Riot

By Suicidal_voice

9.9K 1.2K 787

Claude se siente pleno con su vida, tiene un trabajo que disfruta y un lugar para llamar hogar, pero como sie... More

RIOT
00: Puto Dorrance
01: Selección
03: El inicio de todo
04: La envidia del mundo
05: Servicio a domicilio
06: Príncipes falsos
07: Plática familiar
08: Hora de la fiesta
09: Experiencias
10: Peligro
11: Cielos distantes
12: Mío
13: Desde la raíz
14: El rey de la mala suerte
15: Caballería al rescate
16: Dile la verdad
17: Hazte responsable
18: Punto de inicio
19: Sabor amargo
20: Quiebre
21: El silencio del perdedor
22: El sacrificio del Alfa
23: Daño y cura
Nota del autor
24: [EXTRA] Un epílogo sobre el pasado

02: Desafiar a un diablo

397 56 43
By Suicidal_voice

No pasó más de dos días para que el tema de la búsqueda de la prostituta de un Dorrance volviera a alterar la paz de Blane's.

—¿Ya están los resultados de la primera selección? —preguntó una chica de mi sector.

—Hace poco llegaron—contestó Verónica con evidente emoción—. Van a enviar un correo en unos minutos con los nombres con las indicaciones de la nueva selección, ¡esto me pone los pelos de punta!

Luke jaló mi camiseta entre todo el alboroto.

—Con Vero estamos seguros de que saldrás seleccionado, no nos defraudes—me dijo con tranquilidad.

Me quedé quieto en mi lugar manteniendo mi vista en Verónica rodeada por el hiperventilado personal.

¿Defraudar? Entonces voy a decepciónalos en un nivel más grande.

—Sabes que no saldré seleccionado—le dije con la misma tranquilidad. Luke soltó una pequeña risa.

—Puede que sí, puede que no, pero la verdad es que tengo una pequeña intuición.

Observé al pelirrojo de reojo y este me sonrió. No entendía el porqué de la situación, pero a veces Luke me daba algo de miedo con esas sonrisas que parecían inocentes, pero ocultaban cosas que no eran de Dios o alguna otra clase de santo.

Bueno, era fácil de entender que Luke no era un Santo.

El pelirrojo se estiró alzando sus brazos, soltando un suspiro.

—Bueno, bueno, ya me voy, tengo hora con un cliente.

—Déjame adivinar, hmmm... ¿Ese tal Enzel? Ese Beta con fetiches con tus piercings—dije sin evitar sonreírle con malicia, Luke frunció sus labios.

—Es un hijo de puta—soltó para luego girarse con energía—¡Es la cuarta vez en dos semanas! Quién diría que unos piercings en los pezones y en la lengua lo hicieran prenderse como estúpido.

Lo empujé levemente.

—Ya no te quejes, el dinero es lo importante.

—¡Eso deberías decirlo cuando se trata de los Dorrance! —comenzó a alzar la voz mientras se dirigía a su cuarto—. Ya me vendrás a llorar de alegría cuando estés forrándote entre billetes y ese cuerpo, ¡Después me dices el tamaño de esa tercera pierna que se carga!

No pude evitar reírme por las sutiles palabras de Luke y más cuando la gente a nuestro alrededor se giró con la atención pegada al pelirrojo hasta que se perdió entre los pasillos.

Este idiota.

Observé mi celular revisando los recientes mensajes que me habían llegado cuando unos enormes pechos llamaron mi atención. Verónica me estaba observando con una enorme sonrisa.

—¿Qué? —pregunté con sequedad.

—Hm, como decirlo... Ahora mismo debería estar en mi oficina llamando de a poco a los seleccionados—decía aun manteniendo su sonrisa mientras me mostraba la pantalla de su celular: —Pero adivina qué nombre está entre los seleccionados.

Era como si ese Claude estuviese destacado entre mil colores. No me la creí, por lo que tomé su teléfono móvil entre mis manos y comprobé que no fuera una especie de broma entre la tetona y la antorcha andante.

Pero era completamente real.

—¿Qué es esto? —solté aún sin creerlo—pero ¿cómo?

—No tengo ni idea, a lo mejor caes más en los gustos de un Dorrance de lo que creías. Te quieren en el salón de la reunión pasada en treinta minutos.

Y sin nada más que decir, Verónica se largó dejándome nadando en una especie de laguna mental que ella misma había creado. Me quedé quieto en mi lugar sin saber qué decir o cómo actuar.

