Alicia: habrá ido a buscarla?... ay hijo, solo espero que sepas hacer las cosas, estás muy enamorado y en esas condiciones a veces el cerebro no razona.
Se fue a la cocina se preparó un té y regresó a su cama.
Regina domaba con sus caderas a Daniel, mientras él desde abajo disfrutaba del panorama que veía a simple vista, el cuerpo desnudo de la mujer que tanto amaba, ambos expresaban su amor con la unión de sus pieles, formando un solo ser, la temperatura del momento iba en subida desbordandose en la enorme cama con toda la pasión que llevaban dentro.
El ritmo de ambos corazones parecían tocar la misma pieza y sus respiraciones estaban igual de agitadas; Los jadeos se multiplicaban a medida que llegaban al momento más excitante de su encuentro .
Alicia se había quedado dormida, esperó por un buen rato a su hijo, pero el sueño pudo más que la impaciencia de saber donde estaba, aunque ya lo suponía.
Regina y Daniel dormían muy abrazados y totalmente desnudos, ella abrió los ojos y se quedó unos segundos contemplándolo, acariciando suavemente sus labios, sus mejillas, por un momento pensó en despertarlo para que se fuera a su casa pero quería seguir abrazada a él y decidió dejarlo dormir.
Regina: te ves tan lindo dormido...es nuestra primera noche juntos, solo espero que no tengas problemas con tu mamá.
Le susurró mientras lo veía con sus ojos tan llenos de amor.
Regina agarró la frazada y se arrapó junto a él, lo abrazó y en pocos minutos se quedó dormida.
Al día siguiente, muy temprano, Alicia despertó, como instinto regresó a la habitación de su hijo confirmando que no había pasado la noche allí.
Alicia: este hijo mío, ya me imagino donde pasó la noche y con quién.
Regina despertó primero que Daniel, sonrió al verlo dormido, se levantó se dio un baño y llamó a su nana para ver cómo estaba su pequeña, Daniel abrió los ojos cuando tocaron a la puerta, escuchó que Regina abrió.
Regina: muchas gracias.
Servicio a la habitación: necesita algo más?
Regina: no! todo está perfecto.
Daniel se sentó en la cama, se puso sus pants.
Regina: buenos días dormilón!
Le dijo Regina mientras se acercaba con el desayuno para darle un beso.
Daniel: no puedo creer que hayamos pasado la noche juntos.
Regina: así es, no sabes lo maravilloso que sentí al despertar y verte a mi lado.
Daniel: Fue una noche inolvidable, y hace mucho despertaste?
Regina: como media hora, no quise despertarte, te veías muy a gusto durmiendo.
Daniel: y como no iba a sentirme así si estaba contigo?
Regina le dio un dulce beso.
Regina: tienes hambre?
Daniel: muchísima, después de una noche tan ajetreada así creo que perdí energía.
Regina río
Regina: bueno, aquí esta nuestro desayuno.
Regina se sentó junto a Daniel en la cama y desayunaron.
Daniel: qué hora es?
Regina: van a dar las 9.
Daniel: tengo que ir con mi mamá, debe estar preocupada.
Regina: , si pero que te parece si después de desayunar, estoy segura que sabe que estás conmigo.
Daniel: sí, igual yo, mi madre no es tan ingenua, sé que me entiende, pero tengo que pasar por las cosas de mi padre como quedamos ayer.
Regina: es cierto, hay que llevarlas al dispensario, porque no te das un baño después de desayunar.
Daniel: mejor ven conmigo a la bañera.
Regina: no se puede, porque ya me bañé, además dudo mucho que si entramos juntos sea precisamente a tomar un baño, y urge encontrarnos con tu mamá.
Daniel: tienes toda la razón.
Desayunaron tranquilamente y después de unos 15 minutos Daniel tomó un baño mientras Regina hizo un par de llamadas más a la constructora.
Miranda disfrutaba de un día de escuela muy feliz con sus compañeras, algunas ya habían dejado de molestarla porque no tenía papá, pues ella les decía que ya tenía uno y solo le faltaba que se casara con su mama.
Sofía desayunaba con Gabriel en la clínica.
Gabriel: no puedo creer lo que hizo tu hermana, es tan loca como Daniel, tal para cual.
Sofía; si! La verdad es que están bien enamorados esos dos.
Gabriel: y cuando regresan?
Sofía: hoy en la tarde o quizás noche, ambos confirmaron que estarían dos días ausentes.
Gabriel: y sabes por qué pelearon?
Sofía: Según me dijo mi hermana esta mañana tocaron un tema que a ella le duele.
Gabriel: y se puede saber cuál es?
Sofía: el padre de Miranda.
Gabriel tomaba un sobro de café y al escucharlo estuvo a punto de ahogarse.
Sofía se levantó y lo ayudó.
Sofía: estas bien?
Gabriel: si, gracias.
Sofía: te decía que tocaron ese tema y discutieron fuerte.
Gabriel: me imagino, y por qué Daniel se habrá ido con su mamá?
Sofía: supongo que no tenía con quien hablar.
Gabriel: estoy yo, su amigo.
Sofía: tu no entenderías la situación.
Gabriel: porque lo dices?
Sofía: porque Daniel está enamorado de mi hermana y tú no tomas una relación en serio, que podrías decirle?
Gabriel: me estas cuestionando? Si lo dices por lo que tenemos tú y yo te aclaro que no soy de piedra, tengo sentimientos.
Sofía: bien, si eso es cierto dime que sientes por mi?
Gabriel se quedó pasmado, sin saber que decir.
Sofía: lo ves, ni siquiera puedes definir un sentimiento, bueno me voy hoy tengo un largo día hoy.
Gabriel llamó a su amigo sin obtener respuesta, mientras Alicia arreglaba un poco la casa, Daniel y Regina llegaron.
Daniel: hola mamá.
Alicia lo vio con un poco de desconfianza.
Regina: buenos días, trajimos unos tamalitos para la comida.
Alicia: gracias hija.
Daniel: perdón mamá, olvidé llamarte, es que no sé dónde quedó mi teléfono.
Alicia sacó de su bolsillo.
Daniel sonrió tímidamente y lo recibió.
Daniel: gracias, bueno voy a cambiarme.
Regina acomodó las bolsas de los tamales y lo demás que habían comprado.
Regina: por favor no se moleste con Daniel, no fue su culpa.
Alicia: no soy tan irracional, ni incrédula para no darme cuenta a donde fue, es solo que debió avisarme, sino hubiera sido por que estas aquí y supuse que estaba contigo me hubiera muerto de los nervios.
Regina: es que teníamos una conversación pendiente, algo que no debía esperar.
Alicia: y supongo que lo aclararon.
Regina: si! La verdad es que se nos fue el santo al cielo y cuando nos dimos cuenta ya era tardísimo.
Alicia: entiendo, pero me alegra que hablen y resuelvan sus dudas.
Regina: si! Ya no hay secretos entre nosotros.
Alicia sonrió, pero con algo de duda.
Daniel terminaba de vestirse e iba rumbo a la cocina a encontrarse con las dos mujeres que hablaban muy a gusto, las observó a lo lejos unos segundos.
Alicia: la sinceridad en una relación son parte fundamental para que esta se mantenga.
Regina: si, eso me queda muy claro, a veces las mentiras pueden dañar la magia de una relación, y la verdad es que me siento tan feliz que entre nosotros no exista nada oculto.
Alicia: eso quiere decir que Daniel te ha confesado la verdad sobre tu hija?
Regina vio a su suegra muy confundida, mientras que Daniel abrió los ojos y se quedó helado.