Al día siguiente, por la mañana me encontraba limpiando la estancia, con mi tía haciéndome compañía, con quien conversaba de cosas hilarantes
ー sobre que tanto hablan ーinterrumpido mi madre haciendo presencia
ー nada importante hermana ーle respondió mi tía
Ambas hermanas se hicieron gestos y señas entre ellas que no logre comprender. Despues de eso mi madre me miro y dijo:
ー hija, lave tu ropa de ayer, incluyendo esta sudadera a rayas ーme mostro la prendaー nunca te la había visto, ¿la compraste ayer?
ー ah, muchas gracias mamá ーtome la sudaderaー la verdad no es mía, el chico rubio del circo me la presto ayer por haberme mojado con el refresco ーexpliqueー pensaba devolvérsela hoy pero aun hay mucho por limpiar y-
ー ve hija ーme interrumpióー tu tía y yo nos encargaremos de todo aquí, sal y diviértete, pero no llegues muy tarde
ー ¿estan seguras?
ー claro que si ーrespondió Paola
Así fue como decidi visitar a aquellos nuevos amigos que había hecho. Salí de la casa de mi tía muy entusiasmada, tan solo esperaba poder recordar el camino al circo ya que iría caminando. Por lo poco que recordaba aquel teatro viejo quedaba bastante retirado del lugar donde me hospedaba.
Cuarenta minutos mas tarde fue que finalmente llegue al circo. Me detuve en la entrada y observe con mas atención la fachada que estaba decorada con un gran cartel que parecía anunciar algo, pero no sabía muy bien de que se trataba ya que no podía leerlo.
ー T/N ーdijo una voz calmada y apocada que llamo mi atención
ー Kedamono ーle respondí girándome para mirarleー vine para entregar esto ーle mostré aquella prenda perfectamente doblada y limpia
Aquel chico de cabellera morada comprendió lo que le había dicho con solo ver la prenda. Me sonrió y asintió, a la par que hacía un movimiento con su mano para indicarme que le siguiera, y ambos nos adentramos al sitio.
Me guio por el lugar hasta llegar tras bambalinas, al espacio en donde los interpretes ensayaban. Me parecía fantástico poder presenciar lo que sucede detrás de las funciones.
Una vez ahí el chico que me acompañaba llamo:
ー Popee, T/N ga anata ni ai ni kimashita ーgrito
Fue escuchado por el mencionado y los que le acompañaban quienes se encontraban a gran altura en trapecios. Me miraron fijamente, incluyendo a aquella persona por la que me encontraba en ese sitio.
El rubio se tiro del trapecio, revotando en la maya de seguridad que se encontraba por debajo de este y bajo para dirigirse hacia nosotros.
ー nandeshou? ーme pregunto inexpresivo
ー perdóname por interrumpir tu rutina de ensayo ーle dije apenadaー pero, vine para traerte esto ーle mostré aquella sudadera a rayas extendiéndosela
El rubio la tomo en manos.
ー gracias por ayudarme ese día ーsonreí ladinaー bueno, no quiero seguir interrumpiéndolos, ya que estan muy ocupados, así que me ire
Comence a caminar hacia donde se encontraba la salida, mas frene mi andar al sentir una mano sujetándome de la muñeca. Me gire percatándome que se trataba del rubio quien me dijo:
ー Marifa wa anata ni aitakatta ーmiro a su amigo de cabellos violetas para decirleー kanojo o michibiku
Aquel chico asintió y señalo una dirección, indicándome que lo siguiera. No comprendía muy bien la situación pero decidí seguirle.
Me llevo hasta donde se encontraban los camerinos y nos detuvimos frente a aquel donde conocí a la albina.
Golpeo suavemente la puerta tres veces. Una voz al interior de esta le respondió dándole su aprobación para entrar, pues sucesivo el peli-morado giro la perilla y abrió la puerta.
ー T/N koko ni aru ーle dijo a la albina, quien me miro con una sonrisa
ー watashitachi o hanatte oite ーse dirigió al peli-morado
Cohibido, el chico de cabellos violetas, asintió y se retiro, cerrando la puerta. Dejándome a solas con la albina.
A veces, aquella chica me producía desconfianza, y en ocasiones me causaba escalofríos.
ー no esperaba tu visita ーme dijo sonrienteー ¿a que se debe?
ー vine para entregarle la sudadera que me presto ese chico rubio ーle respondí
ー ya veo ーinclino hacia la derecha su cabezaー ¿y que piensas de el?
