Laila Scamander y La Orden De...

By fanfics_and_fandom

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#5 , «No estamos solos» Después de un verano repleto de pesadillas e ir de aquí para allá, Laila Scamander t... More

Sinopsis + TRAILER
1: La Protectora
2: Grimmauld Place
3: Dementor en Privet Drive
4: Recuerdos
5: Una reunión llena de gritos
6: La Orden Del Fenix
7: Reunión
8: La antigua familia Black
9: Juicio
10: Los prefectos
11: King's Cross
12: Primos
13: Profesora de Defensa Contra Las Artes Oscuras
14: Primer día
16: Bowtruckles
17: Me convertire en una asesina
18: La carta de Percy
19: ¡Papá!
20: Mi Primer castigo
21: Sanadora
22: Cabeza de Puerco
23: Pesadilla
24: En las llamas
25: Solo un adolescente
26: El ejercito de Dumbledore
27: A Weasley vamos a coronar
28: Hagrid 1/2
29: Hagrid 2/2
30: Thestrals
31: Roto
32: Ataque
33: San Mungo
34: Navidad
35: Neville
36: Regalo Inesperado
37: De vuelta
38: Tiranía en Hogwarts
39: Cita
40: Fiesta en Slytherin
41: El quisquilloso se vuelve popular
42: Patronus
43: Dumbledore tiene estilo
44: Veritaserum
45: El recuerdo de Snape
46: Futura Magizoologa
47: Llamada por polvos Flu
48: Umbridgitis
49: Grawp
50: TIMOS 1/2
51: TIMOS 2/2
52: Papá
53: Crucio
54: No debo decir mentiras
55: Peligrosa Esfera
56: Pelea en el Ministerio
57: La ultima sonrisa
58: Magia
59: Toda la Vida
60: La segunda guerra magica
LAILA SCAMANDER Y LA MALDICIÓN DE MORGANA

15: Umbridge

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—Así que...Blaise Zabini tiene un interés por ti—Fay me miro con una sonrisa picarona.

—Por lo que entendí le gustan los chicos así que no—negué picando un brócoli con el tenedor de oro. 

—Pero Malfoy si.

—Somos primos, Fay, es asqueroso—dije, sin embargo vi a la mesa de Ravenclaw, Padma Patil vio a Fay luego a sus amigos—. ¿Y que ha pasado contigo y Padma? Pensé que después del baile habían empezado algo.

Ella hizo una mueca y vio hacia el plato.

—Si, pero..., ella también cree las mentiras del Profeta, cree que Harry esta loco y que tu eres igual que tu padre asesino, tuvimos una discusión sobre eso

—Oh...lo siento mucho, Fay.—dije sintiéndome mal.

—Nah, esta bien, de todas formas me trataba como si fuera tonta—ella se encogió de hombros.

—¿Y le has dicho algo a tus padres?—pregunté.

—Nope—ella suspiró—. Ellos no...aprueban de mis gustos.

—¡Pero si tienes excelentes gustos! ¡Yo te guste!—reí tratando de aligerar el ambiente—. Pero en serio Fay ¿estas bien?

—Si, ahora lo que tu tienes que hacer Scamander es enseñarme una linda chica—ella me sonrió, había decidido almorzar con Fay, además no había encontrado a Harry.

Una vez sonó la campana fuimos a la torre norte donde íbamos a tener Adivinación en el aula de Sybill Trelawney. Digo no me gustaba Adivinación pero sin duda era mejor que Historia de La Magia, aquí me divertía haciendo divertidas y fatídicas frases sobre destino. Como que me iba a caer un piano el martes o que me clavaría una astilla en el dedo el próximo jueves. Cuando entre al aula me despedí de Fay que se fue a sentar con otra amiga y yo fui a sentarme con mi cuatro ojos que ya estaba sentado, la profesora estaba ocupada repartiendo unos viejos libros, encuadernados en cuero, por las mesitas de finas patas que llenaban desordenadamente la habitación; pero la luz que proyectaban las lámparas cubiertas con pañuelos, y la del fuego de la chimenea, que ardía con lentitud y desprendía un desagradable olor. Los demás alumnos llegaron al cabo de unos cinco minutos. Ron entró por la trampilla, miró con detenimiento a su alrededor, nos vio a los dos y yo lo saludé con la mano.

—Hermione y yo ya hemos dejado de pelearnos —aseguró al sentarse junto a Harry.

