capítulo diez;
« 𝙥𝙡𝙖𝙣𝙚𝙨 𝙮 𝙖𝙡𝙞𝙖𝙙𝙤𝙨 »
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Los movimientos nerviosos de Liam alternaban aún más a todos los presentes en el claro del bosque. El recién convertido hombre lobo no hacía más que caminar de un lado a otro, pensando en todo lo que podría pasar si no solucionaban a tiempo el problema de las Furias en Forks.
No se podía creer lo que habían decidido hacer, pero ya no había vuelta atrás. Habían citado a Laila y Evan Wilson en el bosque para hablar con ellos, pedir ayuda y consejo. Todavía no estaba completamente seguro de que fuera una buena idea.
Notó que una mano se posaba en su hombro y se giró inmediatamente en su dirección. Sus curiosos ojos se encontraron con los de Renesmee a la vez que inspiraba su dulce olor. Ella le dedicó una mirada tranquilizadora acompañada de una pequeña sonrisa, lo cual le sirvió bastante para calmar sus nervios.
—¿Cuándo vendrán? Me estoy cansando de no hacer nada mientras hay gente a la que le sangran los oídos —se quejó Ethan en voz alta.
La verdad es que Liam había notado un cambio en las prioridades de su primo. Ya no se centraba en su popularidad y en sus ligues. Pensó que quizás todo el tema de las muertes en el pueblo lo había hecho madurar.
—Ten paciencia, hermano —pidió Bea con un suspiro.
El tema de Beatrice era algo aparte. El día anterior había tenido lo que ellos pensaron que fue una visión y, debido a los genes que tenía por parte de la familia Veilspirit (su abuela paterna), sospechaban que era adivina. Era lo más lógico, había predicho la muerte del mismo chico que Renesmee y sus padres encontraron en la carretera. Liam no tenía ni idea de cómo se sentía ella al respecto, pero si no se lo había dicho a sus padres, sólo podía significar que no estaba a gusto con ello.
Una fuerte brisa pasó al lado de Liam, provocando que pusiera los pies en la Tierra de nuevo. Todos giraron sus cabezas hacia su procedencia, pero no vieron a nadie detrás.
—Aquí —dijo una voz masculina en el lugar contrario de donde miraban.
Liam observó a los hermanos Wilson con los ojos entrecerrados y un poco de desconfianza. No los conocían de nada, no sabían nada de ellos, no podían fiarse de momento.
—Bueno... ¿para qué nos habéis pedido que viniéramos? —preguntó Evan con una ceja alzada y sus brazos cruzados sobre su pecho.
Beatrice, Ethan y Renesmee miraron a Liam, en espera de que los representara por ser algo parecido a su líder. Él suspiró y los miró intensamente.
—Primero tenemos que asegurarnos de que nos podemos fiar.
—Podríamos decir lo mismo —replicó Evan.
El chico Black dirigió su mirada a Laila porque se mantenía demasiado callada, pero al ver que miraba algo descaradamente a Beatrice, decidió ignorarlo.
—Está bien —cedió Liam—. Bea, Ethan y yo pertenecemos a la manada Black, liderada por mi padre. Lo único que hacemos es proteger Forks. Y Renesmee es del clan de los Cullen.
Ante la mención de la chica, ella sonrió abiertamente bajo la mirada extraña de los otros dos vampiros.
—No parece vampiro —dijo Laila con el ceño fruncido y su nariz arrugada, como si olisqueara el ambiente.
Renesmee, que se encontraba al lado de Liam, se removió algo incómoda por la situación y se agarró del brazo del chico. Su origen no era un tema del que le encantara hablar.
—Mi madre me tuvo cuando todavía era humana y mi padre vampiro —explicó con la mirada baja, haciendo fuerza en el brazo de Liam—. No sé cómo se quedó embarazada, simplemente pasó.
Los Wilson asintieron a la vez, comprendiendo. Entonces Liam alzó las cejas de manera interrogativa, esperando una explicación de su parte.
—Somos mellizos y no tenemos un clan. Un viejo amigo nos transformó hace cincuenta y dos años —dijo Evan con seriedad.
Tras esas palabras, la voz de Ethan sonó llena de asombro y con una pequeña risa.
—¿Tenéis cincuenta y dos años? —preguntó el chico.
Liam quería retirar su pensamiento sobre que su primo había madurado.
—¿Y vuestros padres? —cuestionó Beatrice intrigada.
La mirada que recibió de Laila la hizo sentirse pequeña. No era amenazante, sino todo lo contrario y aquello le extrañó demasiado.
—Murieron hace años. Ahora vivimos con dos humanos a los que obligamos —respondió Laila con una sonrisa coqueta.
