Polvo de Estrellas || Complet...

By zuzu_27k

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[Libro 1] "Él la miró, sabiendo con certeza que se estaba enamorando. Él la acercó y a beso bajo una manta de... More

Prólogo.
1. La chica problemas
2. ¿Citas?
4. Matar
5. ¿Asesinato o Accidente?
6. ¿Cariño?
7. ¡15 de septiembre!
8. Las estrellas
9. Pinche gritona que eres.
10. El club.
11. Caos total.
12. Cumpleaños
13. ¿Puedo enamorarme de nuevo?
14. ¿Por que acepte?
15. ¿Es neta?
16. Navidad
17. Accidente Parte 1.
17. Accidente Parte 2.
18. Ben.
19. Ángel. (tema delicado)
20. My Blood.
21. Wherever You Are.
22. This is true?
23. La familia, los amigos y el amor.
24. ¿Fuckboy?
25. Amanecer con ella.
26. ¡Acepto!
27. Una carretera, dos corazones latiendo.
28. Todo lo que somos.
29. Las palabras importantes son acciones no actuaciones.
30. ¿Otra vez tú?
31. Una pluma y un papel.
💜💜Feliz día mujer💜💜
32. Tal Vez
33. Vacaciones.
34. Tentations d'amour et de sexe.
35. D'amour.
36. Nuevo Despertar.
37. Algo más que amistad.
38. El corazón habla.
39. Un misterio Efímero
40. "Todo lo que fuimos"
41. Son pocas razones para estar aquí
Epílogo
Agradecimientos.
⚠️Aviso⚠️
Llevarte a las estrellas otra vez.

3. ¡¡¿Favores?!!

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By zuzu_27k

¡¡¿Favores?!!

Dara.

De una cosa estoy segura, necesito empezar a ahorrar para comprarme un auto, todos los lunes es lo mismo, Bruno y Mariana entran más temprano que yo a clases y tengo que venir sola a la escuela lo cual es agotador.

—¡Dara! —cierro los ojos al reconocer esa voz gruesa y varonil, doy la vuelta lentamente y veo a Dante y Alex, subiendo a toda velocidad las escaleras de dos en dos para alcanzarme. —Necesito tu ayuda. —la voz de Dante está demasiado agitada, toma aire y vuelve a hablar.

—Ayer. —se detiene, está demasiado sofocado, bajo un escalón, para sobarle la espalda, aunque sé que no servirá de mucho.

—¡Respira! —ordeno, y le enseño como.

—Ayer en la tarde, fuimos los tres a acompañar a Charlie a comprar el celular. —señala a Alex, que seguía recuperándose, creo que habían estado corriendo mucho, Alex forzadamente me saluda y me entrega una bolsa de regalo y vuelvo a escuchar de nuevo la voz de Dante: —Entonces él se fue a la cita con Samary.

—Espera, enviaste a Charlie a la cita que tanto me costó conseguir. —alarde sarcásticamente, frunció el ceño.

—Déjame terminar. —guarde silencio, creo que mi comentario no le gusto ni a el ni a Alex.

—En la mañana su abuelo me llamo, no regreso a casa y pensó que estaba con nosotros; le dijimos que si para no alterarlo, pero no sabemos nada de él y no nos contesta. —comenta preocupado.

—Y como tú eres amiga de Sam pensamos que sabrías donde vive ella o algo así.

—No sé nada. —ambos mascullan algo en otro idioma que no reconozco. —Pero en la dirección debe de estar su archivo y ahí su dirección. —comento.

—Esa información es privada ni a nosotros nos la dan. —dice Dante, y se pasa las manos por su quijada mirando hacia el cerro de la silla, como si estuviera pensando.

—A menos que. —solloza Alex, nos pide que guardemos silencio antes de que dijéramos algo, de su bolsillo de sus jeans color negro saca su celular y comienza a teclear algo y se lo coloca en la oreja.

—Hola. —dice el alegremente y pone en altavoz la llamada, la voz dulce de una mujer se hace escuchar. —Dayana, necesito que me investigues el archivo de una alumna.

—Umhh. —murmura en forma de queja. —Pero necesitare algo a cambio. —exige seductoramente.

—¿Qué? —le contesta Alex severo y frio, no lo había escuchado así antes.

—Una cita con tu primo Dante. —pide, y yo abro los ojos sorprendida, no sabía que Alex y Dante eran primos.

—Está bien. —se logran escuchar el sonido de teclas.

—¿Nombre de la alumna? —pregunta, Alex me mira a mi esperando que la respuesta salga de mi boca y así sucede.

—Samary Belman.

—¿Qué necesitas saber?

—Dirección. —contesta rápidamente Alex, y así de rápida también lo es la chica.

—Calle lago de Chapala número 52.

—Okay, Dante te marcara. —Alex, cuelga y Dante está furioso.

