidamente ver a HoSeok asomarse hacia abajo, tirando sin querer, un poco de tierra al fondo.

—Su Majestad —musitó HoSeok con alivio, deteniéndose solo un segundo para ver de reojo a JungKook, quien aún tenía la misma línea formada en los labios, pero, aun así, HoSeok lo ignoró olímpicamente—. Tenemos que sacarlo de aquí —Le habló al rey y JungKook simplemente resopló mientras se sentaba de vuelva en el suelo a esperar la ayuda.

Pocos minutos pasaron cuando más guardias aparecieron y vieron como tiraron una soga, una. JungKook miró a HoSeok con mala cara, pero este ni siquiera se molestó en corresponderle.

—Suba, mi rey —pidió HoSeok y TaeHyung tomó la soga con una de sus manos, pero luego se la extendió a JungKook, quien no pudo evitar no mirarlo con los ojos redondos y abiertos.

—Usted primero —Le concedió, JungKook asintió agradecido.

—Gracias —tomó la cuerda entre sus manos justo antes de que un jadeo se escuchara desde arriba y JungKook convirtió su expresión a una seria al saber quién había sido.

—Debe atársela a la cintu-

Se cortó a sí mismo cuando vio al omega impulsarse en la pared sosteniendo solamente la cuerda con ambas manos, escalando como si supiera perfectamente lo que hacía. TaeHyung se apartó hacia atrás para poder verlo subir desde un ángulo más acertado, impresionado con la destreza y facilidad que emanaba el omega haciéndolo.

Una vez JungKook estuvo arriba, todos los guardias se le quedaron viendo estremecidos, pero él solo miró mal a HoSeok y caminó arreglándose la capa.

—Eso no debe ser difícil —habló HoSeok refunfuñando, YoonGi tocó su hombro.

—Yo creo que sí —contradijo este, y ambos vieron como TaeHyung intentaba subir de la misma forma, pero solo se resbalaba una y otra vez.

—Mi rey, no haga eso que se lastimará las manos —señaló HoSeok, preocupado.

—¿Está enamorado de Su Majestad? —La voz de JungKook se escuchó desde atrás, seguida de las risas de los demás guardias, consiguiendo incluso elevar una de las comisuras de YoonGi.

—No molestes, niño —masculló HoSeok, girándose ligeramente para mirarlo y obviando por completo el tratarlo con formalidad.

—Solo pregunto —aclaró inocentemente, ahora mirando detrás de HoSeok—. Mi reeeey —musitó agudamente, imitando y burlándose de HoSeok, quien lo miró de mala gana.

Los minutos posteriores dieron paso a TaeHyung, quien ya había logrado subir con ayuda de algunos guardias que jalaron de la cuerda que el alfa tuvo que amarrar a su cintura al no saber cómo subir de otra forma. Arregló su traje con ambas manos y miró a los guardias.

—Muchas gracias —expresó el alfa, pero no pudo ni moverse cuando ya tuvo a HoSeok observando su brazo con consternación y espanto.

—¿Qué es eso en su brazo?

—He hecho caer a Su Majestad en la tentación de mi naturaleza y ahora tiene una mordida de la serpiente del mismísimo infierno —explicó burlonamente el omega, cerrando los ojos después—. Oh, Majestad, póngame grilletes —elevó sus manos hacia adelante y HoSeok vio con recelo, cruzado de brazos.

—¿No te cansas?

JungKook abrió los ojos solo para sonreírle mientras lo miraba.

—No si puedo humillarlo peor que usted a mí —aclaró con una sonrisa para luego mirar a Su Majestad—. El rey está cansado, es mejor irnos —Acto seguido, el omega comenzó a caminar.

YoonGi pudo ver como HoSeok tenía los ojos cerrados e inhalaba muy fuerte, intentando contener sus impulsos de rabia hacia aquel omega. Él solo pudo apretar los labios, queriendo burlarse de su amigo, pero controlándose para que no expulsara toda su furia contra él.

