Odio Profundo |BL| ©

By Mila_Darkness

5.7M 562K 731K

Dominik Evans es un joven introvertido, preso entre las paredes de su propio hogar. Maltratado por la persona... More

• Introducción
• Epígrafe
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Laguna Inestable

Capítulo 47

80.7K 7.2K 14.3K
By Mila_Darkness

La felicidad no es un estado constante, no se quedará allí para siempre, es efímera y te abandonará a la primera oportunidad que le des.

¿Cómo es posible que en un segundo estés sintiéndote el chico más afortunado del mundo, y al otro caigas directamente al más oscuro de los infiernos?

Aaron estaba allí, envolviéndome con sus ágiles brazos entre las sábanas polvorientas. Quizás la casa era un desastre, el olor a cenizas putrefactas terminó invadiendo cada rincón del lugar, pero aún así fue lo más hermoso que había visto jamás. Sin lujos estúpidos, sin pretensiones ridículas, solo un hogar destruido que representaba algo íntimo para él. En aquella habitación tuvimos una conexión superior a cualquier acto sexual: más delicada, más profunda. Aaron estaba entregándose a mí, y no físicamente, sino emocionalmente.

¿Por qué tuvo que arruinarlo? 

Estábamos bien hasta que él decidió darme su otro regalo, uno que jamás hubiese esperado. Los vellos de mi piel se erizaron, las nauseas me retorcieron el estómago, solo podía observar inmóvil aquel reluciente objeto. 

—¿Dónde lo conseguiste? —pregunté, mi voz apenas eran susurros lastimeros. Él seguía luciendo alegre, sus ojos brillaban repletos de ilusión, ignorando el malestar que estaba apoderándose de mí. 

—Lo llevaste al colegio varias veces —respondió calmado, balanceando el objeto entre esas pálidas manos—. Se veía extraño en ti, recuerdo que me generaba bastante curiosidad. Un día solo desapareció, poco tiempo después lo encontré tirado en uno de los baños, abandonado. —Me sonrió con tristeza—. Perteneció a tu mamá, ¿cierto? 

Y él tenía razón, era suyo.

Un relicario plateado en su totalidad, de forma ovalada, con una bella dalia en el centro. Adentro de él me encontré esa pequeña fotografía, casi en perfecto estado. Mi padre se deshizo de cualquier imagen que me permitiese recordarla, todo fue directo a la basura, incluyendo cualquiera de sus cosas. Hubiese sido el obsequio más bello del mundo si no fuese por un gran detalle...

Mi madre fue enterrada con él. 

Murió teniéndolo envuelto en su delgado cuello. 

Nunca pude haberlo llevado al colegio porque jamás le puse una mano encima, Aaron estaba mintiéndome. Y decidí ignorarlo, no quise arruinar su día, pero el mío quedó deshecho. Confrontarlo hubiese sido una pésima idea, empeoraría la situación, así que le agradecí y él lo colocó alrededor de mi cuello. 

Mierda, seguir pensando en esto solo me hará daño. Para peor mis últimos días de vacaciones fueron un asco: si bien Patrick estuvo bastante calmado, el bastardo me arrebató cualquier oportunidad que tuviese de hablar con Rebeca. Necesito saber qué es lo que oculta, pero además debo preguntarle sobre el relicario. Ella tiene que saber algo, en verdad ansío una maldita respuesta que le dé algo de paz a mi mente.

Mas la cadena de sucesos desafortunados no se detiene ahí, falta una jodida cosa más: Rayner Logan. Él se fue, pero las marcas que dejó continúan en mí, y tengo miedo de no poder borrarlas jamás. A veces se manifiestan físicamente, como un desagrado momentáneo cuando Aaron intenta tocarme, por suerte he conseguido controlarlo logrando que prácticamente no afecte mi deseo sexual hacia el rubio. Otras veces aparece en forma de pesadillas, atormentándome. El niño pequeño que corre intentando escapar de una sombra aterradora, persiguiéndolo errante, como la peor de las bestias.

Y cae al suelo entre sollozos, siendo devorado por él. 