—Me alegro —gruñó Harry.

—Pero Hermione dice que le gustaría que dejaras de descargar tu mal humor sobre nosotros —añadió Ron.

—Yo no... 

—Sólo te repito lo que ella me ha dicho —aclaró Ron sin dejar que Harry acabara—. Pero creo que tiene razón. Nosotros no tenemos la culpa de cómo te traten Seamus o Snape.

—Yo nunca he dicho que... 

—Solo recuerda que siempre somos tus amigos, no nos alejes—le dije.

—Buenos días —saludó la profesora Trelawney con su sutil y etérea voz—. Y bienvenidos de nuevo a Adivinación.  Como es lógico, durante las vacaciones he ido siguiendo con atención vuestras peripecias, y me alegro mucho de ver que han regresado todos sanos y salvos a Hogwarts, como yo, evidentemente, ya sabía que sucedería.
»Encima de las mesas encontraran sus ejemplares de El oráculo de los sueños, de Inigo Imago. La interpretación de los sueños es un medio importantísimo de adivinar el futuro, y es muy probable que ese tema aparezca en su examen de TIMO. No es que crea que los aprobados o los suspensos en los exámenes tengan ni la más remota relevancia cuando se trata del sagrado arte de la adivinación, porque si tienen el Ojo que Ve, los títulos y los certificados importan muy poco. Con todo, el director quiere que hagan el examen, así que... 

Su frase quedó en suspenso, y reí un poco al comprender que la profesora Trelawney consideraba que su asignatura estaba muy por encima de asuntos tan insignificantes como los exámenes.

—Abran el libro por la introducción, por favor, y lean lo que Imago dice sobre el tema de la interpretación de los sueños. Luego siéntense y utilizen el libro para interpretar los sueños más recientes de sus compañeros. Pueden empezar.

Lo único bueno que tenía aquella clase era que no duraría dos horas. Cuando todos terminaron de leer la introducción del libro, apenas quedaban diez minutos para la interpretación de los sueños. 

—Yo nunca me acuerdo de lo que sueño —dijo Ron—. Cuéntame tú algún sueño que hayas tenido.

—Seguro que recuerdas alguno —replicó Harry con impaciencia—. ¿Que hay de ti Laila?

"Harry Potter, el niño que vivió viene a morir..."

"Eres un arma Laila Lefay."

—No, nada de nada—negué. No pensaba compartir mis sueños con nadie mas que fuera Morgana, no quería que nadie me explicara mis pesadillas, no necesitaba nada de esto—. Vamos, Ron.

—Bueno, la otra noche soñé que jugaba al quidditch —confesó Ron haciendo muecas mientras intentaba rescatar aquel sueño de su memoria—. ¿Qué crees que significa?

—Pues que te va a comer un malvavisco gigante, o algo así —sugirió Harry mientras pasaba distraídamente las páginas de El oráculo de los sueños.

Buscar fragmentos de sueños en el libro era un trabajo aburridísimo, y lo peor fue que la profesora Trelawney nos mandara escribir durante un mes un diario de los sueños que teníamos. Cuando sonó la campana, yo con Harry y Ron tomamos nuestros bolsos y fuimos los primeros en salir y bajar la escalera;  Ron gruñía sin parar.

—¿Te das cuenta de la cantidad de deberes que tenemos ya? Binns nos ha puesto una redacción de medio metro sobre las guerras de los gigantes; Snape quiere que le entreguemos otra de treinta centímetros sobre las propiedades y los usos del ópalo; ¡y ahora Trelawney nos manda redactar un diario de sueños durante un mes! Fred y George no andaban equivocados sobre el año de los TIMOS, ¿no crees? Espero que la profesora Umbridge no nos ponga... 

Cuando entramos en el aula de Defensa Contra las Artes Oscuras, la profesora Umbridge ya estaba sentada en su sitio. Llevaba la suave y esponjosa chaqueta de punto de color rosa que había lucido la noche anterior, y el lazo de terciopelo negro en la cabeza. 
Los alumnos guardaron silencio en cuanto entraron en el aula; la profesora Umbridge todavía era un elemento desconocido y nadie sabía lo estricta que podía ser a la hora de imponer disciplina. No me daba confianza, en cuanto había visto a McGonagall había sabido que era una profesora con quien no debía meterme en problemas, sin embargo además de seria, era justa y amable.