TaeHyung también quería reírse de él, pero no hizo tanto esfuerzo en ocultar la sonrisa burlona en sus labios.

—Vamos al castillo —ordenó, caminando en la misma dirección por la que se había ido JungKook, siendo seguido por sus dos guardias más cercanos y un poco más atrás, el resto.

Cuando todos salieron de los árboles, el rey divisó casi al instante el carruaje que los esperaba, con las pertenencias de todos ahí empacadas.

—Ya es hora de irnos —habló HoSeok mientras se acercaba a su caballo, pero pegó un pequeño brinco cuando JungKook exclamó cerca de él.

—¿Sin despedirnos de los amables campesinos que nos dieron asilo? —expuso incrédulo—. Además, mis prendas todavía se encuentran allá.

—Sus cosas ya están en el carruaje —contestó HoSeok, sin mirarlo siquiera.

—¿Osaron a entrar en mi privacidad? —Sus ojos expresando una ligera irritación—. Debemos ir a despedir a los campesinos, eso debe hacer Su Majestad —HoSeok simplemente seguía ignorándolo—. El rey tiene unas malditas piernas para ir hasta allá y cumplir con su deber.

—Dioses, ¿pero de qué sucio lugar vienes?

JungKook gruñó de frustración, pues hablar con HoSeok era como luchar contra las olas, pero para su suerte, no tuvo que hacer más esfuerzos por convencerlo ya que TaeHyung se acercaba decidido.

—Iremos hasta allá y nos despediremos.

JungKook se calmó un poco más, pero HoSeok se puso de más mal humor, no quedándole de otra más que acatar. JungKook regresó junto al rey, quien le colocó la mano en la espalda por un momento, logrando así que el más bajo mirara hacia atrás disimuladamente, un poco asombrado y nervioso.

En realidad, solo era un simple roce, pero JungKook nunca había recibido acciones parecidas de un alfa, eso simplemente era extraño, cualquier omega estaría de esa forma en su situación. Además, que la persona de la cual provenían dichas acciones no era nada más y nada menos que el mismísimo rey de Daegu, y aquello lo hacía un poco más estremecedor. JungKook no vio venir eso ni en un millón de año, si era sincero.

Sin embargo, el pequeño roce no duró demasiado, JungKook creía que era porque el alfa se había dado cuenta de que lo había tocado, pero no estaba muy seguro de ello porque TaeHyung no mostró expresión alguna, así que él simplemente actuó como si nada hubiera pasado.

Antes de entrar, escuchó un carraspeo a su costado, donde YoonGi se rascaba la nuca viéndole.

—¿Le quedaron más hojas de menta? —preguntó, realmente algo avergonzado de estarle preguntando algo como eso, pero se relajó un poco cuando JungKook exhaló una sonrisa pequeña y asintió.

—Por suerte las tengo en este bolso —expresó, pues no sabía muy bien donde estaban el resto de sus cosas, es decir, sabía que estaban empacadas en el carruaje, pero a saber dónde.

Abrió su bolso rebuscó en él, sacando lo que buscaba y extendiéndoselo al alfa.

—Toma este ramo, tiene raíces y podrá sembrarla en su hogar si gusta —ofreció afablemente y YoonGi las recibió asintiendo.

—Gracias.

—Disfrútelo —sonrió de medio lado y entró en el carruaje.

Habían partido ya hace unas horas después de haberse despedido de los campesinos en la zona residencial del lugar, y JungKook y TaeHyung tenía hambre, mucha. El omega miró al rey solo unos segundos, luego colocó pequeño bolso sobre su regazo, sacando una pequeña hoja verde y extendiéndosela a TaeHyung.

—Tome, no le quitará el hambre, pero es algo.

TaeHyung la tomó entre sus dedos y asintió, viéndole.

—¿Cuánta menta le tomó a ese pobre señor? —inquirió el rey mientras la masticaba.

