Tenebris

By Val_Ales

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Amores prohibidos e imposibles, todos saben que ese tipo de relaciones terminan en tragedia. ¿Serán ellos una... More

Guía
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Lucidus, segunda parte

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By Val_Ales

WinWin

Caminé de prisa hacia la zona oeste, con Johnny pisándome los talones y TaeIl a mi lado. Ignoré cada uno de sus argumentos y seguí adelante buscando al peligris de antes.

—¡Podemos llamar a otra persona, como al señor Ahn! —lo escuché gritar/susurrar detrás mío.

TaeIl se detuvo y volteó para agarrar del brazo a John.

—Kun sabe lo que hace. El señor Ahn no tiene ni idea sobre demonios o sus lazos, no es lo mejor para Hyuck. —explicó con su voz suave, sabiendo que presionaba cada uno de los botones que conseguían relajar a YoungHo.

—No lo conocemos.

—Corrección, tú no lo conoces. —regañó ya un poco irritado.

No podía dejar que me sigan, sus discusiones tenían que ser en otra parte y preferiblemente en otro momento. Haechan nos necesitaba y lo único que John estaba logrando era retrasarnos.

—Voy a ir por Kun y nadie me va a detener. —señalé mirando directamente al más alto— Tú más que nadie debería querer lo mejor para Haechan, y el médico de la manada no lo es.

—Yo te acompaño. —ofreció TaeIl a lo que asentí, pues era amigo de Qian y parecía estar más calmado que yo— Y tú, John Seo, irás a buscar a Mark.

Abrí los ojos a la mención del semi demonio. TaeIl había perdido la cabeza. ¿Llamar al causante de todo el problema? Hyuck no iba a quererlo ahí. No estaba en las condiciones para enfrentarlo y podía apostar que el demonio tampoco.

—Acepto a Qian, pero él no irá. —John frunció el ceño y cruzó sus brazos para dejar en claro que no planeaba ceder.

—Mark es el otro extremo del lazo, Hyuck ahora está débil y si ese vínculo es tan parecido al de nosotros como todos dicen, lo único que necesitará para sentirse mejor es a Mark.—recalcó sin bajar la postura.

En parte tenía razón. Kun y ZiTao habían dicho que lo que compartían Mark y Hyuck era muy parecido al de un alfa con su omega. No era un secreto para ninguno de nosotros lo que podía ocasionar la separación de dos lobos enlazados, habíamos sido testigos de sus consecuencias algunas veces, y nunca terminaba bien. Yo mismo había dicho que debíamos confiar en Kun y buscar lo mejor para Haechan, y si eso involucraba llevar a Mark con nosotros, estaba dispuesto a hacerlo.

—Es por Hyuck, Johnny. —dije tanteando por si estaba enojado— Una vez que encontremos la forma de romper el lazo, nunca más lo veremos de nuevo.—añadí para calmarlo y porque ese era el plan.

—Está bien. —suspiró y se cogió el tabique de la nariz con los dedos en señal de frustración— Lo traeré pero a nadie más. Ni Lucas, ni JungWoo o JaeMin saben lo que pasó y lo mejor es que siga así.

—Bien. —todos estamos de acuerdo con eso, lo mejor era mantener a los menores alejados— Ahora ve.

Johnny besó la frente de TaeIl con rapidez antes de irse trotando hacia la zona sur, donde deberían estar los tres semi demonios.

Seguimos caminando hacia la sala común de los brujos, donde nos habían dicho que Kun siempre se encontraba. Esperaba hallarlo solo y sin ningún otro brujo alrededor, lo de Hyuck no era algo que debía ser divulgado a los cuatro vientos.

Hace unos instantes SiWon nos dio la noticia de que Haechan había despertado. Según lo que le dijo su madre, seguía débil y acostado, no había hablado para nada y tampoco quería tomar o comer algo. Parecía otra persona, nada que ver con el omega chispeante que conocíamos. Sin duda todo esto del vínculo lo había marcado y para mal.