¿Qué mierda?

Creo que estuve alrededor de tres minutos en un estado de confusión sin creerme por completo que había pasado la primera selección sin esfuerzo alguno, ¿Habrá sido una especie de milagro? Había mucha gente en esa habitación que consideraba más que guapa, aunque no niego mis propios rasgos, pero estoy seguro de que había más por donde escoger.

Seguí pensando en miles de posibilidades por haber sido seleccionado hasta que el sonido de mi estómago hambriento me interrumpió, coloqué una mano sobre ella.

Al parecer el impacto de ser nuevamente seleccionado había despertado el monstruo que vivía en mi estómago.

Caminé con la clara sensación de que mi expresión de perro había vuelto mientras me dirigía al comedor del personal aún con la mente por las nubes.

¿Cómo? No me tenía ninguna clase de esperanza, ya la había perdido cuando estuve en más de 100 sorteos en internet y no había ganado ni un pelo. Al parecer lo único que ganaría en mi vida era un montón de penes a mi disposición como el prostituto que soy.

Pasé mis manos por mi rostro, agotado. Giré por uno de los pasillos mientras apretaba el puente de mi nariz sin miedo por chocar con algo, pues me sabía el camino de memoria, pero, misteriosamente, me golpeé con algo.

O más bien, choqué.

—Ah, discul... —empecé a decir alzando mi vista, silenciando de golpe sintiendo como mi cuerpo volvía en un estado de shock y se congelaba.

Cuando conocí a Roswell Dorrance sentí una especie de atracción e inquietud, era extraño. Nunca pensé que mi cuerpo reaccionaría a la presencia de un Alfa de esa forma, pero ahora, con esos ojos oscuros observándome con atención, ese cabello correctamente peinado a diferencia de su hermano menor y esa aura tan noble me hizo morir en un oasis.

—No fue nada, no te preocupes—fue lo primero que dijo Aage Dorrance—. Que tengas una buena tarde, con permiso.

Y siguió su camino.

Era Aage Dorrance, no tenía dudas.

—¿Qué...? —solté.

¡¿Qué diablos fue eso?! ¡Acabo de toparme con Aage puto Dorrance!

Sabía que mi Omega de encontraba en coma. Sabía que mi perra interna estaba fantaseando de gran forma, pero, mi yo real, solo pudo pensar en qué clase de maldición estaba cayendo.

¿Qué? ¿Cómo? ¿POR QUÉ? Si esto era una especie de broma por parte del destino, quiero decir que ya me cansé, ¿Cómo es posible que un ser precioso, pero insignificante como yo, empiece a verse rodeado por los Dorrance? Me sentía como una estrella en el paseo la fama.

¿Me estás tratando de decir algo, destino? ¡Pues dímelo a la cara, que no estoy entendiendo ni un diablo!

Me obligué a controlar la expresión de mi rostro y retomar mi camino sin mirar hacia atrás, ¿y si era un simple fantasma parecido a un sugar daddy que murió por estos lados? Sí, todo era una clase de fantasía.

Una extraña fantasía.

Simplemente caminé al comedor y comí antes de presentarme al salón.

. . .

—¿Hoy no estará la Señorita Isabel?

—No, al parecer surgió un imprevisto, pero no creo que sea tan importante, ¿o no?

—No lo sé, la otra vez se veía tan emocionada por colaborar con los Dorrance.

—Hablando de los Dorrance, ¿Vendrá Ros de nuevo?

—¡Por favor! Es una maravilla visual de hombre.

—¿Maravilla? ¡Era una bendición para mis ojos!

Fruncí mi ceño con molestia por séptima vez consecutiva, ¿es que estas chicas no podían controlar su líbido? ¡Parecían niñas emocionándose por un dulce! Bueno, una clase dulce limitado, muuuy limitado, único.

¿Por qué estoy comparando un Alfa Dorrance con un dulce?

Fruncí mis labios, pensativo. Bueno, era un Alfa, uno famoso por su sangre, uno muy fuerte en realidad... poderoso, alto, con bello rostro y... dinero... Bueno, el que quiera un sugar daddy que se emocione.

Pero yo no caería por cosas tan raras como esas, era demasiado estúpido de mi parte el emocionarme por otro hombre solo por tener un buen atractivo físico y dinero, muy superficial en realidad y yo no era de esos, claro que no.