—No tomé mucho, solo que la menta no cabía en mi otro bolso así que lo puse en este —recostó su cabeza tranquilamente, o al menos hasta que sus ojos se abrieron de par en par y soltó un jadeo. TaeHyung inmediatamente lo miró preocupado—. ¿Y si su guardia puso mi bolso debajo de cosas pesadas? —negó asustado—. Mis plantas medicinales se dañarán.

TaeHyung no pudo evitar poner una cara algo extraña, no entendiendo la pasión del omega por esas plantas, pero aun así lo quiso calmar un poco.

—Si se dañan, me encargaré de reponerlas.

JungKook soltó un largo suspiro aliviado que luego dio paso a un silencio cómodo entre ambos. Un silencio que para la impresión de ambos no duró mucho, pues no tardaron en escuchar unos gritos provenientes de afuera. Los dos se miraron ceñudos, y JungKook estaba por asomarse hacia afuera cuando una mujer entró al carruaje, haciendo que JungKook se echara hacia atrás espantado.

La mujer despelucada y alterada lo miró un segundo antes de mirar al rey y acercarse lo suficiente como para tomarle las manos entre las propias.

—Majestad, mi hijo, no está, por favor, Majestad, encuentre a mi niño —suplicó la mujer, desesperada y casi ahogándose por sí sola mientras el rey la observaba con las cejas arqueadas, la boca entreabierta y la respiración acelerada, mirando las manos de la mujer y luego a su rostro bañado en la peor de las tristezas y desesperaciones.

Solo unos segundos después, guardias reales intentaron sacarla del vehículo, pero ella se aferraba a las manos de TaeHyung, sin cortar en ningún momento el tormentoso contacto visual.

—Se roban a nuestros hijos, haga algo por favor, mi único hijo no está con su madre —se lamentó con los ojos inyectados en rojo de tanto llorar, inevitablemente teniendo que ceder a las fuerzas que los guardias aplicaban para sacarla—. ¡Su Majestad! —gritó por última vez antes de que fuera sacada totalmente del carruaje, el cual aceleró notoriamente después de aquello.

TaeHyung estaba petrificado en su lugar, en la misma posición en la que la mujer le había tomado las manos con una desesperación dolorosa para los ojos de ambos presentes.

—Majestad —llamó JungKook en un intento de traerlo de vuelta, pues el rey lucía verdaderamente turbado con el evento tan reciente y ciertamente escalofriante.

No recibió respuesta, cosa que le hizo levantarse de donde estaba sentado, teniendo cuidado de no tropezarse a causa de los baches del camino que recorría el carruaje, y se sentó al lado del alfa.

—¿Está bien? —preguntó suavemente, extendiendo la mano con intenciones de posarla en su espalda, cerrando indeciso el puño y arrimando su mano unos centímetros más lejos de la espalda del alfa, pero finalmente terminó apoyándola con mucha suavidad, para acariciarla solo un poco.

El alfa apartó sus ojos con algo de dificultad de sus manos, parpadeando solo una vez antes de ver al omega a su lado.

—¿Qué... qué fue eso?

Cuando llegaron al castillo, TaeHyung salió sin emitir palabra, teniendo que soportar a HoSeok detrás de él preguntándole si le había pasado algo. Y aunque su cabeza estuviese a punto de explotar en mil pedazos, exclamó que necesitaba una reunión con el concejo con carácter de urgencia antes de, sin más, retirarse de la presencia de todos, dejando a JungKook con su capa por sobre sus hombros y también muy abrumado.

Poco después, el omega quedó totalmente solo en el mismo lugar, presenciando como todos los demás se retiraban para atender al rey. Fue ahí cuando vio con curiosidad como una señora se acercaba a él y se detenía justo frente a él, extendiéndole un sobre sellado.

—Es una carta de invitación de Su Excelencia Kim SeokJin —informó la señora, haciendo que JungKook elevara ligeramente las cejas, suponiendo de quién se trataba.

Le agradeció a la mujer, que se retiró seguidamente de aquello, y él se quedó viendo ese sobre sellado con un sello rojo en él.