Llegamos a la sala y tocamos la puerta con insistencia, importándonos poco las miradas juzgadoras de los brujos que pasaban por ahí. No era momento de respetar los supuestos límites, podían irse si les molestaba vernos ahí, porque nosotros no teníamos pensado movernos hasta dar con Qian.

La puerta se abrió tras unos segundos que parecieron eternos y pudimos ver a Kun y a Tao, el mayor era el que había destrabado la entrada.

—¿Qué hacen aquí? —preguntó con el tono frío al que ya nos habíamos acostumbrado.

—Queremos ver a Kun. —dijo TaeIl apresurado pero siempre guardando esa amabilidad innata— Es sobre DongHyuck.

—¿Ya despertó? —el peligris apareció detrás del más alto con un semblante preocupado.

—Hace unos minutos. Está en su casa con sus padres, no ha ido nadie más aún.

—¿Es el omega vinculado al semi demonio? —despegamos la vista de Kun y miramos a Tao para responder.

—Así es. —afirmé mirándolo con impaciencia.

—Puedo ir yo y que Kun se quedé acá. —habló con fuerza. No se escuchó como un ofrecimiento, sino como una orden.

—Mark se alterará al ver a alguien que no conoce cerca de DongHyuck. Kun ya lo ha tratado e incluso podría apostar que confía en él.

Tao dudó, por una vez pudimos ver al menos una emoción pasar por sus ojos. Hizo una mueca y volteó a ver a Qian detrás suyo.

—TaeIl tiene razón, iré yo. —el peligris puso una mano sobre su hombro y le dio un apretón— Ve inventando algo, los chicos regresarán curiosos.

—Puedo lidiar con ellos.

—Lo sé.

Se despidió de Tao y salió del salón cerrando la puerta tras él.

—Vamos rápido, cuanto antes lleguemos mejor.

Caminamos con prisa hacia la entrada principal, donde SiWon nos estaba esperando con una de las camionetas blindadas que usaba en ocasiones de emergencia, y esta era una. Rogaba a cualquier dios que John haya encontrado a Mark y ambos estén ya afuera, listos para partir.

Solté un suspiro de alivio al verlos ahí, con el más alto apoyado en la puerta trasera del vehículo y el pelinegro sentado en el asiento del copiloto. Apostaba que SiWon ya se encontraba adentro listo para manejar.

—Pasa tu primero, yo tengo que estar cerca a la puerta para bajar rápido. —dijo Kun mirándome y haciéndome una seña para entrar.

—Vale. —asentí algo forzoso pues no me gustaba ir al medio.

Johnny solo le dio un asentimiento a Kun como saludo y abrió la puerta para que pasemos. Primero subió TaeIl, luego yo y al último Kun. El alfa cerró la puerta y rodeó el vehículo para sentarse al otro extremo.

SiWon arrancó al ver que ya estábamos todos ahí. La camioneta iba una velocidad sorprendente tomando en cuenta el tipo de terreno en el que íbamos, lleno de ramas y baches.

—Disculpe, SiWon. —llamó el peligris al único adulto— ¿Le dijeron cómo se encontraba DongHyuck?

—Su madre me llamó hace unos minutos tan pronto como se despertó. —habló sin quitar la mirada del frente— No dijo ni una sola palabra, tampoco quiso beber ni comer, solo aceptó una pastilla para el dolor.

—¿E-Eso es malo? —preguntó Mark tartamudeando, indiscutiblemente inseguro y temeroso.

—Me lo esperaba. —medio tranquilizó Kun— No te lo tomes a mal, pero lo que pasó no fue nada bonito, DongHyuck debe haber generado alguna especie de trauma. —explicó mirando el asiento frente a él— Pero no podría decir de qué magnitud, eso solo lo dictará el tiempo y sus reacciones ante distintas situaciones.