La ley de Murphy dice que si algo puede salir mal, saldrá mal. 

Y parece ser que todo está saliendo como la mierda hoy. 

Kara había acordado encontrarse conmigo en nuestro asiento habitual de la cafetería, pero decidió dejarme plantado para ir con su novia. No puedo culparla, también estuve dejándola de lado por la nueva relación entre Aaron y yo, aunque nunca la he dejado en visto como ella hizo esta mañana. Viene así desde hace días, no fue algo de una sola vez. Lo entiendo, somos jóvenes, es normal querer follar todo el tiempo con nuestras parejas, pero la extraño. 

Solo nos hemos visto el primer día del año, Rebeca organizó una cena extravagante e invitó a los tres integrantes de la familia Jones. Bastian nuevamente no quiso asistir, lo cual ya me esperaba. Adrienne pareció un poco molesta por ello, aunque lo disimuló bastante bien. En realidad hubiese sido una noche perfecta si no fuese porque apenas pude hablar con mi mejor amiga, estuvo ausente gran parte del tiempo. 

—Los niños crecen demasiado rápido: recuerdo cuando mi bicha era pequeña, lloraba seguido porque yo no tenía tiempo para jugar con ella —Adrienne había dicho, llamando la atención de todos—. Ahora es ella quien no tiene tiempo para mí, siempre pensando en su noviecita... —murmura con cierto rencor. 

Kara seguramente se hubiese quejado de su madre mientras refunfuñaba, pero no estaba escuchando. Aquella mirada azulada quedó atrapada en su celular, mientras una sonrisa tonta le cubría el rostro. 

—Te entiendo completamente —le respondió Rebeca, observando a mi rubio, quien estaba concentrado mirándome sin disimulo—. Desde que Aaron se enamoró, ha actuado como un animal salvaje e incontrolable. 

—¿En serio? No tenía idea —habló Patrick uniéndose a la conversación, sentado en el extremo de la enorme mesa—. Cuéntanos más de esa chica, debe ser muy especial.

—Lo es. —Él volteó la mirada hacia su dirección, luciendo seguro—. Al principio la detestaba, apenas podía soportar su presencia. Pero siempre fue hermosa, incluso provocativa, y no pude resistirme a tal belleza. —Me atraganté con un trozo de carne, por suerte nadie lo notó—. Llegó a besarme estando ebria, en verdad me deseaba. Así que decidí conquistarla, terminó en mi cama al poco tiempo.

En ese momento lo único que deseaba era patearle ambos testículos, para mi desgracia tuve que controlarme, solo pude lanzarle miradas indignadas. El bastardo me guiñó un ojo, haciéndome enojar más.

—¿Metiste chicas a tu habitación? —Mi padre arqueó las cejas, cruzándose de brazos. Sentí cómo la piel se me erizaba, temía por la reprimenda que él podría darle al rubio. El alivio inundó mi cuerpo cuando vi su sonrisa aprobatoria—. Tú debiste haber sido hijo mío, eres todo un ganador —le contestó orgulloso—. Deberías enseñarle a Dominik cómo conquistar mujeres, aunque sé que es una misión imposible. 

—También me gusta alguien —hablé impulsivamente, dejando los cubiertos sobre el plato aún lleno de comida—. Y esa chica está perdidamente enamorada de mí.

—¿Tiene alguna discapacidad mental? —preguntó fingiendo inocencia, Rebeca entrecerró los ojos mientras apretaba con fuerza su copa de vino—. Porque dudo que una chica normal pueda fijarse en ti.

Adrienne frunció el ceñó, disgustada. Pero yo no estaba molesto, me dio la oportunidad perfecta para burlarme de Aaron. 

—Debo ser honesto, ella tiene varios problemas mentales, creo que son severos y la dejan medio idiota. —Sonreí complacido, sintiendo cómo Aaron me atravesaba con la mirada—. Estuvo persiguiéndome un largo tiempo, era demasiado acosadora, anhelaba mi atención constante. Fue sencillo llevarla a mi cama, lo disfrutó demasiado. 