—¡Buenas tardes a todos! —saludó a los alumnos cuando por fin nos sentamos. Unos cuantos respondieron con un tímido «Buenas tardes» Yo ni siquiera me moleste en saludar, extrañaba las clases de mi tío Remus en tercero—. ¡Ay, ay, ay! —exclamó—. ¿Así saludan a su profesora? Me gustaría orlos decir: «Buenas tardes, profesora Umbridge.» Volvamos a empezar, por favor. ¡Buenas tardes a todos!

—Buenas tardes, profesora Umbridge —gritó la clase.

—Eso está mucho mejor —felicitó con dulzura—. ¿A que no ha sido tan difícil? Guarden las varitas y saquen las plumas, por favor.

Vi a Harry con una ceja alzada, hasta entonces la orden de guardar las varitas nunca había sido el preámbulo de una clase que hubiera considerado interesante. Puse la varita en mi bolso y saque mi pluma, tinta y el pergamino. La profesora Umbridge abrió su bolso, sacó su varita, que era inusitadamente corta, y dio unos golpecitos en la pizarra con ella; de inmediato, aparecieron las siguientes palabras:

Defensa Contra las Artes Oscuras: regreso a los principios básicos 

—Muy bien, hasta ahora su estudio de esta asignatura ha sido muy irregular y fragmentado, ¿verdad? —afirmó la profesora Umbridge volviéndose hacia la clase con las manos entrelazadas frente al cuerpo—. Por desgracia, el constante cambio de profesores, muchos de los cuales no seguían, al parecer, ningún programa de estudio aprobado por el Ministerio, ha hecho que estén muy por debajo del nivel que nos gustaría que alcanzaran en el año del TIMO. Sin embargo, les complacerá saber que ahora vamos a rectificar esos errores. Este año seguiremos un curso sobre magia defensiva cuidadosamente estructurado, basado en la teoría y aprobado por el Ministerio. Copien esto, por favor.

Volvió a golpear la pizarra y el primer mensaje desapareció y fue sustituido por los «Objetivos del curso».

1. Comprender los principios en que se basa la magia defensiva.
2. Aprender a reconocer las situaciones en las que se puede emplear legalmente la magia defensiva.
3. Analizar en qué contextos es oportuno el uso de la magia defensiva.

Ni siquiera leí lo que decía, ¿principios básicos? ¿Cómo íbamos a volver a eso? Estabamos en nuestro quinto año, solo vi letras y las copie, luego empecé a hacer dibujos de flores y de aves. Cuando los alumnos copiaron los tres objetivos del curso de la profesora Umbridge, ésta preguntó:

—¿Tienen todos un ejemplar de Teoría de defensa mágica, de Wilbert Slinkhard? —Un sordo murmullo de asentimiento recorrió la clase—. Creo que tendremos que volver a intentarlo —dijo la profesora Umbridge—. Cuando les haga una pregunta, me gustaría que contestaran «Sí, profesora Umbridge», o «No, profesora Umbridge». Veamos: ¿tienen todos un ejemplar de Teoría de defensa mágica, de Wilbert Slinkhard?

—Sí, profesora Umbridge —contestaron los alumnos al unísono.

—Estupendo. Quiero que abran el libro por la página cinco y lean el capítulo uno, que se titula «Conceptos elementales para principiantes». En silencio, por favor.

La profesora Umbridge se apartó de la pizarra y se sentó en la silla, detrás de su mesa, observándolos atentamente con aquellos ojos de sapo con bolsas. Abrí el libro y al segundo párrafo los parpados me pesaron.
Era extremadamente aburrido, casi tanto como escuchar al profesor Binns. Hasta un niño de cinco años podría leer esto y entender todo. Pasaron unos silenciosos minutos. Comencé a dibujar en el libro un lindo pajarito, luego una snitch, y después empecé a escribir la letra de una de las canciones de las brujas de Macbeth en gaelico escoces. Si, así de aburrida estaba. Pero yo no servía para esto, todas mis clases favoritas tenían que ver con movimiento; Transformaciones, Cuidado de Criaturas Magicas y Defensa Contra Las Artes Oscuras. Mire  a los demás y note que Hermione ni siquiera había abierto su ejemplar de Teoría de defensa mágica y estaba mirando fijamente a la profesora Umbridge con una mano levantada.
Pero pasados unos minutos más todos observaban a mi amiga, el capítulo que nos habían ordenado leer era tan tedioso que muchos alumnos optaban por contemplar el mudo intento de Hermione de captar la atención de la profesora Umbridge, en lugar de seguir adelante con la lectura de los «Conceptos elementales para principiantes».
Cuando más de la mitad de la clase miraba a Hermione en vez de leer el libro, la profesora Umbridge decidió que ya no podía continuar ignorando aquella situación.