Nadie volvió a hablar, todos sumidos en un silencio tenso. El auto olía amargamente a furia, aroma que sin duda venía de John. Podía escuchar el rechinar de sus dientes y no hacía falta mirarlo para saber que tenía el ceño fruncido. Johnny no era malo, usualmente era alegre y extrovertido, pero además de eso era muy protector, y Hyuck se había vuelto en alguna clase de cachorro al que no le quitaba el ojo. Lo protegía de todo y todos, incluso si el menor no se daba cuenta. Nadie podía culparlo, ellos se conocían desde que Hyuck tenía diez años y John recién se había presentado como alfa. Antes era peor, pero esa sobreprotección ahora se dividía entre DongHyuck y TaeIl. Tal vez incluso entre los demás.

Pasó un largo tiempo hasta que llegamos a una rústica casa en medio del bosque, algo lejana del centro de la manada. Ahí vivía DongHyuck.

SiWon aparcó el coche y se quitó el cinturón.

—Bajen.

Kun y Johnny fueron los primeros al estar en los extremos, el brujo fue directamente a la entrada de la casa mientras que el mayor esperó a TaeIl. Iba a bajar también cuando vi lo tenso y miedoso que se encontraba el pelinegro. Era solo un chico, no parecía ser mayor que JaeMin, y por lo asustado que se mostraba de seguro tampoco tenía ni idea de lo que era capaz de hacer.

—Hey. —alargué mi mano y apreté su hombro— Es hora de bajar.

—No quiero empeorar las cosas. —admitió en un murmullo, mirando hacia sus manos sobre sus muslos— Tal vez todos tenían razón y lo mejor es alejarme de él.

—Esa es una decisión que debe tomar DongHyuck. —dije lentamente y con voz baja, esperando que John no escuche nuestra charla— Y nunca vas a saber qué eligió si te quedas acá.

Apretó sus manos con fuerza antes de soltarlas y dejarlas temblar sobre sus piernas. Volteó a verme y le sonreí para tranquilizarlo. Tenía razón, solo era un niño que no tenía la culpa de lo que su instinto le ordenaba a hacer. Tanto él como Hyuck eran víctimas de su naturaleza.

—Gracias.

—No hay de qué.

Esta vez sí bajé y cerré la puerta. Esperé a Mark para cuidar que no salga huyendo y juntos caminamos hasta la entrada de la casa, donde los demás ya estaban.

La puerta se abrió y el señor Lee nos dejó pasar tan pronto como reconoció a SiWon. Entrecerró los ojos desconfiado al ver dos rostros nuevos y al no captar ningún olor de ellos. Alguien tendría que decirle que uno era un brujo y el otro el semi demonio vinculado a su hijo, pero ese no sería yo.

TaeIl guiaba hacia la habitación de DongHyuck. La puerta era marrón claro con algunas hojas de diferentes tamaños pegadas. Una decoración curiosa que le hacía justicia a su personalidad.

El señor Lee abrió la puerta y pasó primero, posándose al lado de su esposa. Todos entramos a la espaciosa habitación, algunos yendo cerca a la cama y otros (como yo) quedándonos cerca a la entrada.

El cuarto estaba pintado de un color amarillo, no tan claro como para pasar desapercibido pero tampoco fuerte como para dejarte ciego. Entraba bastante luz solar por el gran ventanal que cubría casi toda una pared. Estaba muy ordenada, cada cosa parecía limpia y en su lugar correspondiente. Habían unos cuantos muebles y un gran escritorio con libros y cuadernos encima. Al centro de todo había una gran cama de edredón y sábanas rojas, y en el centro estaba él.

No había rastro alguno del chico que vi en la fiesta. Su cabello anaranjado estaba despeinado y seco, su piel morena había perdido el brillo y parecía reseca y más pálida, incluso lucía mucho más delgado. Todo eso en tan solo tres días.

—Haechan... —susurró TaeIl con los ojos y labios abiertos, apretando con fuerza el brazo de Johnny.

SiWon se acercó a él y se apoyó en la cabecera de la cama. Pude verlo dudar entre acariciar su cabello o no tocarlo para nada, al final se decidió por la segunda.

—Hola, DongHyuck. —sonrió leve con los ojos del omega en él— ¿Cómo te sientes?

DongHyuck asintió sin fuerzas y apartó la mirada, esta vez pasándola por cada uno de nuestros rostros. Me tensé al verlo llegar cada vez más cerca a Mark, temiendo una mala reacción al reconocerlo.