—¡Muchachos! —nos interrumpió Adrienne, descontenta—. Son realmente groseros los tres, hablando así de mujeres que ni siquiera están presentes. Sean más caballeros, las chicas no son objetos que están para complacerlos.

—Exacto, Aaron. —Levanté ambas cejas, desafiante.

—Tu chica va a estar muy enojada cuando le cuente esto —amenazó entre dientes, clavando su cuchillo en la pobre pechuga de pollo. 

—Y la tuya seguramente no te deje follarla por un largo tiempo —le contesté divertido, sintiéndome triunfante. 

—¡Dominik Evans! —me gritó ella, apuntándome con el tenedor—. Estamos en una mesa familiar, controla tu vocabulario, jovencito —suspiró dramáticamente—. Yo a tu edad mantenía mi boca ocupada en otras cosas, pero jamás era grosera.

Rebeca soltó enormes carcajadas, contagiándome enseguida. A los pocos segundos todos nos estábamos riendo sonoramente, menos mi mejor amiga, quien seguía mandándole mensajes a Rose. Por un momento olvidé que Patrick existía, concentrándome solo en las demás personas, disfrutando de su compañía. 

Era tarde cuando la familia Jones regresó a su hogar, así que hicimos nuestras rutinas nocturnas y fuimos a dormir. Bueno, por lo menos ese era mi plan, pero cierto rubio tenía otras ideas en la mente. No tuve tiempo ni siquiera de entrar a nuestra habitación, fui cruelmente atacado por aquel demonio despiadado. 

Mi cadera sigue deshecha, sin mencionar cómo me arde una zona en particular cada vez que quiero sentarme.

Un molesto sonido consigue traerme a la realidad, haciéndome parpadear varias veces. El timbre del instituto Delta suena con intensidad, indicando que es hora de entrar. Los pocos estudiantes que quedan en la cafetería comienzan a marcharse, dejándome solo. Tomo mi mochila y la cuelgo sobre un hombro, enseguida camino hacia la puerta más cercana. Termino en el pasillo principal, repleto de adolescentes que corren temiendo llegar tarde a su primer clase. 

Una cabellera pelirroja logra llamarme la atención, mi corazón se acelera al instante. Fred Hamilton está a pocos pasos de mí, ensimismado en sus pensamientos. Había olvidado que nuestra primera clase es literatura, siempre somos compañeros de equipo. Esta vez no podrá seguir ignorándome. Desde hace días intento hablarle, mandándole mensajes que ni siquiera son vistos, sintiéndome como un estúpido insistente. Él se volvió distante conmigo, y no entiendo por qué, mas hoy lo averiguaré. Además tengo su regalo navideño aquí, guardado en mi mochila. Le compré una camisa roja y dorada al puro estilo Gryffindor, estoy seguro que la amará.

Observo hacia el frente, notando cómo Fred dobla la esquina del pasillo. ¿Qué busca hacer? Se supone que debemos entrar a clases ahora mismo, pero está yendo en dirección contraria. El profesor Green va a matarnos si llegamos tarde. ¿Estará planeando faltar?... No, eso no tiene ningún sentido, el pelirrojo jamás se perdería de alguna clase. Probablemente vendría al instituto incluso si hubiesen huracanes destruyendo la ciudad entera, debe haberle pasado algo para querer irse. 

¿Sería incorrecto seguirlo? Quizás solo necesita ir al baño.

¿Y si no es así? ¿Y si necesita ayuda?  

Mis pies comienzan a moverse enseguida, siguiéndolo con disimulo. No quedan personas a nuestro alrededor, los estudiantes y profesores ya entraron en sus respectivas clases. Él continúa caminando sin percatarse de mi presencia, deteniéndose contra la puerta que conduce al estacionamiento. La abre bruscamente, saliendo del lugar dando grandes pasos. Consigo sostenerla antes de que se cierre, enfocando la vista en Fred. Él sostiene un cigarrillo entre sus dedos, con su mano libre saca un encendedor del bolsillo y lo prende. Alzo las cejas, incrédulo. 

