Mi Compañero Gay

By suny198

58K 4.9K 4.2K

¿Tan difícil sería hacerse pasar por gay? "Se busca chica o chico gay que quiera compartir piso, Interesados... More

Prólogo
1
2
3
4
5
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21 (Final)
Epílogo

6

2K 217 107
By suny198

Narra Ochaco

En una de las calles laterales estaba aparcado el coche de Izuku. Era un flamante auto plateado que pegaba perfectamente con él y su personalidad, elegante y efectivo. Para mi asombro, Izuku me abrió la puerta del copiloto antes de sentarse delante del volante, ¿por qué no existían hombres heterosexuales como él? Desde luego, el don de la caballerosidad se estaba perdiendo en los heterosexuales.

Durante el trayecto, hablamos de todo un poco. Me contó sobre sus prácticas en la universidad con muñecos y me dijo emocionado que en el segundo cuatrimestre practicarían con los cadáveres esos que la gente dona a la ciencia. Perdiéndome en su radiante sonrisa y su entusiasmo, casi infantil, no me di cuenta de la habilidad que tenía para no pillar ningún semáforo en rojo ni de la alta velocidad a la que iba conduciendo.

Izuku aparcó el auto de un solo movimiento en el aparcamiento subterráneo de uno de los grandes supermercados con los que contaba Japón. Era una gran superficie donde había prácticamente de todo.

Tomamos un carrito vacío para los dos y mientras Izuku lo empujaba para entrar en la primera calle del supermercado, yo saqué del bolsillo trasero de mis jeans la lista de cosas que hacían falta para el piso y mi lista personal.

Fui añadiendo al carrito todo lo necesario y tachando en la lista lo que ya teníamos. Izuku, con una sonrisa amable, me observaba ir y venir. Esquive a un par de chicas que estaban detenidas delante del estante del papel higiénico, decidiendo cual se llevarían. Yo fui directamente a por el paquete de doce rollos de triple capa que siempre compraba, pero me lo habían cambiado de su sitio habitual y estaba en el estante más alto.

-Izuku, - tiré de su camiseta - ¿cogerías aquel paquete de papel higiénico? – señalé el estante superior – no llego.

-Por supuesto, pequeña – Izuku me sonrió de lado y me dejó el carrito a mí mientras cogía el paquete.

Izuku tampoco llegaba bien, pero poniéndose de puntillas lo agarró perfectamente. Contuve la respiración, cuando al ponerse de puntillas, su camiseta se alzó varios centímetros mostrando su espalda y su trasero contraído por el esfuerzo. Era un trasero perfecto, redondo y duro. Las chicas que estaban allí también miraron su parte posterior totalmente idiotizadas.

Después de echar al carrito el paquete, seguimos adelante. Al pasar al lado de las dos chicas, que aún seguían mirando a Izuku por el rabillo del ojo, estuve tentada a decirles que cerraban la boca, que él era gay. O en el fondo, no sé si prefería decirles que no le devoraran con la mirada, ¡que yo lo vi primero!

Paseamos por todas las calles. Izuku agarró también las cosas que necesitaba él. Yo compré verdura, fruta y los ingredientes para preparar sopa que me hacía faltan. Con el tiempo otoñal, por las noches, siempre apetecía una caliente sopita frente al televisor.

-¿Necesitas leche y café? – Izuku me preguntó con un envase de café molido en la mano.

-A ver… - miré mi lista personal – leche, si, café creo aún me quedada medio paquete.

-Es que si ambas cosas lo usamos los dos podemos compartir y no tenemos que tener dos botellas de leche abierta o dos paquetes de café.

-De acuerdo, cojamos la leche y el café como cosa común.

-¿Te gusta esta marca de café?

-Sí, es la que normalmente uso.

-Igual yo – Izuku rió – llevamos casi un mes conviviendo y no nos hemos dado cuenta de que usamos el mismo, ¡y eso que prácticamente desayunamos a la vez!

Eso era verdad. Mientras él se duchaba, yo desayunaba, y cuando yo terminaba, él entraba en la cocina para desayunar y yo iba a mi dormitorio para coger mis cosas e irme a mi primera clase. Y cada día, yo preparaba en la cafetera mi café, me lo tomaba y después lavaba la cafetera para que estuviera limpia por si la quería usar él, y resulta que él después hacía exactamente el mismo proceso y con igual marca de café.