SeokJin miraba como los sirvientes arreglaban toda la mesa, fijándose en que cada mínimo detalle de la misma quedara totalmente impecable ante el ojo de todos, pidiendo incluso que los diversos cubiertos estuvieran simétricos uno al lado del otro, asegurándose de que también prepararan una comida que requiriera el uso de todos los utensilios formales para su consumo. Todo debía estar perfecto, pulcro e irreprochable.

Una vez todo estuvo listo, SeokJin caminó agraciadamente hacia el espejo de más cercano y arregló el precioso y sencillo collar dorado que colgaba de su esbelto cuello, arreglando también el anillo brillante y deslumbrante que simbolizaba su unión matrimonial para que fuera lo más visible posible.

Se giró cuando vio a uno de sus sirvientes a través del espejo, y al hacerlo, éste realizó una reverencia.

—El médico real ha llegado, Su Excelencia —informó con la cabeza gacha y SeokJin enderezó su fina espalda, elevando un poco su mentón.

—Déjalo pasar —ordenó, viendo como el hombre caminaba hacia la puerta principal. El omega pegó un pequeño brinco cuando escuchó la puerta ser nuevamente tocada y el resto de los sirvientes que apenas habían tenido tiempo para comenzar a retirarse, fueron despachados con apuro por el omega.

Cuando no hubo nadie presente a excepción de aquel sirviente que abriría la puerta, SeokJin arregló su atuendo y carraspeó para lucir lo más calmado posible.

Tan solo unos pequeños segundos después de lo que le había tomado al sirviente abrir la puerta y retirarse cuando el invitado estuvo dentro, SeokJin pudo ver a ese omega de baja estatura, reconocidas ondas y ojos violetas. No pudo evitar elevar un poco una de sus cejas al percatarse, bajo un disimulado escrutinio, que ese omega vestía con las mismas prendas que usaba la primera y última vez que lo vio, pero, aun así, decidió simplemente omitir ese detalle, continuando con su protocolo.

—Gracias por aceptar mi invitación —Lo pudo ver dar unos pasos más hasta adentrarse un poco más en la vivienda.

—Para mí fue una sorpresa, Excelencia —expresó JungKook, haciendo que SeokJin elevara sus cejas y asintiera algo extraño al ver cómo el omega castaño observaba toda la sala.

SeokJin supuso que JungKook estaba algo asombrado por la cantidad de cosas finas del lugar, pero la realidad era que el lugar era reconfortante a pesar de ser lujoso, y eso JungKook jamás lo había experimentado.

—Sentémonos, ¿le parece?

JungKook se limitó simplemente a asentir, siendo guiado por el dueño de casa hacia la mesa del comedor donde ambos se sentaron después de que dos mayordomos aparecieran para rodar formalmente sus sillas.

—Su hogar es hermoso —admitió el omega de ondulada cabellera.

—Me imagino que debe ver cosas mejores ahora que vive en el castillo.

—He visto muchas cosas de clase pero, su casa luce más familiar en comparación al palacio —A SeokJin le fue inevitable sonreír un poco.

—¿Familiar? —miró hacia su regazo por un momento, analizando aquella paraba antes de volver la vista al omega contrario—. Estoy seguro que se debe a los dos hijos que comparto con mi esposo —JungKook elevó las cejas.

—No me imaginé que tuviera hijos.

—Al estar casado con mi esposo debo tenerlos —Su tono de voz salió más duro y tosco de lo que pensó, incomodando a JungKook al instante. El anfitrión exhaló y cerró los ojos—. Discúlpeme.

El pequeño silencio incómodo se cortó cuando los platos de comida llegaron a la mesa, siendo depositados por los mayordomos junto con una jarra de vino y dos copas.

JungKook no se privó de agradecerles por sus servicios antes de que se retiraran, dejando a los dos omegas solos nuevamente.

SeokJin le dio un trago a su copa de vino ya servido, observando de soslayo las acciones próximas del omega, que implicaban comenzar a utilizar la infinidad de cubiertos junto a su plato, esperando que aquel omega no supiera utilizarlos adecuadamente... pero su expresión se cayó cuando vio como JungKook empezó a utilizarlos como si nada, y correctamente.