Y como era de esperar, todos los murmullos y mis pensamientos fueron silenciados de golpe cuando la puerta se abrió, dejando a la vista como ingresaba uno de los representantes de Beatriz que tanto estábamos acostumbrados.

—Bienvenidos sean todos, espero que hayan vuelto de una excelente jornada para esta importante entrevista.

Una chica alzó una mano.

—¿Sí?

—¿Esta entrevista va a ser hecha por Roswell Dorrance de nuevo? —preguntó.

Ahora que me fijo bien, al parecer la primera selección no pasó desapercibido; había al menos un cuarto del personal, ¿tan exquisitos eran?

—De cierta forma, no—contestó el representante—. En realidad, la siguiente entrevista va a ser hecha por otra persona, pero en este caso mantengan una buena imagen, sean respetuosos y denle la bienvenida al Señor Aage Dorrance.

Supe que todos habían muerto con tan solo oír el nombre de Aage, pero revivieron a la hora de verlo entrar con tranquilidad y seriedad a diferencia de su hermano menor seguido por un hombre de negro que al parecer era su guardaespaldas, ¿estaba con él cuando chocamos? No lo recordaba.

Aage se colocó a un lado del representante y nos observó a todos los reunidos en el salón.

—Le doy las gracias a todos los presentes, espero que esta entrevista les sea amena y que vayamos a los resultados con rapidez—O eso creí haber oído, me había quedado sin el sentido de la audición con tantas bragas que me cayeron encima impidiéndome escuchar con claridad.

—Ahora mismo el Señor Dorrance cuenta con una agenda algo apretada, por lo que pasaremos a la entrevista de forma inmediata. Estaremos en la habitación de al lado para entrevistar de forma individual, los estaremos llamando para que estén totalmente atentos, ¿Está listo, Señor Dorrance? —dijo por último el representante dirigiéndose al Alfa con respeto.

—Claro—contestó con sequedad, para observarnos por última vez: —. Suerte a todos.

Oí como varias respiraciones volvieron a sincronizarse en el momento que el Alfa dejó la habitación junto con el representante y el guardaespaldas.

—Dioses—murmuraron.

Y vaya qué Dioses.

Solté un fuerte suspiro cuando volví mi vista a mi alrededor, viendo como las quince personas que estábamos en la habitación se observaban asombrados. Estoy seguro de que ahora mismo Luke estaría convulsionando en el piso.

Sabía que mi Omega interior también lo estaba.

La habitación no tardó en hundirse en montones de voces expresando su sorpresa, sus emociones y las ganas de salir corriendo que los corroían. De cierta forma no tenía una seguridad clara de mis sentimientos, pues ahora que lo pienso debí darme una idea cuando lo vi por primera vez en los pasillos de Blane's.

Creo que me iba a enfermar por tantas sorpresas en un solo día.

En el momento que el primer nombre fue convocado a la entrevista empecé a sentir una especie de nervios invadiendo mi estómago, ¿Qué iba decir? ¿Qué tenía que decir? No tenía ni puta idea de cómo tenía que actuar.

Llamaron a otra persona.

Estaba seguro de que si seguía pensando en lo mismo iba a causarme una buena diarrea.

—Claude, a entrevista—dijo un chico en la puerta.

Creo que mi diarrea se adelantó.

Tomé un fuerte bocado de aire antes de dirigirme a la habitación continua a la que nos encontrábamos. Al llegar me percaté de que el guardaespaldas se encontraba a las afueras, protegiendo la puerta como un enorme gorila. Tragué en seco cuando el mutante me observó, tomó la perilla de la puerta y me indicó que entrara. No tardé en percatarme de una suave mezcla de feromonas en el ambiente, era como si pudiera oler diferentes tipos de olores de golpe, provocándome un pequeño dolor de cabeza.

Me coloqué en frente a Aage Dorrance junto con el representarte de Isabel. Me llamó la atención el nivel de carpetas que se encontraban frente a ellos sobre el enorme escritorio, pero no tardé en caer bajo esa mirada que me analizaba con cuidado.

—Claude, ¿no? —dijo este con neutralidad, asentí—. Veintisiete años hace poco cumplidos, segundo género Omega, llevas trabajando alrededor de cuatro años en Blane, ¿estoy en lo correcto?

¿Por qué se me hacía extraño la forma en como lo decía? Tenía un acento en su habla, algo fuerte a diferencia de su hermano menor, pero no podía descifrar su origen.

—Correcto—me limité a contestar con calma.