—¿Obligais?
—Sí, es nuestro don. Podemos obligar a la gente a hacer lo que queramos —explicó Evan, rodando los ojos—. ¿Podemos dejar el interrogatorio y pasar a lo importante?
A pesar de que le disgustó la idea de que unos pobres humanos sean obligados para hacer todo lo que ellos les digan, Liam ocultó su mueca y asintió con determinación.
—El monstruo que vimos el otro día es una E, R, I, N, I, A.
Ante el deletreo extraño, los Wilson se miraron entre ellos con confusión.
—¿Erinia?
—¡No digáis su nombre! —exclamaron los cuatro amigos a la vez. Sinceramente, a Liam le resultó repulsivo su parecido con Dave Call.
—Según... fuentes externas, decirlo las hace más fuertes —explicó Beatrice—. Las llamaremos Furias.
Les explicaron todo sobre las Furias, desde Némesis hasta los ataques que habían ocurrido en el pueblo y que todavía no sabían con certeza si había más de una. El caso es que ellos lo terminaron entendiendo tras muchos esfuerzos, pero parecían interesados en ayudar todo lo posible.
Para cuando finalmente terminaron su explicación, ya estaba anocheciendo y eso sólo podía significar que tenían que volver a casa; el bosque era peligroso a esas horas, sobretodo cuando hombres lobo de las manadas Black y Uley vigilaban lo terrenos.
—Yo creo que no puede ser tan fácil como matarlas y ya —Evan dio su opinión, impresionando al resto—. Si lo que decís sobre Némesis es cierto, tiene que haber algo detrás de todo eso.
Se quedaron en silencio unos segundos, asimilando su declaración. Liam no había pensado en eso y la verdad es que tenía lógica. Si las Furias estaban aliadas con Némesis, la poderosa Diosa de la venganza griega, no podía ser todo tan sencillo. Aunque Dave había dicho que Némesis no se juntaba normalmente con ellas.
Pero Liam había pasado toda la noche investigado y tenía bien claro que las Furias no eran tan listas como para tomar decisiones propias.
—Tienes razón. Para que se destruya una manada, hay que derrotar al alfa —dijo Liam como ejemplo—. Es igual: no hay que vencerlas a ellas, tenemos que derrotar a su líder.
Renesmee se mordió el labio inferior y paseó su mirada por los seres sobrenaturales a su lado antes de hablar:
—Alguien está siendo controlado por Némesis.
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Parecía increíble que después de tantos años, Liam volviera a pisar la casa de los Cullen. También le sorprendía que ellos no hubieran querido irse de Forks en tanto tiempo aunque la gente pudiera sospechar que no envejecían. Pero desde pequeño, su madre Lily le había dicho que los Cullen le habían cogido cariño al lugar, llegando incluso a ser amigos de algunos licántropos de la zona, y que por eso decidieron quedarse.
Hacía demasiado que no estuvo en casa de Renesmee. Tanto, que al volver se sintió como un intruso en una cueva de lobos. Aunque él era el lobo. Pero era por Beatrice y él haría cualquier cosa por su prima. Así que se mantuvo callado mientras esperaba en las escaleras con Ethan a que Alice Cullen ayudara a la chica.
Su primer instinto tras haber elaborado un plan con los Wilson (el cual de momento se trataba de ir a la fiesta organizada por el ayuntamiento para vigilar a los habitantes) fue ir a ver a los Cullen para dos cosas: solicitar la ayuda de Alice y que Edward le diera permiso a Renesmee para ir a la fiesta.
Beatrice llevaba media hora en el salón con Alice, seguramente hablando de sus visiones (pero quitando las partes sobre saber de la existencia de Némesis y sus Furias), por lo que Liam decidió levantarse y arrastrar a su primo consigo por la enorme casa en busca de Edward.
Lo encontró sentado en la cocina junto a su mujer Bella, quien charlaba con Renesmee animadamente. Liam intentó por todos los medios no tener ningún pensamiento inapropiado para que el vampiro no lo viera en su mente.
—Hola, Liam. Ethan —saludó Edward con una pequeña sonrisa cuando ambos adolescentes entraron en el lugar.
Se podía notar la tensión que había por la última vez que hablaron, pero el chico lo ocultó con una sonrisa también.
—Oh, me acabo de acordar —dijo Renesmee, llamando la atención de todos. Se levantó de su silla y se acercó a Liam y Ethan, quedando frente a su padre—. Queremos ir esta semana a la fiesta del ayuntamiento. Puedo ir, ¿verdad?
Edward miró a Bella con seriedad, ambos en silencio.
—No sé, Renesmee... —comenzó Edward.
—Pero va a ir todo el pueblo —intervino la chica, su actitud cambiando a una insistente.