-Estamos idiotas – me apoyé en él riéndome – a partir de mañana haré café para los dos.

-y yo luego friego la cafetera – me dijo y después, pellizcó mi mejilla.

Terminamos y fuimos a la caja para pagar. Dividimos las cosas en tres grupos: los comestibles de Izuku, mi propia comida y las cosas en común. La cajera nos iba a asesinar lentamente cuando le dijéramos que queríamos tres cuentas diferentes. Repasé mi lista otra vez.

-¡Oh! – se me había olvidado una cosa, y era importante.

-¿Qué sucede? – preguntó Izuku - ¿Se te ha olvidado algo?

-Si – me mordí el labio y vi que ya nos tocaba.

-Ve colocando en la cinta las cosas comunes y yo voy por lo que te falta, ¿de acuerdo? Soy más rápido que tú – dejó escapar una sonrisilla de autosatisfacción.

-¡Que gracioso! – ironicé – me faltan compresas.

-Ok, ¿con alas o sin alas?

"¡wow!", en momentos como estos era ideal que tu compañero de piso fuera gay.

-Sin alas, por favor.

Izuku asintió antes de ir a buscarlas y yo comencé a colocar las cosas. Sonreía para mí misma, era ideal tener a Izuku como compañero.

Narra Izuku

¿Cómo no saber cuántos tipos de compresas hay o cómo eran si cuando estaba con mi ex siempre me tocaba hacer la compra a mí solo? Por eso me reí de la cara de estupor de Ochaco cuando le pregunté el tipo que quería.

Tomé el paquete y volví a la caja. Ochaco ya había colocado en la cinta las cosas que compramos para los dos y que pagaríamos con el fondo monetario común que teníamos. Le tendí el paquete y me sonrió agradecida.

Era una maravilla hacer la compra con Ochaco. Verla indecisa, morderse el labio ante la duda de llevarse una marca u otra, intentar llegar a los estantes más altos o conversar con el pescadero para que le diera las mejores piezas de merluza. Así si era divertido ir de compras. Con Melissa siempre era un calvario. Las primeras veces que fuimos siempre se quejaba de la gente que había, de los diversos olores que salían de la carnicería o de los niños que lloriqueaban a sus madres para que les compraran chucherías o chocolates. Por eso, al final, acababa yo solo haciendo la compra.

Cuando pagué lo mío, la cajera me dedicó una sonrisa coqueta y me guiñó un ojo. Me parecía guapa, pero no tanto como Ochaco. Espera, Izuku, ¿Qué acabas de pensar? Desde luego la falta de sexo me estaba pasando factura, porque ya ni coqueteaba con mujeres. Aunque claro, hubiera quedado raro que un gay pidiera el número de teléfono a una cajera.

Ayudé a Ochaco con sus bolsas y metimos todo en mi coche. Por el camino, teníamos de fondo alguna emisora de la radio mientras hablaba con Ochaco. Disfrutaba hablar con ella, teníamos muchos temas en común.

Según ella, no le apasionaba mucho la música clásica, pero por lo que contó conocía varias autores y diversas composiciones. De hecho, aún estaba alucinando por lo que me dijo en la cocina de que quería escucharme tocar y por lo que me provocó el doble sentido de su frase, aunque estaba seguro de que Ochaco no se había dado cuenta de que lo que había dicho se podía entender de otra forma.

Melissa detestaba la música clásica, decía que no tenía letra y por lo cual, no podía cantarla. Lo único que le gustaba de verme tocar un piano es que decía que le entraba unas ganas tremendas de hacer otras cosas en el momento que me veía sentado en el banquillo pulsando con mis dedos las primeras notas. En conclusión, nunca me escuchaba tocar, siempre acabábamos haciendo otras… cosas.

Cuando llegamos al piso, tuvimos que subir en el ascensor en dos veces porque no cabíamos ambos a la vez con tal cantidad de bolsas. Ochaco se dedicó a guardar todo en sus correspondientes gavetas y estantes y yo estaba colocando en el frigorífico los huevos que había comprado cuando me sonó el móvil. Me disculpé con Ochaco y me fui a mi cuarto. Era mi madre.

-Hola, mamá

-¡Izuku! - por un momento su voz martilleó mi cráneo. A veces era demasiado enérgica y gritona - ¿Cómo estás, cariño? Tu padre y yo hace mucho que no sabemos de ti.