—Bien—asintió dejando de lado la carpeta y observándome fijamente sin alguna clase de emoción en su rostro—. Empezaré con la siguiente pregunta y espero que seas totalmente sincero.

Já, sincero es mi segundo nombre.

Bueno, a veces.

—Entendido.

—¿Te crees capaz de servirme?

Ah, directo al grano.

No pude evitar hacer un gesto algo molesto por subestimarme con esa clase de pregunta.

—Estoy perfectamente seguro de que puedo—contesté imitando su tono neutral—. Llevo cuatro años trabajando en este lugar, señor. La gente como usted no me da miedo.

Uh, eso sonó estupendo, ¿Qué se creía ese idiota preguntándome si soy capaz? ¡Soy mil veces capaz, puto!

Ah, espero que el representante de Isabel no exija mi renuncia por esto.

Aage Dorrance alzó una ceja, para luego volver a su estado neutral y asentir.

—Eso espero, Claude—dijo con simplicidad, causando que frunciera débilmente mis labios.

¿Me estaba probando? Al parecer a este idiota le gusta jugar con fuego.

Voy a darle su fuego.

—Siguiente pregunta, ¿Tienes alguna especialidad? ¿O eres de esos que se adaptan en el momento?

Desvié mi mirada de sus ojos y observé el techo pensativo, balanceándome muy ligeramente hasta volver a él con una simple sonrisa.

—Fluido, es aburrido estar encerrado en un solo tipo de especialidad.

Era sincero, eso no voy a negarlo, pero de cierta forma sentía que el contestar de esa forma me podía llevar a un mal camino.

O no.

¿Me estaba arriesgando? Sin dudas, ¿Me iba a arrepentir de hacer una entrevista como una especie de tira y afloja con un famoso Dorrance? Probablemente.

Pero otra verdad era que... Me estaba divirtiendo.

La entrevista siguió con preguntas de su parte y respuestas sinceras de la mía. El representante pareció extrañado con nuestra forma de interactuar y no quitaba su mirada algo amenazadora de mí.

Simplemente tragué en seco y seguí con lo mío.

—Y bueno, estimado Claude, antes de terminar, ¿Tienes alguna pregunta a mi persona? —preguntó Aage Dorrance.

¿Una pregunta para él? Uh, eso sí que era interesante, ¿Qué le podía preguntar a esta escoria?

—Dígame, Señor Dorrance, ¿Qué busca exactamente en Blane's con todo esto? —pregunté con calma, usando un pequeño tono misterioso en mi voz.

Aage Dorrance guardó silencio por un segundo, para luego sonreírme levemente por primera vez en toda la entrevista.

—Experimentar, básicamente—respondió al fin, para después inclinarse hacia adelante, haciéndome sentir más cercano a su persona y presencia.

Me sentí abrumado cuando olí suavemente sus feromonas, una especie de droga afrodisíaca que logró que mi corazón se acelerara.

Mi Omega no tardó en trasmitir su deseo, liberando una pequeña cantidad de feromonas, haciéndose presente sin dudar.

Apreté mi mandíbula al notar su mirada victoriosa.

—¿Crees que podré encontrarlo, Claude?

Grandísimo hijo de las mil putas.

La entrevista finalizó después de eso. Me retiré con una especie de sensación extraña en mi pecho, era como si mi sentido me dijera que había perdido una gran batalla, causando un gran deseo de volver y dejar a ese idiota en su lugar por jugar conmigo de esa forma.

Pero no podía.

No pude evitar llegar con mi clara expresión de perro a mi sector, recibiendo al emocionado Luke con un aura de querer asesinar a alguien.

—¿Clau? ¿estás bien? —preguntó preocupado—¿Cómo estuvo la entrevista?

Le lancé una de mis peores miradas y el asintió comprendiendo de inmediato.

—Maldición, y yo tan confiado estaba con que lo lograrías—soltó—¿Ahora cómo pagaré la apuesta con los demás chicos?

¿Apuesta? ¿Qué mierda se creía esta antorcha humana con apostar en mi nombre?

Solté un gruñido.

—Maldito seas, Aage Dorrance—solté para mí.

Fue entonces cuando las escenas de las películas de miedo en donde el poseído giraba su cabeza se volvieron más que reales.

—¿¡AAGE DORRANCE TE ENTREVISTÓ!?

Creo que mis tímpanos tendrán un buen tiempo intentando recomponerse.