—¿Quería hacer alguna pregunta sobre el capítulo, querida? —le dijo a Hermione como si acabara de reparar en ella.

—No, no es sobre el capítulo.

—Ahora estamos leyendo —repuso la profesora Umbridge mostrando sus pequeños y puntiagudos dientes—. Si tiene usted alguna duda podemos solucionarla al final de la clase.

—Tengo una duda sobre los objetivos del curso —aclaró Hermione.

La profesora arqueó las cejas.

—¿Cómo se llama, por favor?

—Hermione Granger.

—Mire, señorita Granger, creo que los objetivos del curso están muy claros si los lee atentamente — dijo la profesora Umbridge con decisión y un deje de dulzura.

—Pues yo creo que no —soltó Hermione sin miramientos—. Ahí no dice nada sobre la práctica de los hechizos defensivos.

Se produjo un breve silencio durante el cual muchos miembros de la clase giraron la cabeza y se quedaron mirando con el entrecejo fruncido los objetivos del curso, que seguían escritos en la pizarra.

—¿La práctica de los hechizos defensivos? —repitió la profesora Umbridge con una risita—. Verá, señorita Granger, no me imagino que en mi aula pueda surgir ninguna situación que requiera la práctica de un hechizo defensivo por parte de los alumnos. Supongo que no espera usted ser atacada durante la clase, ¿verdad?

—¡¿Entonces no vamos a usar la magia?! —exclamó Ron en voz alta.

—Por favor, levante la mano si quiere hacer algún comentario durante mi clase, señor... 

—Weasley —dijo Ron, y levantó una mano.

La profesora Umbridge, con una amplia sonrisa en los labios, le dio la espalda. Harry y Hermione levantaron también las manos inmediatamente. La profesora Umbridge miró un momento a Harry con sus ojos saltones antes de dirigirse de nuevo a Hermione.

—¿Sí, señorita Granger? ¿Quiere preguntar algo más? 

—Sí —contestó ella—. Es evidente que el único propósito de la asignatura de Defensa Contra las Artes Oscuras es practicar los hechizos defensivos, ¿no es así?

—¿Acaso es usted una experta docente preparada en el Ministerio, señorita Granger? —le preguntó la profesora Umbridge con aquella voz falsamente dulce.

—No, pero... 

—Pues entonces me temo que no está cualificada para decidir cuál es el «único propósito» de la asignatura que imparto. Magos mucho mayores y más inteligentes que usted han diseñado nuestro nuevo programa de estudio. Aprenderán los hechizos defensivos de forma segura y libre de riesgos... 

—¿De qué va a servirnos eso? —inquirió Harry en voz alta—. Si nos atacan, no va a ser de forma... 

—¡La mano, señor Potter! —canturreó la profesora Umbridge.

Harry levantó un puño. Una vez más, la profesora Umbridge le dio rápidamente la espalda, sin embargo yo levante mi mano,

—¿Su nombre, por favor? —me preguntó Umbridge pero por como me miraba, ella sabía muy bien quien era yo,.

—Laila Scamander.

—¿Y bien, señorita Scamander?

—Bueno, creo que Harry tiene razón. Si nos atacan, no vamos a estar libres de riesgos.

—Repito —dijo la profesora Umbridge, que me miraba sonriendo de una forma muy irritante—: ¿espera usted ser atacada durante mis clases?

—Bueno... 

La profesora Umbridge no me dejó acabar:

—No es mi intención criticar el modo en que se han hecho hasta ahora las cosas en este colegio — explicó con una sonrisa poco convincente, estirando aún más su ancha boca—, pero en esta clase han estado ustedes dirigidos por algunos magos muy irresponsables, sumamente irresponsables; por no mencionar —soltó una desagradable risita— a algunos híbridos peligrosos en extremo... 

Rompí mi pluma en dos.

—Si se refiere al profesor Lupin —salté enojada—, era el mejor que jamás...