No sabía exactamente hacía donde iba la conversación, o a que se debía su curiosidad. Mas ya estaba ahí, debía ser cortes y contestar a sus interrogantes.
ー al principio me pareció un poco arrogante y presuntuoso ーfue apenas visible, pero llegue a notar como la chica fruncía muy ligeramente el señoー pero esa vez, en el cine, mi perspectiva de el cambio completamente, cuando lo vi reir y me presto su sudadera para cambiarme de ropa y no quedar empapada del refresco ーla albina volvió a su semblante calmado y jovialー me pareció un chico amable y empático, pues ha tratado de ayudarme en dos ocasiones, me ha tenido paciencia
ー ¿te parece que es atractivo? ーinterrogo curiosa, sorprendiéndome por la pregunta
ー bueno, si pienso que es guapo ーrasque mi mejilla nerviosa, a la par que desviaba la mirada apenada
La albina no paso por desapercibida aquella reacción embarazosa por mi parte. Atino a soltar una pequeña risilla y decidió llevarme con todos los interpretes en su lugar de ensayo.
Me negué diciendo que mi presencia podía interrumpirlos y distraerlos de su trabajo, cosa que no quería. Sin embargo, a ella pareció no importarle aquello en lo absoluto, diciendo que, de todas formas, ya habían ensayado lo suficiente.
Al llegar, poco a poco los circenses se acercaron a mi curiosos, preguntando y comentado cosas que no comprendía. La albina me dejo en medio de aquella multitud que me rodeaba, diciendo que debía irse un momento.
La gente no dejaba de hacerme preguntas inentendibles para mi. Retrocedía en búsqueda de escapar, mas aquellos avanzaban conmigo, por lo que termine arrinconada. Comenzaba a agobiarme y tensarme por la situación.
No sabía que hacer, que decir, ni como escapar. Estaba estresándome. Hasta que sentí una mano en mi hombro que me hizo reaccionar.
ー sorede jūbundeshita ーdijo una voz masculinaー Rihāsaru wa owatte orazu, kinō ga dete kite imasu. Kanojo ni shitsumon suru no ni jikan o mudanisuru jikan ga areba, saisho kara saigomade anata no kōdō o misete kudasai. ーargumento aquel chico rubio
Aquellas palabras fueron suficientes para hacer que todos se retirasen, volviendo a sus respectivas actividades. Chocamos miradas. Por alguna razón que no comprendí, me sentí nerviosa.
ー gracias ーle dije
ー rihāsaru-ji ni kurubekide wa arimasen, Anata ga kuru tsumorinara, soreha cadearu kata ga yoidesu
Retiro su mano de mi hombro, para sujetar mi muñeca y guiarme hasta la salida de la propiedad.
Una vez fuera me miro fijo unos instantes sin decir nada, ni soltarme. Hice lo mismo.
ー Shō wa 4-ji ni owarimasu ーme dijo haciendo pequeñas pausas entre cada palabra. Parecía queria que memorizara aquello.
Esa fue su despedida, pues solto mi mano y se retiro, adentrándose de nuevo al circo.
Repetí una y otra vez aquella frase en mi cabeza para no olvidarlo. Tenía la impresión que era un dato importante que debía saber.
Al llegar a casa de mi tía decidí preguntarle al respecto en el instante en que la vi.
ー ¿cómo te-
ー ¿qué significa "cho ga yogi ni arimas"? ーle interrumpí
Mi tía me miro consternada unos instantes. Ladeo su cabeza y frunció el seño con confusión. Se tomo unos segundos para analizar lo que había dicho, y al conectar y poner las palabras correctas para que la frase cobrase sentido en su cabeza, rio y dijo:
ー ¿quieres decir "shō wa 4-ji ni owarimasu"?
Asentí un poco frenética, pues la curiosidad me carcomía por dentro.
ー quiere decir: "los ensayos terminan a las cuatro en punto"
Dentro de mi mente trate de encontrarle un sentido a aquella situación en la que hace una hora atrás me encontraba. Comprendí que había interrumpido sus ensayos y que aquellas palabras dichas por el rubio cuando me saco de la situación eran una reprenda por descuidar su trabajo.
Igualmente comprendí que aquello que me tradujo mi tía era un aviso para no ir antes e irrumpir en su trabajo. La próxima vez que les visitara seria a partir de las cuatro de la tarde.