Pasaron alrededor de cuatro días desde la entrevista sin alguna clase de señal de los resultados. La mayor parte del personal actuó con tranquilidad, pero no podía evitar notar como pasaban cerca de las oficinas principales esperando oír algo sobre la respuesta de Aage.

Agh, Aage, ¿Quién diría que una pequeña pelea con él iba a dejarme en un estado tan largo de molestia interna? Menos mal que contaba con un buen profesionalismo y ninguno de mis clientes se vio envuelto en mi pequeño drama.

Nadie más que la pequeña antorcha humana.

—Los nervios me van a matar en cualquier momento—seguía diciendo mientras vía como terminaba mi cigarrillo—, no puedo creer que no te sientas de la misma forma.

—¿Y por qué debería? —respondí—. La verdad es que nos está haciendo un gran favor en no mostrar su horrible cara por estos lados.

Luke frunció sus labios, golpeando mi hombro con su puño.

—¡Auch! ¡Oye! ¿qué te pasa? —reclamé colocando mi mano en la zona dañada.

—Eres un orgulloso de mierda, Claude. A ver, ¿Quién empezó primero? Tú empezaste con ese tipo de coqueteo y el que te haya ganado en tu estúpida batalla solo te hace ver como un bebé.

Volví a darle una calada a mi cigarrillo.

—¡No me ignores, Claude! —exclamó.

Giré mi rostro hacia otra dirección alejada a la suya.

—¡Eres un monstruo!

Me giré hacia él con una enorme sonrisa en mi rostro llena de burla, Luke infló sus mejillas, para después suspirar con cansancio.

—Sabes bien que te estoy molestando, ¿no? —Le pregunté.

—Lo sé—asintió, para luego sonreír levemente—. Eres toda una drama queen cuando quieres.

—Es mi naturaleza perruna—contesté, consiguiendo que el pelirrojo se riera.

Iba a seguir molestándolo, cuando de la nada una de las chicas más cercanas a Verónica nos interrumpe.

—Claude, hola—me saluda con ánimos.

—Hola, Liza—saludé tranquilo, pero mi estado de ánimo cambió cuando la noté algo indecisa: — ¿Qué pasa?

—Es Vero, te necesita de inmediato en su oficina.

Con Luke nos observamos confundidos. Luke pareció pensar en una opción para que me llamaran, pues su rostro se deformó en una expresión de asombro y emoción.

Temí mucho por mi vida.

Caminé con el corazón latiendo en mi boca, intenté pensar en otras opciones por las que me podrían haber llamado, como por haber desafiado a Aage Dorrance en la entrevista, ¿y si piden mi renuncia? Oh, no, no quería perder mi trabajo. No, por favor, no.

Al llegar a la puerta de la oficina controlé mi expresión facial y física, quería parecer tranquilo y sereno, aunque en mi interior estuviera por explotar. Con mi hermosa expresión de perro entré sin tocar la puerta.

—¿Ahora qué, Vero? —solté.

Verónica me observó en una especie de estado inexplicable desde su escritorio; se veía seria, pero al mismo tiempo aguantando una emoción que nacía desde su corazón. Claramente no entendía qué estaba sucediendo, pero sus ojos me indicaron mirar al otro lado de la oficina.

Y nuestros ojos volvieron a toparse.

—Claude—dijo con tranquilidad Aage Dorrance.

Y mi mundo empezó a dar vueltas.

—Señor Dorrance... —murmuré en un intento de saludo.

Un hombre se acercó a mí con una especie de carpeta de cuero, extendiéndolo.

—¿Qué es esto? —pregunté extrañado por toda la situación.

—Es lo que parece, estimado Claude—siguió hablando este acercándose para extenderme un bolígrafo con su clara expresión neutral—. Fuiste seleccionado para servirme, ¿Aceptas?

¿Qué?

Continue Reading

You'll Also Like

23.9K 3K 92
Sebastián Blanco es un inquieto y apasionado reportero con un don muy especial; pues su capacidad de no detenerse ante ningún obstáculo, con tal de d...
9.7K 1.3K 68
Toda enfermedad tiene su cura, toda locura tiene su tratamiento, toda vida tiene su muerte, todo amor tiene su final. Un joven esquizofrénico con un...
66.9K 2K 50
"me gustaría ser más cercana los chicos del club, pero supongo que todo seguirá siendo igual, no?"
922K 55.9K 44
Paris Smith siempre ha sido una chica soñadora, talentosa, amante de todo lo que tuviera que ver con la astronomía: las estrellas, los planetas, las...