El anfitrión se atragantó con un poco de vino antes de emitir palabra.

—No puede comer hasta que yo lo haga —Fue lo único que atajó a decir, logrando que JungKook lo viera.

—No estoy comiendo, solo preparo mi comida —aclaró algo serio, SeokJin lo miró con los ojos algo achicados. JungKook soltó sus cubiertos y los dejó en su lugar, sin apartar la vista del contrario—. Disculpe el atrevimiento, Su Excelencia, pero si piensa que invitándome a comer con usted de alguna manera me hará sentir humillado déjeme decirle que no lo va a lograr —SeokJin explayó los ojos, sintiéndose expuesto—. Creo tener una leve idea hecha en mi imaginación del por qué me repite con tanto ahínco que está casado con el duque, así que permítame decir que en mis planes no está ninguna de sus sospechas, ni sus temores.

SeokJin se quedó en silencio un pequeño instante.

—¿Qué sospechas y temores? —dijo haciéndose en inocente.

—Un imposible interés por su esposo —contestó éste sin miedo alguno.

SeokJin enmudeció y abrió los ojos en grande, consternándose a tal punto que rio.

—Tiene una gran imaginación.

—Soy sensato y usted no muy discreto —SeokJin dejó la copa sobre la mesa.

—¿Nunca le enseñaron a respetar a un miembro real? —más JungKook no respondió, haciéndolo recostarse en la silla y suspirar cansado—. Pido sinceras disculpas, mi matrimonio agota...

—¿Todavía desea que comparta con usted? —volvió a hablar JungKook, sereno, y SeokJin no le respondió directamente, a cambio, agitó una pequeña campaña que estaba sobre la mesa e inmediatamente un mayordomo llegó. Miró a JungKook luego de que el sirviente se retirarse y sonrió ladino—. Me agrada.

Al cabo de un rato, ambos acabaron sentados enel sofá del salón, con el estómago lleno y a gusto, riéndose ruidosamentemientras comían uvas y bebían vino. SeokJin estaba acostado en el mueble, mientras que JungKook estaba sentado en el apoyabrazos del mismo. Los dos estaban ruborizados, pues ya ni siquiera sabían con certeza cuanto habían bebido.

Las risas continuaron, solo que esta vez unos chillidos peculiares y juguetones se escucharon desde el pasillo, seguidos de dos figuritas pequeñas: un niño y una niña, quienes se asomaron, siendo seguidos nerviosamente por unas sirvientas, queriendo llevárselos de vuelta a sus habitaciones.

—Déjalos, yo los cuidaré, largo —ordenó SeokJin, recibiendo una reverencia de ambas antes de que se retiraran y permitieran que los dos niños corrieran hacia él mientras que SeokJin extendía los brazos hacia ellos, ya sentado en el sofá y con la copa de vino descansando en la pequeña mesa junto a él.

Los dos niños se tiraron hacia él, siendo recibidos por un abrazo fuerte que hizo que los hizo quejarse tiernamente. SeokJin aflojó el agarre y cortó el abrazo con una sonrisa radiante, dejando que los pequeños permanecieran aun sobre él.

Esos dos pares de ojitos se posaron en JungKook con una curiosidad adorable, SeokJin siguiéndolos en su acción y mirando a JungKook también.

—Hijos, él es JungKook, él salvó la vida de su padre.

El niño mayor se removió sorprendido sobre el regazo de su padre, queriendo ser soltado para gatear hacia el otro omega, subiéndose sobre su regazo para ser mimado y abrazado, y JungKook simplemente no pudo negarse, totalmente enternecido.

—Papá a salvo —pronunció el niño, cerrando un poco sus ojos cuando JungKook acarició su menuda espalda mientras que SeokJin peinaba el cabello de su hija con los dedos.

—¿Está casado? —preguntó SeokJin, captando la mirada de JungKook, quien negó después, SeokJin aliviándose por aquello—. No se lo recomiendo... ¿Y quiere tener hijos? —JungKook sonrió un poco.