Cuando llegó a él, nada pasó. Sus ojos se abrieron un poco y un atisbo de miedo y enojo cruzó por su rostro, pero no hubo ni un solo grito o golpe. Se quedó mirándolo detenidamente, como repasando cada detalle de su cara.

—T-Tú... —habló con voz ronca, notándose que era su primera palabra en mucho tiempo.

—Hola. —murmuró Mark detrás mío, casi escondiéndose de la intensa mirada del menor.

De repente, DongHyuck cerró los ojos con fuerza y se agarró la cabeza, incrustando sus uñas en el cuero cabelludo y soltando un quejido de dolor.

Kun y sus padres se acercaron a él inmediatamente. Los mayores hablándole para intentar calmarlo y el brujo analizándolo más de cerca.

—Mark. —llamó mirando al pelinegro que seguía escondido tras de mí— Ven, por favor.

El aludido asintió y se acercó con pasos vacilantes pero rápidos, intuyendo que su presencia realmente era necesaria.

Como por arte de magia, los quejidos de DongHyuck pararon justo cuando el pelinegro llegó a su lado. Kun les hizo una seña a los mayores para que se aparten y les dejen algo de espacio. Ellos aceptaron algo reticentes, pero se alejaron unos pasos.

DongHyuck miró a Mark directamente a los ojos, aún con las manos en la cabeza pero ya sin presionarla. El pelinegro también lo miraba pero con algo de temor y preocupación. De pronto, una de las manos del menor se extendió y tocó la pálida mejilla del mayor. Su tacto fue suave, con las justas rozándolo, casi como si fuese algo desconocido para él. Mark llevó una de sus manos a las del moreno y la tomó entre la suya, dejando que ambas descansaran en su mejilla.

—N-No lo entiendo. —susurró DongHyuck aún con los ojos posados en el mayor— Te odio, de verdad que lo hago, te detesto tanto que llega a doler. —habló lentamente, trabándose en algunas palabras— P-Pero hay una parte de mí que te quiere cerca, y es ella la que se resiente y duele cuando te apartas. —siguió contando con lágrimas bajando de sus ojos y dejando un rastro hasta su cuello, perdiéndose en su pecho cubierto— ¿Qué me has hecho?

—Lo siento. —esta vez habló Mark— Lo siento tanto yo... —tomó una respiración antes de seguir— ...y-yo no quería que esto pasara, no lo sabía.

—Te ayudé. —murmuró entre dientes, con la furia desfilando de cada una de sus palabras pero los ojos seguían serenos sobre el contrario— Confié en ti.

—Lo lamento. —soltó con voz ahogada sobando su rostro contra la mano del menor— En serio, no sabes cuánto.

DongHyuck parecía luchar consigo mismo, su mirada brillando en odio puro y un segundo después en preocupación. Subió otra de sus manos para acariciar la otra mejilla de Mark, sus dedos largos temblando sutilmente entre algo que podría ser tan banal como el frío o una emoción arrolladora.

—Vamos. —volteé hacia la voz y vi a SiWon cerca a la puerta, con TaeIl y Johnny ya afuera— Hay que dejarlos solos.

Asentí y salí del cuarto con el corazón en la garganta. Todo había sido tan intenso, las miradas, el contacto, los olores. DongHyuck ya no parecía una sola persona, era como si su corazón se hubiese dividido en dos, una parte aborreciendo a Mark y deseándolo lo más lejos posible de él, y la otra rogándole por mantenerlo tan cerca como se pueda. Estaba sufriendo. Él nunca lloraba, nunca, ni una sola lágrima, pero ahora lo hizo y a mares. Ya no era el niño alegre e inocente que conocíamos, parecía haber envejecido y haber pasado por mil y un tormentos.

Nos sentamos en la sala de la casa, ninguno era capaz de decir una sola palabra después de lo que presenciamos. Éramos una manada después de todo, el dolor de uno de convertía en el de todos. Más cuando el que sufría era alguien tan cercano, con el que no solo compartíamos un lazo familiar y natural, sino también uno de amistad que formamos nosotros mismos.