¿Desde cuándo fuma? 

Apenas puedo percibir el humo debido a la niebla, el frío invernal es atroz. Él está bastante abrigado, pero por alguna razón ambas manos le tiemblan. Su mirada es diferente, hay un brillo extraño rodeándola. 

—Dominik, eres pésimo acosando gente —habla sorprendiéndome, suelto un grito indigno cuando mi codo choca contra esa maldita puerta de metal. 

—¿De qué hablas? —Salgo lentamente, intentando controlar el ardor en mi rostro—. Solo quería tomar aire libre.

—¿En horario de clases? —pregunta negando con la cabeza—. No sueles escaparte así.

—Tú tampoco, pero aquí estás —contesto cruzándome de brazos, congelado—. ¿Te encuentras bien?

—Ahora te importa —espeta irónico, riendo sin gracia. Le da una gran calada a su cigarrillo, exhalando el humo tóxico. Frunzo el ceño, confundido. 

—¿A qué te refieres? —Me acerco, quedando frente a él.

—Fue sencillo para ti olvidarte de mí, no intentes negarlo —escupe entrecerrando los ojos, la furia es visible en ellos—. Pero tranquilo, entiendo que ser un juguete sexual te mantiene ocupado.

Mi boca se abre atónita, tardo varios segundos en procesar sus palabras. Cierro ambos puños con fuerza, tratando de mantener la calma. 

—No soy el juguete sexual de nadie —respondo entre dientes—. Y te recuerdo que tú eres el que ignora mis mensajes, he intentado hablar contigo un millón de veces.

—¿Por qué querría responderte? Tomaste tu elección, preferiste al imbécil de Aaron. —Aplasta la colilla del cigarrillo contra la pared, luego lo tira a mi lado—. ¿Tan bien te folla? Espero que su pene valga cada golpe que te da. 

—Cierra la maldita boca —gruño, el aire comienza a faltarme—. No tienes ni puta idea de lo que hablas, mi novio es...

—¿Tu novio? —Me toma del brazo, acercándose—. Eres tan ingenuo, él nunca te verá como su pareja, dudo que alguien lo haga después de cómo te rebajaste. —Sus ojos atraviesan mi cuerpo como dagas filosas—. Tu valor se perdió el día que decidiste abrirle las piernas.

Golpeo su rostro sin poder contenerme, repleto de furia y asco. Enseguida siento un dolor intenso en la espalda, acaba de estrellarme contra la pared. Su mano libre agarra mi cuello, presionándolo. 

—¿Duele que diga la verdad, Dominik? —susurra contra mis labios, el estómago se me revuelve. Siento varias lágrimas caer de impotencia, impidiéndome ver con claridad. 

Este no es Fred, no puede ser él. 

—Suéltame —demando empujando su pecho, pero continúa sin alejarse. 

—Eso le decías al bastardo, ¿no es así? —ríe siniestramente, haciendo que mi piel se erice—. Y él nunca respetó tu voluntad, ¿por qué debería hacerlo yo? 

—Aaron lo hizo porque me odiaba —susurro deseando poder patearlo, mas la posición no me lo permite. 

—Quizás también te odie —contesta cínicamente, acariciando mi rostro—. Solo eres una puta más que se entrega a cualquiera, fui tan imbécil al creer que valías la pena.

La ira bloquea cualquier pensamiento racional que pueda tener, enseguida golpeo mi cabeza contra la suya, haciéndolo jadear. Esto lo obliga a retroceder, dándome la oportunidad de patear su entrepierna. Cuando está por caerse al suelo toma la manga de mi abrigo, logrando que ambos caigamos juntos. Quiere incorporarse pero no le doy ninguna oportunidad, rápidamente me subo a horcajadas encima de él. Mis manos van directo a su cuello, intentando mantenerlo quieto. 

—¿Tanto te duele ser el segundo plato, Fred? —pregunto malicioso—. No, espera, ni siquiera estabas en el menú en primer lugar. —Él busca derribarme, pero le es imposible desde abajo—. Nunca quise estar contigo, siempre te vi como un amigo. Es una pena que resultaras ser otro trastornado más —escupo furioso—. Amo a mi novio, solo estuve con él, pero si deseara follarme a media ciudad no sería tu maldito problema. 