—Al ser omega no tengo otra opción, ¿cierto?

—¿Y los querría?

JungKook miró al bebé en sus brazos y no dudó en responder.

—Sí, estoy seguro que sí.

SeokJin también miró a su hija, tocando suavemente un hoyuelo de su preciosa niña pequeña.

—No importa que tan destruido esté un matrimonio, los hijos siempre valdrán la pena —alegó SeokJin mientras asentía ligeramente, no logrando ocultar el toque triste que se implantó en su voz seguidamente—. Soy más padre que esposo, pero estos niños hacen que cada día casado sea hermoso, pues si no me hubiera comprometido, nunca hubieran existido...

—No necesita ser un esposo para ser genial, el amor que le tienen sus hijos lo demuestra con creces —sonrió JungKook, palmeando la espalda del omega mayor, que volteó un momento a ver a SeokJin con un brillo alegre resplandecía en sus ojos.

JungKook se separó un poco, viendo como SeokJin acariciaba a sus dos niños y la empatía pintó los ojos de JungKook porque podía sentir lo vacío que estaba aquel omega tan amable. Esperaba sinceramente que la vida le sonriera.

—Creo que tenemos que atender otros problemas internos del palacio y desplazar el de esa mujer a un lado temporalmente, Majestad.

El nombrado se afirmaba de la mesa con ayuda de sus codos, sus manos juntas a la altura de su boca, donde las dejaba reposar sutilmente, serio y ceñudo.

—¿Qué es más importante que el tema de la madre desesperada?

—Su Majestad, seguramente no era una madre, muchos omegas siempre quieren llamar la atención —contrapuso Oh WonJoon, aquel alfa mayor con bastón, con los ojos fulminantes del rey sobre él.

TaeHyung había visto la desesperación genuina de esa mujer, quién incluso osó adentrarse en la propia carroza del rey de Daegu para suplicar por su hijo. ¿Cómo se atrevían a desvalorizar aquello?

El anciano carraspeó.

—Entre los asuntos prontos a atender está el de su improvisada huida del palacio y el inconveniente de caer en una trampa con ese omega médico —WonJoon continuó, ésta vez leyendo un papel—. Además del matrimonio secreto de Su Alteza Real y también el resultado de las reuniones con los cancilleres.

TaeHyung azotó la mesa con su palma.

—No me interesan esos insignificantes problemas —vociferó pero, sin embargo, hizo silencio, posando su mirada agria en el hombre—. ¿Qué matrimonio secreto?

Todos los miembros del concejo se vieron entre sí en ese instante.

—El matrimonio del Príncipe JiMin, por supuesto.

TaeHyung tensó su mandíbula, no disminuyendo la presión ni siquiera cuando volvió a formular palabra.

—¿Con quién?

—Con su escolta personal, Su Majestad, Jung HoSeok.

—Se cancela la reunión —bramó TaeHyung de golpe, poniéndose de pie con una velocidad algo brusca, haciendo que el resto de presentes también se levantaran en forma de respeto a su indomable posición.

Escuchó reclamos de parte de algunos miembros, pero TaeHyung hizo oídos sordos y dio las zancadas necesarias hasta llegar a donde suponía que estaba su hermano mayor en ese momento.

Abrió la puerta de golpe, con la cara roja y sus ojos zarcos y atigrados amenazantes y colmados de conflagración.

Los vio a los dos, sentados el uno junto al otro, cercanos y sin duda íntimos, pero nada más. TaeHyung rio sin gracia y se aseguró de azotar la puerta tras él con toda la fuerza que tuvo, sin voltearse siquiera, solo mirándolo a su hermano y a su amigo, solo a ellos.

Con uno de sus dedos, apuntó hacia el príncipe, dando unos cuantos pasos más para acercarse, enfureciéndole el simple hecho de que lo estuviera mirando con esa indiferencia tan insoportable.