—Pero han habido ataques en Forks, quién sabe si te puede pasar algo.
—La policía estará asegurando la zona —intervino Liam con algo de timidez. Tenía las manos en sus bolsillos y a cada poco miraba a Ethan, que no parecía sentirse muy cómodo rodeado de vampiros—. Y mi familia estará allí también. Rennie no se separará de nosotros en ningún momento.
La chica castaña que estaba a su lado les mostró la sonrisa más bonita que Liam vio en su vida, y él tuvo que esforzarse por no mirarla embobado.
—Por mí bien —dijo Bella de repente, ganándose una mirada de su marido—. Renesmee ya es mayorcita, puede cuidarse perfectamente. Además, podríamos ir nosotros también.
En cuanto esas palabras salieron de su boca, Ethan y Liam compartieron una mirada significativa. No querían que ningún adulto se enterara de su plan porque lo cancelarían al instante. Ellos no sabían nada de Némesis y tenía que seguir siendo así para que no corrieran peligro. Esa era sólo su guerra.
Y ellos estaban convencidos de que podían hacerlo solos.
Edward accedió tras unos segundos de espera y Renesmee comenzó a dar saltos de la emoción. En ese momento, Beatrice entró por la puerta de la cocina con la mirada perdida y un poco decaída.
—Eh... bueno, supongo que nos vamos ya. Gracias —dijo Liam a modo de despedida, rascándose la nuca con incomodidad.
Todos se dieron unas despedidas rápidas, pero antes de salir de la casa, Edward cogió a Liam de un brazo y lo arrastró a una esquina para hablar en privado.
—Escucha, sé que te parecerá extraño pero no puedo leer tu mente —explicó el vampiro, logrando que el joven lo mirara con el ceño fruncido—. Y siento que eres... diferente. Siento lo mismo que cuando tu madre aún era humana.
Liam abrió los ojos con asombro, comprendiendo sus suposiciones. Su madre no sólo había acabado siendo mujer lobo, sino también bruja. ¿Y si él había heredado sus genes y también tenía magia corriendo por sus venas? En aquellos momentos, no le hizo mucha gracia la idea.
—Sé a lo que te refieres —dijo él, impidiendo que Edward explicara más. Sólo quería irse de allí y volver a casa cuanto antes—. Gracias por avisarme.
No le dio tiempo a ver la reacción del vampiro, porque giró sobre sus talones y se dirigió a la salida rápidamente, ignorando las miradas penetrantes que recibió en el camino. Pudo ver a Rosalie y a Emmett en el salón, prestando atención a todas sus palabras. Pero fingió que no se dio cuenta de su presencia y miró a Renesmee para despedirse.
La chica tenía una sonrisa amable sobre sus labios y Liam sintió la gran necesidad de hacerla feliz todo el tiempo posible para que ese atisbo de alegría no desapareciera nunca. Sintió su corazón palpitar aceleradamente y estaba seguro de que todos en la casa lo podían escuchar, por eso bajó la mirada avergonzado.
—Nos vemos en la fiesta, lobito —dijo Renesmee antes de ponerse de puntillas y depositar un largo y dulce beso en la mejilla sonrojada de Liam.
Él asintió tímidamente y elevó las comisuras de los labios en una sonrisa antes de salir de la casa y dirigirse al coche de sus padres. Sus primos ya se encontraban dentro, pero estaban en un silencio demasiado extraño para ellos.
—¿Qué tal fue? —preguntó Liam una vez que se encontraba en el asiento del piloto.
Beatrice apartó la mirada de él al instante y se cruzó de brazos.
—Soy una maldita adivina —fue lo único que dijo con molestia desde los asientos traseros del coche—. Pero bueno, supongo que tendré que soportarlo.
Liam la miró con algo de tristeza. No le gustaba que se sintiera mal, él sólo quería protegerla a ella y a todos, hacer que estuvieran sanos y salvos. Pero sabía que era un lobo primerizo y que probablemente tenía magia en su interior que sería incapaz de controlar, por lo que de momento se limitaría a hacer lo que estuviera en sus manos.
—Tío —dijo Ethan una vez que arrancó el coche y ya estuvieron de camino a sus casas—, ¿te gusta Renesmee Cullen?
Liam puso los ojos en blanco e intentó ocultar su sonrisa a la vez que sus primos reían.
—Oh, cállate.
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Evan Wilson no está en el cast, pero podéis imaginarlo como Jordan Fisher y Laila es Zendaya :)
que sepáis que queda poco para que se acabe la historia 🥺 más o menos tres capítulos y el epílogo.
espero que os haya gustado y si es
así no os olvidéis de votar! <3
- Aida