 —¡La mano, señorita Scamander! Como iba diciendo, los han iniciado en hechizos demasiado complejos e inapropiados para su edad, y letales en potencia. Los han asustado y les han hecho creer que podrían ser víctimas de ataques de las fuerzas oscuras en cualquier momento... 

—Eso no es cierto —la interrumpió Hermione—. Sólo nos... 

—¡No ha levantado la mano, señorita Granger!

Hermione la levantó y la profesora Umbridge le dio la espalda.

—Tengo entendido que mi predecesor no sólo realizó maldiciones ilegales delante de ustedes, sino que incluso las realizó con ustedes.

—Bueno, resultó que era un maniaco y mortifago,  —dije sin molestarme de levantar la mano—. Y aun así, aprendimos muchísimo con él, mas que en estos diez minutos.

—¡No ha levantado la mano, señorita Scamander! —gorjeó la profesora Umbridge—. Bueno, el Ministerio opina que un conocimiento teórico será más que suficiente para que aprueben el examen; y al fin y al cabo para eso es para lo que vienen ustedes al colegio. ¿Su nombre? —añadió mirando a Parvati, que acababa de levantar la mano.

—Parvati Patil. Pero ¿no hay una parte práctica en el TIMO de Defensa Contra las Artes Oscuras? ¿No se supone que tenemos que demostrar que sabemos hacer las contramaldiciones y esas cosas?

—Si han estudiado bien la teoría, no hay ninguna razón para que no puedan realizar los hechizos en el examen, en una situación controlada —explicó la profesora Umbridge quitándole importancia al asunto.

—¿Sin haberlos practicado de antemano? —preguntó Parvati con incredulidad—. ¿Significa eso que no vamos a hacer los hechizos hasta el día del examen?

—Repito, si han estudiado bien la teoría... 

—¿Y de qué nos va a servir la teoría en la vida real? —intervino de pronto Harry, que había vuelto a levantar el puño. La profesora Umbridge lo miró y dijo:

—Esto es el colegio, señor Potter, no la vida real.

—¿Acaso no se supone que estamos preparándonos para lo que nos espera fuera del colegio?

—No hay nada esperando fuera del colegio, señor Potter.

—¿Ah, no? —insistió Harry. 

—¿Quién iba a querer atacar a unos niños como ustedes? —preguntó la profesora Umbridge con un exageradísimo tono meloso.

—Humm, a ver... —respondió Harry fingiendo reflexionar—. ¿Quizá... lord Voldemort?

Tuve unas enormes gana de abrazar a Harry, chocarle los cinco, abrazarlo con fuerza como cuando había vuelto de su juicio, esta era una parte  que adoraba de Harry y que me gustaba mas. Ron contuvo la respiración, Lavender Brown soltó un grito y Neville resbaló hacia un lado del banco. Yo en cambio sonreí con orgullo.

La profesora Umbridge, sin embargo, ni siquiera se inmutó: simplemente miró a Harry con un gesto de rotunda satisfacción en la cara.

—Diez puntos menos para Gryffindor, señor Potter —dijo, y los alumnos se quedaron callados e inmóviles observando tanto a la profesora Umbridge como a Harry—. Y ahora, permítanme aclarar algunas cosas. —La profesora Umbridge se puso en pie y se inclinó hacia nosotros con las manos de dedos regordetes abiertas y apoyadas en la mesa—. Les han contado que cierto mago tenebroso ha resucitado... 

—¡No estaba muerto —la corrigió un Harry furioso—, pero sí, ha regresado!

—Señor-Potter-ya-ha-hecho-perder-diez-puntos-a-su-casa-no-lo-estropee-más —recitó la profesora de un tirón y sin mirar a Harry—. Como iba diciendo, les han informado de que cierto mago tenebroso vuelve a estar suelto. Pues bien, eso es mentira.

—¡No es mentira! —la contradijo Harry—. ¡Yo lo vi con mis propios ojos! ¡Luché contra él!

—¡Castigado, señor Potter! —exclamó entonces la profesora Umbridge, triunfante—. Mañana por la tarde. A las cinco. En mi despacho. Repito, eso es mentira. El Ministerio de Magia garantiza que no están ustedes bajo la amenaza de ningún mago tenebroso. Si alguno todavía está preocupado, puede ir a verme fuera de las horas de clase. Si alguien está asustándolos con mentiras sobre magos tenebrosos resucitados, me gustaría que me lo contara. Estoy aquí para ayudar. Soy su amiga. Y ahora, ¿serán tan amables de continuar con la lectura? Página cinco, «Conceptos elementales para principiantes».