—¿¡Cómo pudiste!? ¡Me viste la cara de idiota, siempre me has visto la cara de idiota!

—TaeHyung-

—Cállate y no me llames así —vociferó TaeHyung hacia HoSeok ante su interrupción y miró a JiMin—. ¡Te has burlado de mí!

—Hice lo que papá prometió —remedó el omega con fastidio en cada una de sus facciones. TaeHyung negó con la cabeza.

—No, lo hiciste por capricho, por venganza —masculló.

—Soy feliz con HoSeok.

—¡No, no eres feliz con nada! ¡Eres un malcriado inconforme que siempre quiere tener más y más sin importar el costo de lo que implique conseguirlo! ¡Y esto, JiMin, te va a costar muy caro! —JiMin no pudo no alterarse.

—¡Tú haces lo que a ti te da la gana, papá siempre te dejaba hacer todo lo querías y yo era el marginado por ser un omega!

—¡No es mi culpa que seas un acomplejado por algo tan insignificante como eso, porque aun así eres de parte de la familia, le guste a quien le guste!

JiMin tomó el brazo de HoSeok y se levantó, queriendo salir de ahí con la mandíbula apretada en cólera e impotencia, pero no pudo hacerlo cuando TaeHyung se puso delante, bloqueándoles el paso.

—¡Ni se te ocurra, JiMin!

—¡Tú no me entiendes, no eres un omega, eres el rey, no entiendes mi dolor! —exclamó caso desgarrándose la garganta en el proceso, señalando a HoSeok después—. ¡Él si lo entiende y por eso me casé, y tú no me ibas a detener!

—¡No tengo que entenderte para saber que no solo soy tu hermano, sino tu rey, así que debes respetarme, Kim JiMin!

—TaeHyung, por favor, escucha mejor —pidió a modo de súplica HoSeok, acercándose a JiMin.

—¡Te dije que no me dirigieras la palabra, y mucho menos me llamaras por mi nombre, ya no tienes derecho! —reprendió TaeHyung con intensidad, e iracundo miró de vuelta a su hermano—. Estás fuera de la corte —JiMin lo miró incrédulo—. A ver si así aprendes a respetarme como tu rey —quiso irse de una vez por todas, pero JiMin lo siguió antes de que pudiera tomar la manilla de la puerta.

—¿¡Eres capaz de despojarme de todo derecho como príncipe por quebrar tu orgullo como rey!? —Lo empujó por la espalda—. ¡Tú no eras así, mi hermano me hubiera entendido y apoyado, el poder te consume y te volverás igual de cruel como papá fue conmigo! —respiró agitadamente, con los ojos ardiendo dolidos de la impotencia.

TaeHyung simplemente volteó a ver con ojos vidriosos y acuosos a su hermano mayor.

—Y mi hermano nunca hubiera intentado matarme.

JiMin arrugó las facciones un poco, viendo como una lágrima furtiva escapaba de uno de los ojos zarcos de su hermano menor.

—Estás fuera de la corte —repitió en un susurro antes de darse la vuelta y salir lo más rápido que pudo de ahí, dejando a JiMin helado, necesitando apoyarse de la silla más cercana.

HoSeok tocó su espalda con suavidad y JiMin volteó, fundiéndose en un abrazo con su ahora esposo, su fuerza.




Nota:

AAAAA, feliz sábado mis primitivas.

Intenté actualizar el miércoles pero fallé :,v estoy intentando volver a agarrarle el ritmo a la escritura como hacía con FP, pero TR es otro lvl AAAAAAA, pero díganme, ¿qué les está pareciendo hasta ahora? ESTO APENAS COMIENZA Y YA ESTOY ENAMORADA.

Se vienen grandes cosas para esta historia, espero que la disfruten y sean pacientes ANBKGJDNKGJF LOS AMO, BESITOS EN SUS BELLAS NALGUITAS.

PD: Récenle a papi Shin para que pueda agarrarle fluidéz a TR para así traer cada miércoles un nuevo capítulo <3

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Espero que disfruten el fic :3