—Es increíble que me tengas que prostituir para conseguir lo que quieres.

—Pues sí, tu metiste a Charlie en esto.

—¿Por qué se preocupan tanto por él?

—Tenías que ser foránea, su abuelo fue presidente de Monterrey, su padre es candidato a alcalde de San Pedro, es un blanco para cualquier cartel o secuestrador. —empiezan a bajar los escalones y los voy siguiendo.

—Si es tan importante porque no trae guardias de seguridad.

—No le gustan, ¿Y porque nos sigues?

—Charlie es mi amigo, y Samary también, yo metí a Sam en esto y si le pasa algo jamás me lo perdonaría.

—Okay, síguenos, son 6 minutos de viaje. —Caminamos hacia el estacionamiento donde un Lamborghini color naranja (chingame la vista), estaba en el lugar privado especial para el director y su familia, cuando Alex entro adentro del vehículo me di cuenta que solo eran dos asientos.

—Supongo que te tendré que llevarte en mis piernas. — susurra Dante en mi oído

Esto no estaba pasando, no quería eso, pero tampoco era momento de discutir, Dante entro primero al auto, y me senté sobre sus musculosas piernas, pero el actuó como si nada, algo normal llevar a alguien entre sus piernas. 

—Al rato te pasare el nombre de la secretaria con quien tendrás la cita. —masculla Alex, Dante solo suelta un bufido.

—Deja de quejarte, te lo mereces, espero que la secretaria sea vieja eh. 

—Tiene 28 años. —añade Alex.

—Asalta cunas la chica. —Pensé en voz alta, me llevé la mano a la boca como si eso cambiara el hecho de lo que dije.

—Tranquila, a Dante solo le gustas tú y le gustaras tú. —mis mejillas se pusieron coloradas ante el comentario de Alex, mire por encima del hombro a Dante que igual estaba algo apenado, le soltó un codazo a Alex y este se soltó en risa, al ver que ambos estábamos hechos unos tomates.

Habíamos dejado de ver grandes edificios a ver pequeñas casas, habíamos llegado a la calle, pero no encontrábamos el numero 52 de la casa de Samary, hasta que vimos un Audi color plata; acaso estos chicos cagan dinero o como es que les alcanza para comprar cosas así, desde que llegue a Monterrey es super normal ver este tipo de autos en las calles, casi como ver un Nissan en la ciudad de Xalapa.

Alex, estaciono el auto a un lado del de Charlie, nos aproximamos a la casa que estaba enfrente, la puerta estaba entre abierta y pensé lo peor, a mi mente llegaron imágenes de ambos muertos.

Dante me coloco atrás de él, y abrió la puerta sigilosamente, señalo arriba y subí las escaleras, a Alex le señalo la sala, creo que no es la primera vez que tienen que buscarse entre ellos, Dante sube las escaleras conmigo, y cada vez que abríamos la puerta de un cuarto se me hacía pequeño el estómago y mi corazón latía con más intensidad, era la última puerta, Dante la abre, y ahí estaban los dos tapados con una sábana, se veían las piernas desnudas de Samary.

Y me enojé pero me sentí bien el hecho de que estuvieran bien.

—Tanto susto, para que el estuviera bien. —masculle.

Agarre el pantalón que estaba en el suelo y se lo lance a Charlie a la cara, lo que provocó que diera un giro y cayese de la cama, cuando se levantó vi su cuerpo completamente desnudo, lo cual hizo provocar que me asustara por lo que estaba viendo. No quiero decir que tenia mal físico. No, todo lo contrario.

Alex apareció miro la escena y se hecho a reír. Era la primera vez que lo veía reír bueno carcajearse, tenia hoyuelos y hasta creo que pude ver un poco de luz en sus bellos ojos; Sam se despertó y se cubrió con las sabanas.

—Tranquila, acaso no te gusta lo que ves? ¿A todas las mujeres les gusta?

Me dijo Charlie sínicamente, no me moleste en voltear a verlo. —Pues a mi no. 

—¿A no eres mujer? 

Pregunta en un tono burlón. —No, digo si. 

Creo que me puse roja por estar en esa situación. Dante y Alex se echaron a reír, yo me cubrí los ojos, salí de la habitación, como pude. Me dirigí hacia la cocina donde después de un rato Dante y Alex me hicieron compañía.

—¿Estas bien? —pregunto Dante mientras revisaba en refrigerador.

—Si, solo que fue incómodo.

—Tengo hambre. —murmura Dante.

—No hemos comido nada, desde que nos llamó su abuelo salimos de casa. —me hace saber Alex y da un sorbo de leche.

—Ahh, supongo que Sam debe de tener un poco de cereal. —me pongo a buscar entre su alacena y encuentro Cereal. —Coman. —les digo mientras les doy un plato a cada uno.