Y tras pronunciar esas palabras la profesora Umbridge se sentó. Yo sin embargo, pensé en el discurso de Dumbledore del año pasado, negar lo que había pasado era un insulto, era un insulto a la memoria de Cedric, me levante del asiento con un sonido chirriante

—¡No, Laila! —me advirtió Hermione con un susurro mientras me tiraba de la manga; pero yo di un tirón del brazo para soltarme.

—Entonces, según usted, Cedric Diggory se cayó muerto porque sí, ¿verdad? — dije con la voz que sentía como hierro.

Todo el mundo contuvo la respiración, pues ningún alumno había oído sobre lo sucedido la noche en que murió Cedric. Ávidos de noticias, miraron a Harry y luego a la profesora Umbridge, que había arqueado las cejas y me observaba  muy atenta, sin rastro de una sonrisa forzada en los labios.

—La muerte de Cedric Diggory fue un trágico accidente —afirmó con tono cortante.— Y si fuera usted señorita Black dejaría de faltarme el respeto, tiene que agradecer que el Ministerio la deja estudiar en el ancestral y prestigioso colegio que es Hogwarts...considerando sus... antecedentes—ella sonrió, riéndose un poco agudamente, refiriéndose claramente a papá.

Hermione me tiro de la manga y me obligo a sentarme

—Fue un asesinato —le discutió Harry levantándose de su asiento también, que entonces se dio cuenta de que estaba temblando. No había hablado con casi nadie de aquel tema, y menos aún con treinta compañeros de clase que escuchaban ansiosos—. Lo mató Voldemort, y usted lo sabe.

El rostro de la profesora Umbridge no denotaba expresión alguna. Durante un momento pensé que iba a gritarle, pero ella, con la más suave y dulce voz infantil, dijo:

—Venga aquí, señor Potter.

Harry apartó su silla de una patada, dio unas cuantas zancadas, y se acerco a la mesa de la profesora. Yo estaba furiosa, los dos pedazos de pluma que tenía habian comenzado a flotar

La profesora Umbridge sacó de su bolso un pequeño rollo de pergamino rosa, lo extendió sobre la mesa, mojó la pluma en un tintero y empezó a escribir encorvada sobre él para que Harry no viera lo que ponía. Nadie decía nada.
Aproximadamente después de un minuto, la profesora enrolló el pergamino, que, al recibir un golpe de su varita mágica, quedó sellado a la perfección para que Harry no pudiera abrirlo.

—Lleve esto a la profesora McGonagall, haga el favor —le ordenó la profesora Umbridge tendiéndole la nota.

Harry la tomo sin decir nada, salió del aula sin mirar a nadie y cerró de un portazo. La profesora vio a todos con suavidad y nos animo a seguir leyendo el libro, yo vi por donde había salido Harry antes de volver a comenzar a escribir en el libro, bueno mas bien empecé a dibujar a Umbridge siendo atacada por un murtlap y un basilisco. En cuanto sonó la campana fui la primera en irme. Ya había entendido con una clase que no iba a aprender a defenderme, Morgana aparecio a mi lado.

—Con mas razón vas a necesitar de mis enseñanzas, esa vieja arpía no te enseñara nada--Morgana dijo caminando a mi lado.

—Sabes sobre Defensa Contra Las Artes Oscuras?

Ella hizo una mueca.

—Bueno...sé sobre las artes oscuras, no mucho de la defensa.

—¡M!—suspiré, pensé en la clases de Adivinación sin embargo, los sueños y sus significados

—¿Tus sueños significaban algo no?—le pregunté a ella apenas moviendo los labios para que nadie pensara que estaba hablando sola.

—Si, normalmente si, pero eso que enseña esa profesora es un truco barato, no tiene nada que ver, los sueños nunca tienen un verdadero significado, tienen distintas interpretaciones—ella me respondió.

Me detuve en el pasillo, esa voz de que Harry iba a morir me atormentaba desde tercer año y cada vez parecía mas real por los acontecimientos. Pensé en como Morgana se ocupaba de mi mente en la noche para que yo no soñara.

—Ya no más. M, es tiempo que yo vuelva a soñar.

Ya quiero que lean la reacción de Laila cuando vea lo que Umbridge hizo a cierta persona JAJAJAJA

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