—Voy a salir un rato. —avisó SiWon parándose del sofá y sacudiendo sus pantalones— Cualquier cosa me llaman, estoy en el auto.

Asentimos aún incapaces de hablar. El mayor soltó un suspiro y salió de la casa cerrando la puerta con cuidado tras de él.

De nuevo el ambiente se llenó de un silencio sepulcral por el que no había pasado desde hace años, o incluso por el que no había pasado nunca. Sentía una presión horrible en el pecho, una que me complicaba el respirar y que me obstruía la garganta. Sabía que los demás estaban igual, lo sentía.

—Voy a tomar algo. —Johnny se paró y apartó la mirada del suelo— ¿Quieren algo?

—Agua. —dije rápidamente casi sin dejarlo terminar— Solo agua.

—Está bien.

Dejó una caricia en la nuca de TaeIl y se fue hacia la cocina para servirnos un vaso de agua y de seguro prepararse un café. Uno bien cargado, como esos que tomaba cuando ocurría un problema en el instituto y se estresaba.

Miré a TaeIl y él también me miraba a mí. Estuvimos así unos segundos, solo comunicándonos con los ojos e intentando adivinar lo que el otro quería decir.

—Se siente culpable.

—¿Uh? —pregunté porque no lograba captar lo que decía.

—Johnny, se culpa de lo que le pasó a Hyuck. —dijo enterrando su cabeza en sus manos y jalando un poco algunos mechones de cabello.

—No fue su culpa. —fruncí el ceño ante la idea— ¿Cómo iba a saber lo que pasaría?

—Eso le he dicho y no lo quiere aceptar. —siguió presionando sus sienes— Pero en parte tiene razón. —alzó la mirada con los ojos arrepentidos y negando bruscamente con las manos y cabeza— No lo digo por él, sino por algo que dijo. —golpeó un poco su frente y sobó su entrecejo— No debimos dejarlo solo en ningún momento.

—Yo estaba con él. —recordé sintiendo la culpa llegarme como un balde de agua fría— Si alguien tiene la culpa de algo fui yo al dejarlo ir.

—Cuidabas de JaeMin y de él, apuesto que también del vampirito. —el nudo en mi garganta se aflojó un poco al recordar al tierno vampiro que se quedó con nosotros— Veías por varias personas a la vez, tratando de calmarlas incluso sintiéndote intranquilo tú mismo.

—No es culpa de nadie.

Volteamos para ver a Kun bajando por las escaleras. Sobaba su cuello y cerró los ojos al escucharlo tronar.

—Yo vi que algo iba a pasar. —siguió diciendo caminando hacia nosotros— No reconocí el color anaranjado en el cabello de DongHyuck hasta que fue demasiado tarde. Y aún así sé que no fue mi culpa. —se sentó en uno de los brazos del sillón y continuó— El destino tiene sus mañas, si algo tiene que pasar, pasará. No podemos impedirlo, solo lidiar con las consecuencias y saber afrontarlas.

—No me gusta eso de no poder impedir los problemas. —Johnny regresó con dos vasos con agua, extendiéndole uno a TaeIl y otro a mí. Se lo pasé a Kun, sintiendo que lo necesitaba más que yo.

—No podemos adivinar lo que va a pasar por más que queramos. Los problemas nos hacen más fuertes y nos preparan para el siguiente.

—Es como si nunca terminaran. —dijo TaeIl luego de haber bebido todo el vaso de una— Salimos de uno y llega otro, a veces siento que quien sea que controle el destino solo quiere vernos sufrir.

—No lo sé. —limpió su boca después de haber bebido la mitad del vaso y me ofreció lo que quedaba, acepté— Pero de lo que estoy seguro es que no tienen por qué sentirse responsable de lo que pasó. DongHyuck no los odia, es más, me pidió que les diga que suban.

Me ahogué con el agua que estaba tomando y tuve que elevar los brazos para calmar la tos.

—¿Y recién nos lo dices? —Johnny bufó antes de ir a las escaleras.