-Mamá, hablamos hace tres días y cuando yo no te cojo el teléfono a la primera llamas a Shoto para preguntar dónde estoy.

Aún me arrepentía de haber invitado un verano a Shoto a mi casa. Mi madre lo quería como si fuera su segundo hijo y lo había adoptado como su hijo postizo.

-Ya, ya – dijo con voz lastimera para intentar darme pena – una madre siempre quiere estar al tanto de lo que su hijo hace – y ahí estaba de nuevo la voz enérgica e imperiosa,. - Bueno, cuéntame algo nuevo.

-No hay ninguna novedad. Las clases siguen yendo demasiado lentas para mi gusto y aquí aún no hace demasiado frío.

-Aquí vaticinan la primera tormenta de nieve para la semana que viene – me contó – y ¡ah!, tu padre, que está aquí a mi lado, dice que tengas paciencia, que luego todo irá muy rápido cuando empieces la residencia y que llorarás al darte cuenta que no te da tiempo de asimilar todo – rodé los ojos.

-Dale las gracias a papá y dile que intentaré no desesperarme mucho – me despeiné y sonreí cuando escuché de lejos a Ochaco cantando en la cocina.

-¿Y cómo va la convivencia, hijo? ¿echas de menos a Melissa?

¿Echarla de menos? ¡ni loco! Mis padres sabían que había cortado con ella y que había tenido que buscar urgentemente otro piso. Ellos no opinaron de mi separación, pero una parte de mí pensaba, al ver la actitud feliz que tomó mi madre en verano, que ella estaba muy contenta de que lo hubiera dejado.

-Todo bien, mamá. Soy muy feliz y estoy muy a gusto.

-Me alegro mucho, cariño. Aunque siempre convives con mujeres, a pesar de que esta sea lesbiana – mi madre soltó una risilla.

Revolví mi cabello.

Si Ochaco supiera lo que había dicho, me mataba. No sé en que estaba pensando cuando le dije a mis padres que Ochaco era lesbiana. El problema recaía en que antes de ir a ver el piso les comenté a mis padres que la inquilina parecía ser un tanto rara. Sólo se lo comenté de pasada y en ese tiempo era lo que pensaba de Ochaco porque me parecía extraño que sólo quisiera a chicos gays. Cuando le conté a mis padres que tenía piso y mi madre me preguntó si la rareza de la chica consistía en que era lesbiana, le dije que sí.

Ya sé que fui un idiota, pero estaba bastante estresado ese día y me sentía fatal por haber mentido a Ochaco diciéndole que era gay y cuando mamá me preguntó eso dije que sí sin meditar la respuesta o las consecuencias. Definitivamente, era rematadamente estúpido, pero ahora era incapaz de decirle a mi madre que Ochaco no era lesbiana y que yo me hacía pasar por gay para poder alquilar el piso. Cogí en un puño mi cabello.

-Bueno, mamá, te dejo, que voy a preparar la cena.

-Muy bien, cariño. Un beso muy grande y, ¡sigue comiendo sano!

Me despedí de mi madre y colgué. Me fui ofuscado a la cocina, pero se me pasó todo cuando vi a Ochaco con el delantal puesto delante de una olla picando verduras.

-Pequeña, ¿te ayudo?

Ochaco me sonrió y me pasó un pimiento verde para que lo picara.

-mariquita, ¿qué te has hecho en la cabeza? ¡parece un nido de pájaros!

Eso me pasa por revolverme el cabello de esa forma, no obstante, me alegré cuando Ochaco lo intentó arreglar y estuvo un rato acariciando mis mechones y poniéndolos en su sitio. Entre risas, lo dejó por imposible y seguimos cocinando. Definitivamente estar con Ochaco era la gloria.

...








👋:3

Continue Reading

You'll Also Like

41.8K 2.6K 93
"Jure no olvidarte porque siempre te amare" Cuando Tails y Cream por fin están juntos,llega otro problema a sus vidas y está vez el destino de Möbiu...
484K 49.6K 124
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...
342K 23K 94
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.
89.7K 4.4K 29
Marco Diaz: buen promedio, chico frío y insensible, aparente "chico malo" Star Butterfly:co-Capitana de porristas, promedio aceptable, popular, carác...