—¿Y tú crees que él te ama? —suelta sonriendo, engreído. 

—Por supuesto que lo hace —contesto apretando los dientes—. Tampoco es de tu maldita incumbencia mi vida amorosa. 

—Todavía queda algo de inocencia en ti. —Hace un movimiento brusco, tirándome al suelo—. ¿No has escuchado la cantidad de conquistas que tuvo tu noviecito? —Se pone de pie, manteniéndose a una distancia segura—. Cuando iba a su antiguo instituto, todo el mundo lo conocía por acostarse con chicas y dejarlas luego del acto, utilizándolas sexualmente. —Pasa una mano por su frente hinchada—. Solo las ilusionaba para poder follárselas, ese es tu amado novio. Y lo sé porque Dan me lo dijo, te recuerdo que son grandes amigos. 

—¿Piensas que voy a creerte? —pregunto irritado, parándome—. Lo conozco mejor que tú y tu estúpido hermano, él es homosexual desde niño.

—De homosexual tiene lo mismo que yo: nada —responde divertido—. Ambos somos bisexuales, incluso Aaron ha besado en nuestro instituto a una chica pelirroja. Abre los ojos, estás saliendo con un tipo que te cambiaría por cualquier agujero. 

Es cierto, besó a Rose. 

—¿Y qué importa? —suelto empezando a ponerme nervioso, deseando escapar de aquí—. Sigue sin tener nada que ver contigo. 

—Tienes razón, tú ya no tienes nada que ver conmigo —contesta dándome la espalda—. Búscate a otro compañero de equipo. —Abre la puerta—. Prefiero tener amigos que sepan respetarse a sí mismos. 

Él desaparece, dejándome con la respiración acelerada y un enorme vacío en el pecho. Agarro mi mochila con los dedos temblorosos, sacando de ella ese maldito regalo. Observo el bello envoltorio de colores, sintiéndome un completo imbécil. Respiro hondo mientras camino hacia el tarro de basura, enseguida tiro su regalo. 

------------------------------------------------------------------------------------

»Nota de la autora«

¡Hola! ¿Cómo están?

¿Qué les pareció el capítulo?  ¿Muy intenso? 

Demoré bastante en escribirlo debido a la intensidad de este, sobre todo me costó mucho hacer la última parte. Pero estuve editando también otros capítulos, planificando nuevas cosas para la novela y además... 

¡Me hice un instagram!

♚ Allí ya subí unas ediciones que hice sobre los personajes de Odio Profundo, los creé en Artbreeder, son aproximaciones de cómo imagino a varios personajes (están casi todos, incluyendo a Patrick, Rebeca y Elizabeth, también el padre de Aaron). 

♚ El link está en mi biografía, pero les dejo el nombre aquí también: Mila_darkness_

♚ Pienso subir todos los memes que tengo hechos de mis novelas (la mayoría son de esta), también datos extras, ediciones bonitas, etc. Son más que bienvenidos a echarle un ojo, me ilusiona bastante tener esa cuenta nueva jajjajaaj.

Bueno, eso sería todo por el momento. 

¡Muchas gracias por leerme!











Continue Reading

You'll Also Like

133K 8.6K 41
Rex Gold es un brujo y es el cantante más famoso de Rivershire. Un día decidió salir de las sombras para mostrarle su increíble voz al público y disf...
144K 8.5K 31
Hermione, Ginny y Luna cursan su séptimo año después de la guerra en Hogwarts. Cuando Draco y Hermione se topan en un lugar en el que ninguno de los...
5.3K 974 26
Sang se ha mudado de ciudad al iniciar la universidad, al llegar al campus conoce a Prem, su compañero de habitación, quien resulta ser un chico coqu...
207K 5K 11
Han pasado casi diez años desde la última vez que Sebastián y Alexander volvieron a estar juntos. Sin embargo, el sentimiento que los unió en el pasa...