—Debían calmarse antes de entrar con él, no le convendría estar rodeado de emociones negativas.

TaeIl le sonrió y agradeció por la pequeña charla antes de subir también.

Esperé hasta que llegó a la mitad de los escalones para hablar.

—¿Qué tal está? —pregunté en voz baja para evitar que me puedan escuchar.

—¿Quieres la cruda verdad o la mentira bonita?

—La verdad.

—Bueno, uhm. —dudó un poco y se tomó un segundo para ordenar sus palabras— Es una situación complicada, nadie podría salir de esta en unos cuantos días, tardará algo de tiempo en sanar. —dirigió la vista hacia el segundo piso, concretamente a la habitación de DongHyuck— Pero él lo está llevando bastante bien. No parece tener un trauma, al menos no uno grave, pero igual hay que mantenerlo vigilado. Me escuchó con atención y captó todo rápidamente.

—¿Y que decidió? —esa era la pregunta que todos querían saber pero nadie se atrevía a soltar.

—No se va a alejar de Mark. Sabe que no le conviene y que, por ahora, tendrá que aceptar su condición hasta que pueda controlarla.

—Gracias. —empecé a decir— Por todo. Por venir tan de prisa y por ayudarlo.

Sonrió mostrando sus hoyuelos y le devolví el gesto antes de subir a la habitación de DongHyuck, preparándome mentalmente para lo que sea que me espere dentro.

Al abrir la puerta vi cualquier cosa menos lo que esperaba. Johnny estaba al lado derecho de la cama junto a TaeIl, sobando con cariño la cabeza de DongHyuck mientras este comía una tableta de chocolate. Mark se encontraba del lado opuesto, es decir al izquierdo, y solo observaba todo con una pequeña sonrisa en los labios. Era una imagen preciosa.

—¡WinWin! —me llamó DongHyuck al notar mi presencia— Necesito tu ayuda.

—¿Con qué? —caminé hasta quedar junto a Mark, apoyándome contra el colchón.

—Quiero volver al castaño, mi cabello está horrible y no quiero teñirlo desde la raíz para no dañarlo más. —cogió un mechón y lo restregó entre sus dedos, haciendo una mueca al notar la sequedad y opacidad.

—Pero no tengo el tinte acá.

—Lo compré hace unas semanas por si el anaranjado iba mal, así que no hay problema.

Asentí y fui a su cómoda para buscar una liguilla con la que pueda sujetar mi cabello y no mancharlo en el proceso. A mis espaldas escuché los aplausos emocionados de DongHyuck y los regaños de su madre sobre lo seguido que se estaba pintando el cabello. Sonreí al notar que las cosas ya no estaban tan tensas como antes. Mark seguía viéndose incómodo y fuera de lugar al estar rodeado de desconocidos que no lo terminaban de aceptar, pero sabía que, con el tiempo, todos se llegarían a la misma conclusión que yo. Mark no había tenido la culpa, su arrepentimiento era verdadero y por alguna razón no sabía controlar su naturaleza no-humana. Tendría que aprender a aceptarla y dominarla, tal vez recibiendo ayuda de los otros dos, JaeHyun y Ten, que aunque no son de fiar sí que parecen conocerse a sí mismos. El pelinegro era solo un chico perdido, y nosotros teníamos una debilidad por ellos.











SiCheng ya tiene su capítulo yey. Fue un tanto más centrado en el MarkHyuck que en otra cosa, pero era necesario para el avance de la historia.

Este capítulo lo acabé en un día, las ideas me llegaron de la nada y me la pasé toda la tarde escribiendo. Me gusto el resultado, ya pasamos la barrera de Hyuck inconsciente. Ahora nos quedan otras muchas más.

MAKE A WISH SOTY. NO PUEDO QUITARME LA CANCIÓN DE LA CABEZA. Also, cuando vi que llegó a los 25M lloré y me sentí re orgullosa de NCTzen. 😭😭😭

Espero les haya gustado. Tomen agua, coman bien y hagan lo que les gusta. Nos vemos en una semana. 💖

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