—Pensé que cocinarías.

—Que exigente eh, no me apetece prepararte comida Dante.

—¿Y a mí? —pregunta Alex con carita de perro regañado.

—Tampoco. —le sonrió, y me sirvo un vaso de leche.

Al final, acompañe a los dos a desayunar, esperamos unos minutos a que Charlie y Sam, bajaran. Charlie actuaba como si nada hubiese pasado, en cambio Sam, tenia una cara de vergüenza. 

*****

En el almuerzo, Sam nos dio detalles sobre su noche "romántica" con Charlie. 

—¿Te acostaste con Charlie? ¡Te acostaste con un García! —pregunto fuertemente sorprendida Mariana, Samary asintió con una cara de felicidad, como si acostarse con alguien fuese algo de que alegrarse.

—Pero ya no volverá a pasar. —gimoteo Sam y la sonrisa se borro de su rostro. 

—¿Por? —pregunto Mariana mientras se metía a la boca un pedazo de Pizza.

—Así son ellos, se acuestan solo una vez con alguien.

Parecía triste, y me dio tristeza verla así, ella le había entregado algo especial a él, mientras que el solo lo vio como una rutina, alguien más que agrego a su lista.

—¿Te gusta Charlie? —pregunte y Samary asintió.

—Es un chico demasiado lindo, y me gustaría conocerlo más, pero no creo que me vuelva hablar.

—Samary, eres demasiado linda para estar con una persona como el, no quiero decir que Charlie sea feo, no, pero piénsalo en un mujeriego, y no creo que esa calentura se le pase de un día a otro.

—En eso Dara tiene toda la razón. —señala Mariana mirando su celular, Samary me regalo una sonrisa fingida. —¡Chiss! Se me hace tarde para mi siguiente clase.

Mariana toma sus cosas y sale corriendo hacia el edificio de su salón, para nuestra suerte nuestro edificio quedaba cerca de donde estábamos.

*****

Me despedí de Mariana, Samary y dejé que Bruno me llevara a mi nuevo trabajo. Del cual me costó trabajo encontrar ya que no había ninguno que se acoplara a mi horario escolar.

—¡Suerte! —me deseo Mariana y Samary.

Durante el transcurso del viaje Bruno y yo hablamos de su futuro intercambio a Alemania, lo cual me dolía un poco, era mi único amigo hombre y tenerlo lejos era algo horrible, tenerlo lejos en otro estado era una cosa, pero tenerlo al otro lado del océano es un cambio radical.

Llegue a mi trabajo, para mi mala suerte mi uniforme era demasiado grande pero la gerente me dio permiso de ocupar la misma ropa que llevaba puesta, mi blusa blanca y mis vaqueros azul celeste.

El turno estuvo muy calmado, pensé que sería más estresante ya que como es la tarde, pero no fue así.

Ya eran las diez de la noche, y mi turno terminaba a esa hora, y mi mala suerte iba en aumento, la llovizna me acompaño hasta la parada de autobús fue ahí donde la lluvia se hizo más fuerte, y los taxis desaparecieron, mis dudas si pasaría el autobús entraron en mí, y no tenía datos para marcarle a Bruno para que viniera por mí.

Un lamborghini veneno color mate negro se detuvo, y me invadió el miedo, el dueño bajo los cristales y pude ver una cara conocida. Jamás me había sentido tan feliz de verlo.

—¡Súbete! —me ordeno gritando para que lo pudiera escuchar a través de la fuerte lluvia.

—No. —dije, aunque la verdad quería decir si, pero una parte de mi le gustaba llevarle la contraria.

—¿Quieres quedarte aquí?

Mire a mi alrededor no había nada, la calle estaba sola, y estaba empapada de los pies a la cabeza.

—¡Esta bien! —camine hacia la otra puerta, una vez adentro la mirada de Dante no se apartaba de mí. —¿Soy o me parezco?

—No, solo que no me gusta verte así.

—¿Así cómo?

—Toda mojada, y con ropa transparentosa.

Me miro mi blusa, y veo que todo se me transparenta, incluido el bra de color blanco, me cubrí rápidamente con los brazos.

—Ten. —se saca la sudadera por encima de la cabeza y en el acto se le sube un poco de playera que dejaba a la vista sus abdominales. —No me gusta verte así.

Tomé la sudadera y sentí ese calor que me hacía falta. —¡Gracias! —susurre él me sonrió y emprendió el viaje a mi casa, ya me había olvidado de la adrenalina que se sentía estar en un auto así. Era como cuando te subías a la montaña rusa y me sentía bien. Ni Dante y yo nos dirigimos palabra alguna, hasta que llegamos al edificio donde vivo.

—Ahora me debes dos favores. —dijo de manera juguetona.

—¿Es enserio Dante?

