Regina: necesito que seas sincero conmigo, si dices que me amas porque ese extraño comportamiento?
Daniel: porque tengo miedo.
Regina: miedo?
Daniel: Jamás me había enamorado como lo estoy de ti, temo que tanta dicha se empañé en algún momento.
Regina: yo te amo, y por supuesto que tuve miedo de aceptar lo que siento por ti, pero lo que he aprendido es que en esta vida debes dejarte guiar por tu corazón, ese nunca se equivoca y desde el primer día que te vi, supe que eras el hombre de mi vida, no temas, si ya estamos juntos hay que disfrutar de nuestro amor.
Regina tomó las manos de Daniel, este las besó.
Daniel: tienes razón, soy un tonto, el pasado debe quedar atrás, lo que importa es nuestro presente y futuro y esos los quiero a tu lado mi amor.
Daniel besó su frente, luego su mejilla y finalmente sus labios, ambos se entregaron en un apasionado y profundo beso, sus respiraciones empezaron sentirse muy agitadas.
Daniel: si quieres que me detenga solo dímelo.
Regina: no! quiero ser tuya y de nadie más.
Daniel volvió a besarla, ella lo detuvo y lo llevo de la mano hasta su habitación, cerró la puerta y siguieron envueltos en sus besos y caricias.
Regina le quitó lentamente la chaqueta, luego abrió uno a uno los botones de su camisa al compás que él no dejaba de besarla.
La camisa cayó al suelo, Regina observó el ejercitado pecho de Daniel y no pudo evitar acariciarlo, besarlo, después de una coqueta mirada, ella misma se quitó el vestido que traía, mientras él embobado la observaba, ambos apurados se quitaron sus zapatos y se envolvieron en un estrecho abrazo y un beso.
Miranda corría por todo el jardín de la casa de sus abuelos mientras Esperanza y su abuela la observaban.
Lorenza: me alegra verla así, Miranda a pesar de no tener un padre es una niña feliz.
Esperanza: mi niña Regina ha hecho un gran trabajo.
Lorenza: y tú también, has cuidado de ella mientras mi hija trabaja, eso también es gracias a ti.
Esperanza: ay señora, yo solo cumplo con mi trabajo.
Lorenza: tú eres parte de la familia desde hace años, te aseguro que para Miranda eres otra abuela.
Daniel abrazaba por la espalda a Regina, a medida que besaba su cuello y la tomaba por la cintura, se dio la vuelta lista para quitarse el broche del sostén, pero Daniel la detuvo y él mismo lo hizo, aventó el sostén al suelo mientras observó sus encantos unos segundos, regresó al cuello de su novia, pero esta vez de frente.
Ariel en la reunión empezó a notar la ausencia de su hija, al preguntarle a todos los conocidos si la habían visto, concordaron en que había salido con su novio y había dejado dicho que regresarían en un rato, para Ariel no fue extraño, pues para Regina siempre había sido tedioso los lugares llenos de gente y más desconocida.
La pasión se desbordaba en la habitación de Regina, ella estaba sobre Daniel disfrutando uno de los momentos más íntimos de su relación, al fin podía sentirse totalmente suya, Daniel desde abajo disfrutaba de cada movimiento dominado por el amor de su vida, por un buen rato olvidó lo que había platicado con su amigo.
Regina lo besó, Daniel dio media una vuelta a su cuerpo para quedar sobre ella, acomodó sus piernas alrededor de su cintura y continúo disfrutando de cada centímetro de su piel, sin dejar de besar y tocar cada rincón, Regina estaba tan excitada como él.
Ariel llamó a Regina pero no obtuvo respuesta, así que le dejó un mensaje "Regina, los empresarios necesitan de tus conocimientos sobre la obra y los de Daniel, por favor, regresen en cuanto puedan".
Regina dormía profundamente abrazada a Daniel quien acariciaba su angelical rostro mientras la observaba enamorado, de pronto un recuerdo fugaz vino a su mente, era de aquella noche en la que estuvo con ella bajo el efecto del alcohol, era cierto lo que le decía su amigo, acababa de recordar a más detalle que ya había tocado a la mujer que amaba, sintió un poco de miedo, pero a la vez se alegró que en ese momento si tuviera conciencia para contemplarla y los uniera un gran amor.
Se escuchó que alguien entraba al departamento, de ahí las voces de Esperanza y Miranda.
Esperanza: ay criatura, llegamos a tiempo, parece que va llover a cantaros, seguro no tarda en llegar tu mamá.
Mirada: me divertí mucho en casa de mis abuelos.
Esperanza: lo sé, quieres que te prepare algo?
Miranda: no, gracias comí mucho.
Daniel: mi amor, mi amor.. despierta.
Regina seguía en el quinto sueño, con su cabeza muy bien apoyada en el pecho de su novio.
Daniel le besó la frente, le acarició el cabello intentando despertarla, hasta que decidió subir un poco el volumen de su voz.
Daniel: Regina despierta!! Miranda acaba de llegar con tu nana.
Regina abrió los ojos y de un salto quedo sentada en la cama.
Regina: Dios mío! Pensé que vendrían hasta la noche... ponle seguro a la puerta, Daniel se se levantó, se puso su ropa interior y puso el seguro.
Ambos recogieron su ropa y se vistieron tan rápido como pudieron.
Miranda se acercó al cuarto de su mamá.
Miranda: cuando nos fuimos estaba abierta.
La pequeña intentó abrir, mientras que del otro lado Regina y Daniel seguían apurados vistiéndose, se vieron el uno al otro y por un segundo sus corazones se paralizaron.
Esperanza: que haces?... Le dijo a la pequeña mientras se acercaba.
Miranda: es que la puerta está cerrada.
Esperanza: y eso que tiene de raro?
Miranda: que así no estaba cuando nos fuimos.
Esperanza: a lo mejor si estaba cerrada y no te acuerdas.
Miranda: nana es que...
Esperanza: nada, nada, ayúdame en la cocina, quiero hacer el postre favorito de tu mamá.
Regina terminó de vestirse y abrió la puerta muy lentamente.
Regina: escóndete en el baño.
Daniel: qué?
Regina: que te escondas, mientras voy a entretenerlas aprovechas para salir sin que te vean, nos vemos en el estacionamiento, toma, aquí están las llaves de mi camioneta.... corre.
Al terminar le dio un beso y Salió intentando parecer muy natural.
Esperanza: le agregamos esencia de chocolate o naranja?
Regina: de chocolate nana.
Esperanza: ay mi niña ,cuando llegaste, no me di cuenta.
Regina: hace rato, estaba en mi habitación.
Esperanza: ahh con que eras tú.
Miranda: mami.
Miranda abrazó a su mama.
Miranda: entonces tu estabas en la habitación.
Regina: si, es que olvidé mi chamarra.
Esperanza: y te saliste de la reunión de trabajo para recogerla?
Regina: si, es que ya ves parece que va a llover y no quiero resfriarme.
Esperanza no quedó muy convencida de la excusa de la chamarra.
Regina: y que están haciendo, enseñenme.
Regina intentaba desviar la atención de su hija y su nana, así que disimuladamente las incitó a que le mostraran lo que estaba haciendo , así le hizo señas a Daniel de que saliera rápidamente, él lo hizo y cuando iba a abrir la puerta Miranda se dio la vuelta y lo vio.
Miranda: Daniel?
Daniel se frenó en seco, respiró profundo sin saber qué hacer, Regina puso sus manos sobre su cabeza, algo avergonzada.