—Si, señorita. —me paso hacia atrás un mechón de pelo mojado de mi rostro.

—Los favores no se pagan, ahí dejan de ser favores.

—Ummm, es aburrido hacer las cosas, sin obtener nada a cambio. 

—¿Me puedes regresar a la parada de autobús?

—No. —me contesta fríamente, ladeo mi cabeza un poco y resoplo. 

—¿Qué quieres entonces?

—Que mañana me permitas llevarte a la escuela.

—No. —dije bruscamente, tratando de salir del auto, aunque fue inútil.

—Tanto te cuesta mirarme a los ojos.

—Si.

—¿Por qué disfrutas pelear conmigo? —pregunto, no sabía que contestarle así que le respondí con otra pregunta:

—¿Por qué tanto interés en mí?

—Porque me gustas. —contesto con voz firme; solté una sonrisa burlona. —Me gustas acaso no lo entiendes. —repite.

—Solo lo dices porque no caí en tus redes la primera vez, por eso sientes eso.

—¡Ya veo! —me volteo hacia él, tiene su mirada en la calle, la curiosidad me mata. 

—¿Qué ves? —pregunte con curiosidad.

—Que tienes miedo a enamorarte de mí.

Rio a carcajadas en mi interior. 

—No, Dante, estas mal. 

—¿Así porque? 

Se acerca a mi, invadiendo mi espacio personal. Pongo mi mano en su pecho, que esta durísimo por cierto y lo alejo de mi. Y le contesto: —Porque no te daré oportunidad.

—O sea que tengo posibilidades de conquistar tu corazón.

Dante era atractivo y cada vez que estaba con él, hacía que me pusiera enojada, pero también desprendía otras emociones que no sentía desde Kristoz.

—Yo nunca dije eso, solo que por un capricho tuyo no dejare que me rompas el corazón.

—Quién sabe, capaz y tú me lo rompas a mi. 

Nos quedamos mirando unos segundos, el silencio fue incomodo. Al no obtener respuesta mía el hablo nuevamente. —Entonces ¿Aceptas o no?

—Pero prometes llegar temprano. —dije con voz amenazadora.

—Y tu prometes no irte, porque si te vas me deberás el triple de favores.

—Okay, me puedo ir ¿ya?.

—Si, y no te preocupes por la sudadera.

—Mañana te la llevo limpia.

—No, quédatela, siempre eh querido regalar una sudadera a una chica que quiero.

—Que gracioso. —dije haciendo muecas con la cara, él sonrió y pude ver sus facciones atractivas, sus hoyuelos, sus ojos color café.

Bajé del coche, y corrí hacia la puerta del edificio, la lluvia seguía menos intensa, pero seguía. Me detuve antes de entrar di media vuelta. Dante seguía ahí saco su mano por la ventanilla y con un movimiento de adiós.

Llegue a mi piso, ninguno de mis amigos estaban en casa lo cual se me hizo demasiado extraño, entre a mi habitación, donde me saque mi ropa totalmente empapada, y la sudadera de Dante que olía a él, un aroma muy sexy y único.

Me metí a bañar, era una maravilla el agua caliente en mi cuerpo, y me sentí aliviada por primera vez era jueves y no tenía tarea, ninguna preocupación.

Me puse mi pijama que era de tela estilo tartán, y me recosté en mi cama, había puesto mis apuntes cerca del ventilador para que se secaran por suerte no se mojaron demasiado, revise el fondo de mi mochila había una bolsa de plástico y adentro una bolsa de regalo, y me acorde del celular.

Abrí las bolsas de regalo que estaba seca, y ante mis ojos apareció un celular que era el más reciente de Apple que en mi vida podría costear, era de color dorado, y venia con todos los accesorios, funda, mica, y audífonos inalámbricos. 

Había algo mas en la caja.

Espero y con esto puedas perdonar a este ciego, que por ciego así le quita una de las bellezas al mundo. 

Ni se te ocurra devolvérmelo, o me mato

Charlie. 

Eso era demasiado, me hubiera conformado con un Samsung, o no se otro que no fuera tan caro y todo. 

Quisiera ir a su casa y dejárselo pero no se donde vive. 

Encendí el teléfono, me fui directo a contactos donde solo había tres. 

El amor de tus días Alex.

El amor de tu universidad Charlie.

El amor de tu vida Dante.

No pude evitar reírme y editar los contactos, no pasaron ni cinco minutos y un WhatsApp apareció.

Dante: ¿Mañana a qué hora?

7:00 AM

¿Prometes no irte?.

Ya te lo prometí, no rompo promesas.

Bueno, sueña conmigo.

No, gracias verte a diario ya es una pesadilla.

Feos modos los tuyos.

Solté una risita, apagué el celular, no quería seguir charlando, solo deseaba dormir, que mi cuerpo descansara después de este bendito día. 

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